DEBATE 76: Madres asfixiantes
No tengo inconveniente en volver a escribir sobre esas madres que asfixian a sus hijos, no les dejan solos ni al sol ni a la sombra aunque ya sean adultos. Siendo la familia fuente de bienestar y de consuelo, de alivio psicológico, también es el origen de múltiples trastornos afectivos, algunos de calado que requieren intervención médica o psicológica.
O sea que la familia puede ser fuente de enorme sufrimiento si las relaciones internas son enfermizas y llenas de conflictos. Los padres y las madres, a veces, no suelen ser conscientes del daño que producen a sus hijos. Hay madres que no se resisten a controlarlos todo el tiempo, que no asumen que desde que dan a luz comienza un proceso de separación física y emocional del hijo respecto de sus padres, de autonomía y de independencia, de madurez por tanto y que ese proceso debería respetarse.
Todo lo que huela a omnipresencia, a seguimiento constante, a vigilancia de sus pasos, a intervención, a ingerencia sutil o descarada, preguntándoles o llamándoles por teléfono a diario, exigiendo su presencia y atención, chantajeándolos o manipulándolos si no les prestan la atención deseada, visitándoles o haciéndose presentes cuando menos lo esperan, pidiéndoles que vayan a comer o pasar con ellos los fines de semana, por poner unos pocos ejemplos, son otros tantos signos de actitud dominante y opresiva. Si los hijos consienten no suele haber problema. Este es mayor cuando el hijo o la hija se resiste y los padres no cambian de conducta.
Esas madres y padres harían bien en ser más prudentes y respetar la libertad de sus hijos y yernos o nueras, si los tienen. Tienen que comprender, como dijo el poeta, que «sus hijos no son sus hijos ya», ya volaron del nido y deben vivir solos y a su aire. Pero para ser justos conviene mencionar que un hijo o una hija no puede pretender emanciparse y protestar y al mismo tiempo, cuando más les conviene y apetece, echar mano de los padres para dejar al nieto, pedirles un dinero o un aval, que se ocupen de hacerles la compra o la comida mientras ellos trabajan o se marchan de juerga, pedirles que recojan al nieto del colegio o lo lleven a casa mientras salen o viajan, y acudir a ellos cuando los necesitan y luego pedir completa independencia.
En esos casos, que abundan, no pueden aplicar la ley del embudo, no pueden protestar si echan mano de ellos con frecuencia elevada y a propia conveniencia. Al César…lo que es del César.
Miguel Silveira
En mi opinión todo este problema viene de que las madres no siempre saben cual es el punto medio, tienen tanto miedo de que los hijos nos sintamos abandonados o ignorados que en ciertas ocasiones pecan de sobre protección. Lo que esta claro que los hijos necesitamos ser seres independientes no una extremidad de nuestras madres, pero reconforta saber que siempre tendrás a tu madre para apoyarte, aunque con ello no defiendo el abuso que hacen muchos hijos de sus padres, convirtiendo a estos en meros criados.
A mi modo de ver, las madres tienen la necesidad de tener a sus hijos bajo control por miedo de que algo malo les pase. Necesitan tenerlos bajo sus faldas. Lo que no se dan cuenta es que el tiempo pasa volando, y cuando se paran a pensar, sus hijos son ya adultos e independientes. Aún así tienen ese apego a permitirles dejar el nido porque creen que aún son unos niños pequeños dependientes de ellas. Sabemos por experiencia que la mayoría de las madres darían incluso su propia vida por la de sus hijos. Pero hay padres que lo llevan al exceso. No se sí es un problema de confianza o miedo a perder a los hijos, pero crea una angustia y cansancio terrible.
No es mi caso, pero conozco algunos donde los padres han llegado a tener tal influencia en los hijos que acatan las órdenes de sus padres sin dudar, sin oponerse, aunque realmente se desea todo lo contrario. Tengo que admitir que da miedo pensar en ello. No puedes desarrollar como persona independiente y suficiente e incluso estas acostumbrada a estar entre sus faldas.
Fuimos niños, pero cuando llega la edad adulta, tenemos que ser independientes y suficientes para buscar nuestro futuro, elegir la carrera que más nos interese (no la que nuestros padres quieren), buscar empleo (si se puede) para no vivir de ellos y demás, porque de caso contrario, sólo subrallamos o marcamos la necesidad de dependencia en nuestros padres, o en caso más concreto, de nuestras madres.
La figura paterna es la más conocida en la sociedad en lo que respecta a la vida íntima y personal. Posiblemente, las más importante además de la el resto de familiares (hermanos, tíos,abuelos…). í‰stos se vuelven nuestros referentes y modelos a seguir a lo largo de nuestra vida, suponen muchas de nuestros aspectos psicológicos y comportamientos.
Desde antes de nacer estamos a tener un lazo con nuestras madres, aunque sea vía cordón umbilical. Pasamos nuestra mayor parte de tiempo con los padres ya que no nos podemos valer por nosotros mismos y tenemos una alta dependencia. Por eso veo normal que estén siempre encima nuestro controlándonos y enseñándonos. Pero llega un momento de nuestra vida, la adolescencia, en la que ya empezamos a sufrir un proceso de independecia personal. No estamos todo el día con los padres, tenemos una vida personal… Sin embargo, los padres siguen estando todo el día pendientes de nosotros sin dejarnos libertad. Estas madres no hacen más que presionar.
Todo el día con llamadas, revisión de acciones.Llega un momento en nuestra vida en el que nos independizamos totalmente y abandonamos el nido. Aún así no lo reconocen y siguen rizando el rizo, sin permitir discución alguna en caso de postura contraria del hijo. Solo ocasionan problemas. En mi opinión este tipo de actitudes deberían cambiar para no romper el vínculo paternofilial.
Solemos quejarnos de que tenemos a nuestras madre presionándonos a diario, aunque leyendo este texto nos damos cuenta fácilmente de que no tiene ni punto de comparación. Me parecen casos extremos, de control absoluto, en los que las madres sienten la necesidad de vigilar completamente a sus hijos, tratando de saber lo máximo sobre ellos.
Como ya he dicho, me parece exagerado. Hay que tener cierto control, como es obvio. No obstante, cuando un hijo se va haciendo mayor, hay que ir dándole cierto margen y aire, puesto que en un futuro deberá vivir independientemente. Por otro lado, es importante tener siempre presente la figura materna, que sirve de apoyo y resulta reconfortante.
Puede que el motivo principal de estos casos sean los hijos, que, a pesar de hacerse mayores, permiten a sus padres este excesivo control. Sin quejas. Esto puede terminar siendo un obstáculo para el joven a la hora de buscar un futuro lejos del hogar. En mi opinión, estos no son los lazos que deben unir a alguien con sus padres, ya que acaban perjudicando a ambas partes.
En mi opinión, tenemos que ser por lo menos agradecidos con nuestros padres ya que son ellos quienes están para cuidarnos y nos animan cuando lo necesitamos. Pero tienen que ser conscientes que a partir de una edad, no pueden distinguirnos como lo hacían de pequeños, porque tenemos nuestras propias ideas de que está bien y mal y que debemos hacer y no hacer. Aunque en muchas ocasiones no coincidan con las suyas, tienen que dejarnos actuar libremente, si no no podremos aprender. Entiendo que quieran pasar tiempo con nosotros, pero nosotros también queremos pasar tiempo alejados de ellos, sin su supervisión constante. Solo de este modo podemos llegar conocernos a nosotros mismo, de otra manera seremos los «niños de papa» incapaces de vivir solos y valerse por si mismos, lo cual puede también generar problemas de afectividad en nuestras futuras relaciones. En definitiva, como dijo Mario Sarmiento: «Educar a los hijos es, en esencia, enseñarles a valerse sin nosotros.»
Nuestros padres son algo totalmente necesario en nuestra vida como niños. Está claro que les debemos mucho y que debemos premiarles por aquello que han hecho por nosotros.
No obstante, hay un punto en el que es necesario aprender a hacer las cosas por nuestra cuenta, de forma independiente, pues en ello se fundamenta gran parte del proceso de maduración. El problema está en la negativa de muchos padres y madres a dar cada vez más libertad a sus «ya no tan hijos». Muchos hemos escuchado de ellos frases como «mientras estés bajo mi techo obedecerás mis reglas» o «¿Hace falta que te recoja? ¿Necesitas algo? ¿Estás bien?». Expresan el control que se quiere tener sobre nosotros, sin tener en cuenta que tenemos que ser responsables de nosotros mismos.
Debemos alcanzar la madurez a una cierta edad, que depende en gran parte de este factor, y para ello, es necesario el respeto de nuestro espacio vital, que lógicamente se irá agrandando con la edad. O dicho de otra forma: «no debemos ser tratados como niños, si se quiere que actuemos como adultos».
Siempre debemos estar agradecidos a nuestros padres porque al fin y al cabo son ellos los que nos han criado y están ahí siempre, para lo malo y para lo bueno.
Pero hay padres que pecan de sobre protectores, y uno se acaba cansando de hacer siempre lo que le digan sus madres sobre todo, y de que les llamen muchas veces.
Tienen que entender que sus hijos se van haciendo mayores e independientes, y esto a muchas madres les cuesta entenderlo.
Y digo a muchas madres, porque no hay un termino medio, unas están todo el día encima y otras no les importa nada lo que hagan sus hijos.
Sea la situación que sea, tienen que entender que algún día ya no estaremos tanto a su lado, y para ello necesitamos empezar a «independizarnos» desde el principio.
Todos estaremos de acuerdo en que nuestros padres son completamente necesarios para nosotros durante nuestro período de niñez; no seríamos capaces de desarrollar nuestra vida sin ellos ya que continuamente buscamos su ayuda y apoyo. Pero, poco a poco, según nos vamos haciendo mayores, cada vez debemos ser más independientes y por tanto adquirir más responsabilidades que es lo que nos hace crecer como personas.
No obstante, es aqui donde surge el problema; muchos padres y madres no se dan cuenta de que sus hij@s se van haciendo mayores y pretenden que su relación paterno-filial sea la misma que cuando eran niños y eso no puede ser ya que sus hijos necesitan hacerle frente a la vida de forma individual para realmente en su futuro estar preparados. Hasta que llega ese momento, sus hijos no dejan de reprocharles la falta de libertad e independencia y al final la situación acaba siendo insostenible.
A pesar de lo dicho anteriormente, hay que ser coherentes y por tanto también es necesario que los hij@s mantengan la relación con sus padres y más si les piden favores del tipo «cuídame a tu nieto», «hazme la comida que tengo que trabajar», etc. Lo que no puede ser es que la relación se base en el refrán popular que dice: «por el interés te quiero Andrés».
Por tanto, para finalizar, me gustaría decir que los padres son totalmente necesarios durante nuestra vida pero en cada etapa de la esta relación debe ir evolucionando dependiendo de las condiciones, pero lo que siempre hay que mantener es un mínimo de interés por aquellos que lo han dado, dan y darán todo por nosotros.
Veo que los «padres» (en vuestra opinión) son NECESARIOS en una parte de vuestra vida. Vamos que, dicho vulgarmente, «usar y tirar»… ¿Realmente es esto lo que pensáis?… ¿Habría que ir en alguna otra direccion?… ¿Cuándo se deja de padre-madre?… ¿Hay una fecha?… ¿Cuándo se deja de ser hijo-a?… ¿Están los padres para solucionar los problemas de los hijos-as cuando estos son ya independeientes?…
Cuando una madre sobreprotege y no da a su hijo la posibilidad de equivocarse o de tener decepciones, no le deja crecer como persona, descubrirse a sí mismo y ponerse a prueba. Todos necesitamos saber lo que valemos, lo que queremos y nuestra verdadera identidad. Es muy importante y satisfactorio sentir la sensación de victoria cuando se logra algo.
Cuando un niño es pequeño es evidente que su supervivencia depende de los cuidados maternos, necesita cuidados afectivos, físicos y emocionales. A medida que el niño crece adquiere diferentes grados de independencia y autonomía, el principal desafío de la madre es aceptar este crecimiento.
Las madres absorbentes necesitan tener el control de la vida de sus hijos e incluso a veces anulan su personalidad, haciendo de ellos adultos inseguros y dependientes, con falta de confianza en sí mismos, incapaces de tomar sus propias decisiones y con dificultad para solucionar los problemas que se les presenten.
Por otro lado opino que estas madres obsesivas y asfixiantes serán las menos y que por lo general abundan las madres equilibradas que sustentan, cuidan, protegen y guían, pero sin considerarse dueñas de sus retornos, sino como parte de un proceso normal donde su función es guiarlos.
Por último, contestando a Mitxel, opino que los padres son necesarios toda la vida, es muy importante para ser feliz su cariño desinteresado y leal, saber que podemos contar con ellos para todo, que siempre nos esperan con los brazos abiertos. Pero cuando llegamos a adultos, nuestros padres también tienen que saber y sentir que sus hijos están para cuando les necesiten y que pueden contar con ellos para todo, aunque cada uno tengamos nuestra propia vida.
Esta claro que la visión del tema que tiene una madre no tiene nada que ver con la que pueda tener un hijo.Hay un refrán que dice ¨´Cuando seas padre comeras huevos´´en este caso cuando seas padre sabras lo que puede llegar a dolerte lo que le pase a tu hijo.
Es algo de lo más natural el proteger a tu hijo,primero por el mero hecho de evitar que le pase algo y segundo porque forma parte de tu responsabilidad,otra cosa muy distinta es la sobreprotección.
Creo que cada chico es un mundo y unos pueden necesitar más supervisión que otros,se trata de ir aflojando la cuerda poco a poco para que ellos vayan creciendo como personas pero a veces se les da tanta libertad que las consecuencias son terribles.Por lo tanto siempre protección pero en ninguno de los casos tiene que llegar a ser axfisiante.De los errores se aprende y ellos tienen que saber que los padres estaremos ahí para ayudarles incondicionalmente pero siempre dentro de un orden.
No somos desechables,somos padres para toda la vida.
Nuestros padres son necesarios durante toda nuestra vida. Puede ser que al principio los necesitemos más al no ser independientes, pero para nada son «de usar y tirar». El peso emocional que tienen los padres a lo largo de la totalidad de la vida de sus hijos es indiscutible.
En cuanto a la asfixia a la que someten algunas madres a sus hijos, creo que es por miedo a que les ocurra algo malo; ya tengan doce, veintidós o treinta y cuatro años.
Diversos estudios han demostrado que la protección excesiva tiene efectos negativos sobre los hijos, ergo es un craso error. Hay que dejar que las personas cometan sus propios errores y aprendan de ellos y que sigan sus sueños y se decepcionen para así fortalecerse. No se les pueden cortar las alas porque eso puede crearles traumas probablemente irreparables.
En mi opinión los padres son necesarios a lo largo de toda la vida, quiero decir, todo lo que somos como personas se lo debemos a ellos y todas las ayudas y facilidades que hemos tenido a lo largo de nuestra infancia/adolescencia nos las han proporcionado, en la mayoría de los casos, nuestros propios padres. No creo que la relación que existe entre un padre y un hijo deba perderse a lo largo de los años ni que sean una fami lia de »usar y tirar» de la que nos podamos separar cuando tengamos una determinada edad.
De todas formas, siempre existen excepciones, hijos maltratados o que por alguna clase de trauma, lo único en lo que piensan es en emanciparse de cueste lo que cueste. Estos casos pueden llegar a ser aceptables e incluso lógicos desde cierto punto de vista.
En resumen, familia sólo tenemos una y no podemos dejarla de lado por las consecuencias que sean, y mucho menos utilizarla únicamente en los momentos en los que nos es útil e ignorar la el resto del tiempo.
Los padres son las personas que nos han cuidado desde que nacimos y se han prerocupado por nosotros.
Supongo que les tiene que costar mucho que nos vallamos separando de ellos pero tambien ellos lo
hicieron con sus padres,
Que necesitemos un poco de libertad es bueno para nosotros asi aprenderemos y nos sabremos defender mejor en la vida y eso no significa que no queramos estar con ellos. .
Estoy de acuerdo en todo lo que dice el texto, pero creo que esas madres o padres que asfixian a sus hijos, no dejándolos ni a sol ni a sombra, muchas veces lo hacen inconscientemente. Creo que muchas veces no es cuestión de controlarlos, sino más bien de protegerles.
Por supuesto que esto a los hijos les puede crear un problema, ya que ellos se sienten diferentes a sus compañeros, amigos… También creo que esos padres no se dan cuenta de lo que hacen. Y no aceptan que los problemas que puedan tener esos hijos sean consecuencia de esa protección.
Pero también es cierto que los hijos llegan un momento en que no quieren saber nada de sus padres, en el buen sentido de la palabra, es decir, no quieren darles explicaciones, no quieren que se metan en sus vidas… pero como bien dice el final del texto, llega un momento en que vuelven a depender de ellos, bueno, a aprovecharse de ellos, que les cuiden los niños, que les inviten a comer, etc. Siempre y cuando no se metan en sus vidas, claro. Creo que la parte de los hijos es un poco egoísta, es decir, los padres solo les pueden controlar cuando a ellos les interese.
Los padres son un elemento de la naturaleza. La mayoría de las especies tienen a estas figuras como la figura que asegura la continuidad de la especie. Los seres humanos no somos una excepción, y tratando de no poner a los padres a la altura de los objetos, los padres tienen la funcion de prepararnos para el mundo exterior. Y los que son padres, la mayoria, lo intentan hacer de la mejor manera posible, asi que en gran parte, no se les puede reprochar nada.
También es cierto que lo que esta mal, esta mal. Hay casos en los que los padres coartan el desarrollo social, sobre todo social de los hijos desde que nacen por miedo a que les ocurra algo malo. Esta sobreprotección es muy dañina en el desarollo del hijo, hasta tal punto de modificar su caracter y volverlo introvertido, casi enfermizamente introvertidos
En mi opinión los padres siempre tienen que estar en nuestra vida por que son parte fundamental en ella. Es cierto que a cierta edad nos deben dejar más espacio porque necesitamos empezar a ser independientes para el futuro.
A parte de esto, los padres también pueden cuidar a tus nietos cuando tengas y prestarte dinero si lo necesitas, pero eso después se lo tienes que agradecer con algún acto.
Respecto a la pregunta de si los padres son de usar he de decir que estoy completamente seguro de que no. Es verdad que cuando somos pequeños los necesitamos más, pero también son completamente necesarios en el periodo en que ya se ha alcanzado la madurez.
Es verdad que con el tiempo cada vez nos separamos más de los padres, pero esto no debería suponer ningún problema siempre y cuando ambas partes de la relación mantengan el interés en dicha relación. En mi opinión, un padre o una madre nunca dejan de serlo, como tampoco dejan de serlo un hijo o una hija. Debemos saber adoptar una posición que permita, tanto a padres como a hijos, desarrollar una vida independiente, pero siempre teniendo en cuneta la relación existente entre ellos ya que como he dicho al principio, los padres no pueden ser de usar y tirar.
En mi opinión todos los problemas relacionados entre los padres y los hijos vienen por que, los padres, quieren tratarles siempre como si fuesen pequeños, y esto no es así. Yo creo que algunos padres deberían darse cuenta de que sus hijos ya no son como ellos querían que fuesen, sino que han echado a volar y se han ido del nido porque lo veían conveniente. Por otra parte hay hijos e hijas que han querido independizarse pero también quieren que sus padres les sigan cumpliendo las mismas funciones que cuando estaban viviendo con ellos. Y eso no es así, hay que entenderlo.
Yo no soy madre, soy hija y además adolescente. Estoy en ese momento de mi vida en el que la dualidad es un todo. Quiero que me asfixien y también quiero ser independiente, quiero que me lo den todo pero quiero buscarme la vida por mi misma. Si para mi esta siendo tan difícil madurar, que no lo será para mi madre , una mujer inteligente e independiente que desde que yo nací dejó de ser independiente para dedicarse a mi, enseñarme, cuidarme, abrazarme y sobre todo crecer conmigo.
Si ambas crecemos juntas, ambas nos desarrollaremos como personas y sabremos que estamos ahí para lo que necesitemos, para cuando nos necesitemos, pero también para disfrutar.
Lamentablemente hay madres y padres que no permiten a sus hijos crecer y desarrollarse como seres independientes, que desean que sigan siendo una prolongación suya, que completen sus sueños frustrados. ¡Que pena por todos ellos!.
La familia como fuente de bienestar, de consuelo , de apoyo y de salud mental y psicológica ha de tener claro que cada uno de sus miembros ha de ser un ser, que todos juntos se pueden ayudar pero que ninguno ha de controlar ni asfixiar . Ni los padres ni los hijos.
Para ello, es muy importante que los miembros originarios de la familia, los padres, hayan tenido o bien una familia adecuada o bien hayan podido desarrollar mecanismos de resilencia que les hayan ayudado a crecer a través de las dificultades y entender su verdadero papel en relación con sus hijos. Si no lo logran, en la mayoría de los casos, es por un exceso de amor mal entendido. Quizá por qué nunca les han enseñado lo que es el verdadero amor.
Para terminar me gustaría hacer mención del poema de Kahlil Gibran «Tus hijos no son tus hijos»
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a traves de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
[….]
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinacion
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
Estoy de acuerdo con mi compañero Egoi. Muchas veces los padres solamente están pendientes de nosotros por miedo a que nos pase algo. Para algunos puede ser sobreprotección y para otros puede ser amor, si bien parecen lo mismo no lo son.
Tenemos que diferenciar entre querer a un hijo como la normalidad manda y dejarle vivir interesándose y sobreproteger a la persona, impidiéndole realizar su vida y realizarse personalmente,que aunque para muchos la realización personal no tenga valor, para muchos otros tiene enorme valor, ya que es parte del camino hacia la felicidad.
San Agustín de Hipona decía que la verdadera felicidad se alcanza conociendo a Dios, el ser más perfecto. Pero yo, dado que no soy San Agustín y discrepo con él, afirmo que la verdadera felicidad está en conocernos a nosotros mismos.
Mucho me temo, amigo Miguel íngel, que te has quedado en el presocratismo… Habrá que llegar al menos, digo yo, al ortegiano «Yo y mis circunstancias». La afirmación agustianiana tiene más profundidad de la que parece… Creo que, en su momento, la estudiarás.
Cierto que tiene mayores profundidades, podríamos profundizar y cada vez encontraríamos más. Era una generalización como apoyo a la afirmación y comprensión.