Así afecta al cerebro del adolescente la consulta frecuente de las redes sociales

Un nuevo estudio publicado en ‘JAMA Pediatrics’ muestra que esta actividad puede modificar, con el tiempo, la sensibilidad de los más jóvenes a los estímulos sociales de recompensa y castigo

Analizar y comprobar la influencia que ejercen las redes sociales en la vida cotidiana de los adolescentes, con especial interés en los efectos sobre la salud y muy especialmente sobre su salud mental, es un aspecto del que ya se han preocupado y ocupado numerosos equipos de investigación en los últimos años.

Nuevos datos indican que verificar con frecuencia y a diario las redes sociales -Facebook, Instagram y Snapchat, entre otros-, en la adolescencia temprana, entre los 12 y 13 años, podría estar asociado a cambios en la sensibilidad del cerebro en lo que a recompensas y castigos sociales se refiere.

Esta relación se desprende de un trabajo longitudinal que publica JAMA Pediatrics en el que se ha analizado la asociación de comportamientos habituales de verificación en las redes sociales con el desarrollo funcional del cerebro y en el que han participado 169 estudiantes de sexto y séptimo grado cuyas edades oscilan entre los 12 y 13 años.

Refuerzo y castigo de las redes

Los preadolescentes fueron estudiados mediante resonancia magnética funcional a través de las cual se analizó la respuesta de diferentes regiones cerebrales ante situaciones de refuerzo o castigo a las que se enfrentan los jóvenes cuando consultan las redes sociales.

Según Eva Telzer, principal autora del estudio, coordinado por Maria Maza, ambas de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, Estados Unidos, los datos sugieren que los comportamientos de verificación de las redes sociales en la adolescencia temprana pueden estar asociados con cambios en la sensibilidad del cerebro frente a las recompensas y castigos sociales.

Sin embargo, la autora subraya que «se necesita más investigación que examine las asociaciones a largo plazo entre el uso de las redes sociales, el desarrollo neuronal de los adolescentes y el ajuste psicológico para comprender los efectos de una influencia omnipresente en el desarrollo de los adolescentes de hoy».

Según Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona, se trata de un estudio longitudinal que explora cómo diferentes frecuencias de consultas diarias en redes sociales pueden modificar, con el tiempo, la sensibilidad social de los adolescentes jóvenes a los estímulos sociales de recompensa y castigo.

«Los resultados muestran que, efectivamente, tal y como se observa en los cambios de activación de diferentes regiones cerebrales, particularmente la corteza prefrontal o la amígdala, la actividad de los jóvenes en las redes sociales puede cambiar su sensibilidad social con el tiempo», señala a SMC España.

No obstante, y aunque considera que el estudio es metodológicamente correcto, «las conclusiones necesitarían probablemente un mayor número de sujetos experimentales para poder generalizarse, especialmente por las variaciones que se observan según la frecuencia de consultas que los sujetos tienen en Internet».

Ejercicio contra la depresión en los más jóvenes

Por otra parte y sin perder de vista a niños y adolescentes, otro trabajo, publicado también en JAMA Pediatrics, indica los beneficios que aporta el ejercicio físico en este grupo de población para aliviar sus síntomas depresivos.

Se trata de un nuevo estudio que refuerza la consideración de que la actividad física puede ser un factor importante en la promoción de la salud mental en niños, pero también en adultos.

«Las intervenciones de actividad física se asociaron con reducciones significativas de los síntomas depresivos en niños, niñas y adolescentes en comparación con una condición de control. Los mayores descensos de estos síntomas se registraron en mayores de 13 años», indica Parco M. Siu, de la Escuela de Salud Pública de Universidad de Hong Kong, en China, y autor principal del artículo, en referencia a esta revisión sistemática y metaanálisis que ha incluido 21 estudios con 2.400 participantes.

Tomado de www.elmundo.es

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