Científicos e inventores españoles que cambiaron el mundo y fueron borrados por la Leyenda Negra (III)
9.º Los 50 inventos de Ayanz y Beaumont
El navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont fue un inventor, ingeniero, científico, administrador de minas, comendador, regidor, gobernador, militar, pintor, cantante y compositor de música del siglo XVI que patentó medio centenar de inventos. Entre sus innovaciones figuran métodos metalúrgicos, balanzas de precisión, equipos para bucear, hornos, destiladores, sifones, instrumentos para medidas de rendimiento en máquinas, molinos hidráulicos y eólicos, molienda por rodillos metálicos, presas de arco y bóvedas, bombas hidráulicas de husillo y para achique de barcos, eyectores y máquinas de vapor. Muchas de estas invenciones se adelantaron un siglo a las que se desarrollarían en Inglaterra durante la Revolución Industrial.
10.º Hugo de Omarique y el elogio de Newton
Antonio Hugo de Omerique fue un matemático gaditano completamente olvidado que nació en el siglo XVII. Se sabe que escribió un tratado de aritmética y dos de geometría que no llegaron a publicarse y que se perdieron. No así su «Analysis geométrico», muy difundido en Europa y que Isaac Newton elogió en los mejores términos. Omerique presentó en esta obra un nuevo método para la resolución de problemas geométricos, usando y desarrollando las proporcionales, algo revolucionario para la época. Que su obra llegara hasta Inglaterra da fe de que la España de la época estaba totalmente conectada a Europa.
11.º Celestino Mutis: la corteza jesuita
José Celestino Mutis y Bosio consagró su vida a la medicina, a la geografía, a la difusión de las ciencias útiles, a la Ilustración y al estudio de la flora y la fauna de Nueva Granada. La mayor aportación a la ciencia terapéutica de este sacerdote se centró en el estudio de los aspectos botánicos, agrícolas, comerciales y médicos de la exótica droga llamada «quina» o «cascarilla». Este «oro verde», que se extraía de la corteza de una especie de árbol originario de América del Sur en la selva lluviosa de Amazonia, fue introducido en Europa por los jesuitas ya en el siglo XVII como poderoso febrífugo, del que se dijo que «fue para la medicina lo que la pólvora para la guerra».
El empleo de la quina para combatir el paludismo, fiebres tercianas y otras enfermedades similares puso en cuestión las teorías medievales de que las enfermedades frías había que combatirlas con sustancias calientes, y viceversa. Gracias a los usos hallados por Mutis, la Real Botica española se convirtió en el centro receptor de estas corachas de esta planta (considerada demoníaca por el mundo protestante) y, con ello, llegó a convertirse en uno de los templos científicos más importantes de Europa. El Colegio de Cirugía que desarrolló, en base a un plan de estudios de la medicina moderna, se copió en el extranjero y se exportó por todo el mundo.
12.º Jorge Juan: el hombre que midió la tierra
El militar y científico Jorge Juan fue el primero en medir la longitud del meridiano terrestre en una expedición naval realizada entre 1736 y 1744. Protegido por el Marqués de Ensenada, que le envió como espía Inglaterra a conocer las técnicas de construcción naval de este país, Jorge Juan fue recompensado por esta tarea con el nombramiento en 1752 de Director de la Academia de Guardias Marinas de Cádiz. Allí experimentó él mismo en la construcción naval con resultados, basados en cálculos matemáticos, que impresionaron a los ingleses.
Desgraciadamente, con la caída de Ensenada las técnicas de Jorge Juan serían desechadas en favor del tipo de construcción naval francesa, más atrasado pero defendida por los sustitutos de Ensenada. El conocido como «el Sabio español» en el extranjero elaboró en sus últimos años de vida un plan para una expedición que calculara el paralaje del Sol, es decir, la medición exacta de su distancia a la Tierra.
Tomado de www.abc.es