TEXTOS: El Manifiesto Revolucionario de Cádiz (1868)

3 de Octubre de 1868

«Españoles; la ciudad de Cádiz puesta en armas, con toda su provincia, con la Armada anclada en su puerto (…), declara solemnemente que niega su obediencia al gobierno de Madrid, segura de que es leal intérprete de todos los ciudadanos (…). Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implí­cito y constante el respeto de todos. Queremos que el encargado de observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable (…) Queremos que un gobierna provisional que represente todas las fuerzas vivas del paí­s asegure el orden, en tanto que el sufragio Universal eche los cimientos de nuestra regeneración social y polí­tica. Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de (…) favoritos; con los amantes del orden, si quieren verlo establecido sobre las firmí­simas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales (…): con el apoyo de los ministros del altar (…); con el pueblo todo (…). Españoles: (…) Acudid a las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto; no con la furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. ¡Viva España con honra!

Cádiz, 19 de septiembre de 1868 Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvilas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan Topete». Gaceta de Madrid, 3 de octubre de 1868.

Realice una composición de temática histórica a partir del análisis del texto (6 PUNTOS) (La composición deberá incluir el análisis del texto, la definición de los términos o expresiones subrayados en él y el desarrollo y explicación del problema histórico al que se refiere el texto así­ como el contexto histórico.

Respuesta:

Nos encontramos ante una fuente primaria de carácter polí­tico de autor colectivo. Todos los firmantes son los principales mandos militares sublevados en Cádiz, los cuales con su pronunciamiento dieron pie al movimiento polí­tico conocido como «la Gloriosa», revolución que trato de establecer un autentico estado liberal en España asentándolo sobre bases democráticas. Los firmantes pertenecen a los partidos unionista y progresista, enfrentados con los moderados, que desde 1866 gobiernan en solitario en medio de un ambiente generalizado de corrupción y autoritarismo. Destacan especialmente dos por su protagonismo posterior. Uno de ellos es el unionista Serrano, que será el vencedor en Alcolea y presidirá el gobierno provisional (1868­-1869) hasta que fue nombrado regente del paí­s (1869-1871). Posteriormente serí­a presidente de una república (1874) agónica y dictatorial que pondrí­a fin al sexenio. El otro es el progresista Prim, autentica alma de la revolución (el grito de guerra de la tropa era ¡Prim libertad!), héroe de las guerras coloniales en tiempos de O’donell, y en los últimos años agitador y conspirador en contra del trono de Isabel II. Desde el éxito de la revolución se mantendrá en un segundo plano tras Serrano (Ministro de la Guerra entre 1868-69, v Jefe de gobierno durante la regencia), pero era el autentico hombre fuerte del régimen. Su misterioso asesinato dí­as antes de la llegada de Ví­ctor Manuel I a España comprometió seriamente la estabilidad de) proyecto liberal democrático.

El texto es un manifiesto dirigido al pueblo español en donde trata de explicar las razones del pronunciamiento y cuales son sus objetivos.

El texto trata de justificar el alzamiento contra la legalidad vigente en razón a una situación que se hací­a insostenible para cualquier liberal honrado. La corrupción y el atropello de las libertades obligan a los firmantes a sublevarse para restablecer el orden y la legalidad que «de facto» se hallaban holladas.

El alzamiento se inicia en Cádiz, tal y como dice el texto, y más concretamente en el seno de la Armada que estaba allí­ fondeada al mando del almirante Topete, otro de los conspiradores. La rebelión se efectúa sobre el «gobierno de Madrid'», es decir contra el gobierno moderado dirigido en los últimos años por Narváez (muerto ese mismo año) y Bravo Murillo, pero también contra el trono Isabelino, aunque aquí­ no lo cite. Estos gobiernos para responder a la protesta generalizada habí­an recurrido a medidas y leyes anticonstitucionales, de ahí­ la referencia a que no se respetaba la constitución. La «regeneración social y polí­tica» que se pide viene provocada por el ambiente de corrupción que se instala en los ministerios y hasta en la misma corona. La manipulación en las elecciones era algo sabido por todos y apenas disimulado. Para luchar contra esto se propone el establecimiento del sufragio universal, una de las medidas consensuadas en el pacto de Ostende (1866) entre demócratas y progresistas y al que posteriormente se le unen los unionistas. Esta unión de partidos liberales se trata de expresar en el texto cuando habla de la participación de los liberales de forma «unánime y compacta». Esta alianza se extiende, según los firmantes, a todos los grupos sociales, empezando con las clases altas y siguiendo con el clero, que pese a todo eran la base social de los moderados y en gran parte seguí­an apoyándolos. En el texto se resaltan algunos valores propios del liberalismo más clásico: libertades individuales, orden, legitimidad del enriquecimiento (defensa propiedad privada)… todos ellos se corresponden a la ideologí­a unionista y progresista de sus creadores, un tanto diferenciada del otro grupo que participó en la revolución, los demócratas, los cuales contribuyeron al éxito de la revuelta alzándose en las principales ciudades y creando Juntas revolucionarias, que más tarde serian disueltas por estos militares para evitar que la revolución tomase derroteros no deseados por ellos. El manifiesto acaba con una invocación a la participación popular en la revolución y con el grito «¡Viva España con honra!» que hace referencia a los desmanes de la Corte originado por la camarilla y por la propia reina que son el escándalo de la sociedad imbuida en una fuerte mentalidad conservadora en lo que a moral se refiere.

– Constitución

Es la norma básica de una nación. Ninguna ley ni ninguna persona puede estar por encima de ella. Solo la soberaní­a nacional, ejercida a través del Parlamento, puede alterarla parcial o totalmente. El resto del sistema jurí­dico debe establecerse en los parámetros que esta ley establece. El sistema constitucional es uno de los aspectos básicos del liberalismo polí­tico. Su finalidad debe ser la de establecer los derechos y las obligaciones de los ciudadanos para preservar la libertad del individuo frente a la tiraní­a. El modelo constitucional nacido a finales del XVIII en EE.UU. y Francia, y se inspira en el modelo de República de la Grecia clásica y en el sistema inglés. Este sistema es creado por la burguesí­a para acabar con el absolutismo. La constitución a la que hace referencia el texto es la de 1845. Después de la revolución se creará la de 1869.

– Sufragio universal:

Sistema electoral en el que se concede a todos los ciudadanos de un estado el derecho al voto. La constitución de 1812 reconocí­a este derecho (sufragio universal indirecto masculino), pero en las constituciones posteriores se impone el sufragio censitario. No vuelve a reconocerse el sufragio universal hasta la constitución de 1869, tal y como se habí­a establecido en el pacto de Ostende. En la Constitución de 1875 no se establece el tipo de sufragio. En 1890 los liberales de Sagasta restablecen el sufragio universal, pero su aplicación práctica quedó limitado por el fraude electoral. En 1932 el sufragio universal fue pleno al aprobarse el voto de la mujer. Desde entonces ninguna constitución ha restringido el derecho del sufragio.

– Los liberales:

Son los seguidores del liberalismo, ideologí­a encaminada a la salvaguarda de la libertad del individuo. Esta doctrina nace de las corrientes ilustradas radicales y del parlamentarismo inglés, y tiene como principal premisa que todos los seres humanos tenemos una serie de derechos por naturaleza. El estado debe respetar esos derechos y para eso es necesario una constitución, ley suprema que esta por encima de todas las leyes y los hombres de una nación. En esta ley magna debe quedar reflejados estos derechos y la división de poderes, necesaria para que ningún hombre pueda sojuzgar a otro. Para el liberalismo todos los hombres son iguales ante la ley, por lo tanto no puede haber diferencias jurí­dicas por la sangre. Esto rompe la sociedad estamental y trae la sociedad de clases. Otro elemento fundamental es la consideración de que el poder polí­tico procede del conjunto de individuos (soberaní­a nacional) y no de una persona supuestamente escogida por la providencia (soberaní­a real). Para terminar destacar otro aspecto fundamental del liberalismo: La libertad económica. Idea extraí­da del liberalismo económico inglés de Adam Smith y que favorece la difusión del capitalismo en detrimento del feudalismo.

En estos momentos el liberalismo español estaba representado por cuatro grupos:

«¢ Los moderados. En el gobierno, seguidores del liberalismo doctrinario.

«¢ Los unionistas. Tratan de combinar las libertades de los progresistas con el orden social de los moderados.

«¢ Los progresistas. Inspirados en el krausismo.

«¢ Los demócratas. Escisión de los progresistas ante su aceptación del sufragio censitario y sus titubeos con la Soberaní­a compartida. De ellos nacerá el republicanismo español.

La Revolución de 1868, conocida como «La Gloriosa», no es un pronunciamiento liberal más. Va a ser el intento de llegar a la revolución burguesa plena. Sus contradicciones y la dinámica de la sociedad española harán fracasar el intento en 1874.

Desde 1863 se van a producir una serie de gobiernos de corta duración que irán mostrando el agotamiento del modelo moderado hasta la eclosión de la «Gloriosa» en 1868.

En los primeros gobiernos de este periodo participaron los unionistas con O»donell al frente implicándose en la defensa del orden isabelino de forma sangrienta (Noche de San Daniel 1865). Pero desde 1866 los unionistas rompen con la Corte. Esto y la muerte de O’donell (1867, El general permaneció fiel a Isabel hasta el final) acabará empujando a la Unión Liberal hací­a la conspiración contra la monarquí­a isabelina.

Desde 1866 el único apoyo de Isabel II era el partido moderado al cual conducí­an Narváez y Bravo Murillo. Pero la situación era muy inestable:

«¢ El desprestigio de la Corte iba en aumento por los desmanes de la Reina

«¢ La oposición se organizaba. Los progresistas en claro rechazo hací­a el régimen (desde 1863 no participaban en las elecciones) pactan con los demócratas. Es la reunión de Ostende ( Julio de 1866) en donde ante la incapacidad del régimen de evolucionar democráticamente los dos partidos pactan un programa común: Fin de Isabel II, nueva constitución y sufragio universal. El alma del pacto fue Prim, quien se convertirá en la cabeza de la conspiración. Hasta tres pronunciamientos frustrados encabezó hasta el que tuvo éxito. En 1867 los unionistas encabezados por Dulce y Serrano se incorporan al pacto

«¢ La muerte de los viejos lideres partidarios de Isabel. O’donell en 1867 y sobre todo Narváez en 1868 dejan huérfana a la Reina.

«¢ La crisis financiera de 1866. Provoca el cierre de pequeños bancos y será la causa de la crisis de subsistencias de 1868.

El clima polí­tico y social contra Isabel iba en aumento. Los moderados solo sabí­an combatirlo con mas represión (numerosos fusilamientos, supresión de las garantí­as constitucionales) y con medidas y leyes anticonstitucionales, lo cual solo empeoraba las cosas. Es entonces cuando en 1868 se produce una revolución que pondrá fin a1 reinado de Isabel II y establecerá un régimen democrático en España. El proceso tiene una doble vertiente:

«¢ Pronunciamiento militar: el 17 de Septiembre en la Bahí­a de Cádiz. El almirante Topete subleva la Armada. Prim se pone al frente de la rebelión a la que se unen Serrano y Dulce. Todos estos militares son liberales y monárquicos y representan los intereses de cambio de la burguesí­a «acomodada» con el actual orden social.

«¢ Juntas revolucionarias se constituyen en las principales ciudades en contra del gobierno y asumiendo el control local. En estas Juntas tiene una gran importancia los elementos del partido democrático. Representan los intereses de la pequeña burguesí­a (Cercana a los intereses populares) representados por Pi y Margall y sus proyectos sobre la República federal.

La actuación conjunta de estos dos grupos de objetivos diferentes responde a esa gran coalición liberal-burguesa democrática contra Isabel II de unionistas, progresistas y demócratas. Los moderados no saben que hacer. Un ejército es enviado sobre la columna del general Serrano que avanza sobre Madrid pero es vencido tras breve combate en Alcolea. La reina que estaba en San Sebastián cruza la frontera y se exilia en Francia. La Revolución ha triunfado.

Para evitar el auge de las ideas republicanas en la Juntas, Prim impulsa la formación de un GOBIERNO PROVISIONAL formado por progresistas, Prim (Guerra), Ruiz Zorrilla (Fomento), Sagasta (Gobernación, Reprimirá las primeras sublevaciones federalistas) y unionistas como Topete (Marina). El gobierno será presidido por Serrano. No hay demócratas. Su acción tendrá un doble sentido:

«¢ Moderarán la revolución para que no caiga en avances sociales y veleidades republicanas según su ideologí­a monárquica. Para eso disolverán las Juntas revolucionarias, algunas de las cuales ya estaban pidiendo la Republica Federal y la supresión de quintas, sustituyéndolas por ayuntamientos democráticos.

«¢ Legislaran para instalar un sistema democrático:

  • Libertad de enseñanza
  • Libertad de culto
  • Sufragio universal (mayores de 25)
  • Libre asociación. Esto permitirá la llegada de la AIT a España implantándose en Madrid y Barcelona grupos bakuninistas
  • Libertad de imprenta
  • Supresión de impuestos indirectos (Lo que provocó problemas fiscales al estado y a los ayuntamientos)

El Gobierno Provisional convoca elecciones para la Asamblea Constituyente en Enero de 1869. Hay dudas en la limpieza de las elecciones por manejos de Sagasta. De cualquier forma triunfaron los monárquicos progresistas de Prim. Esta Asamblea redactara en pocos meses la Constitución de 1869 (Junio), la cual establece los principios democráticos con un completo reconocimiento de los derechos de los ciudadanos y estableciendo el sufragio universal. El estado se organiza como una monarquí­a constitucional con unas Cortes bicamerales y una clara división de poderes (Ejecutivo rey y ministros, Legislativo Cortes y Judicial tribunales). Ante la ausencia de un rey y el rechazo a la vuelta de la familia Borbón se nombra como regente a Serrano.

 

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