El misterio de la gran dama de oro

La gran dama descansaba en mitad de una tumba circular. Sola. Su cuerpo estaba recubierto con 15 pequeñas chapas de oro y su cuello rodeado de 48 cuentas marfil. Conservaba, además, los tres botones de perforación en uve que cerraban sus desaparecidos ropajes. La mujer es solo uno de los 160 cuerpos hallados en las excavaciones de Humanejos, en Parla (Madrid), y desenterrados por los expertos en los últimos diez años en el que está considerado el “cementerio prehistórico [entre el segundo y tercer milenio antes de Cristo] campaniforme más grande de la Península”, según adelanta hoy EL PAÍS. A los restos se les está realizando actualmente pruebas de carbono 14 en la Universidad de Groningen (Holanda) para determinar la datación exacta, mientras que los análisis genéticos se están efectuando en los laboratorios de ADN de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y de Maguncia (Alemania). Trabajan, además de la Comunidad de Madrid que sufraga los costes, investigadores de las universidades Autónoma y Complutense de Madrid y de empresas privadas.

El yacimiento es descomunal en dimensiones y excepcional en hallazgos, que van desde el Calcolítico a la Edad Moderna. Comenzó con una extensión de 2,5 hectáreas y ya supera las 20. Se extiende, al menos, por los municipios de Parla y Torrejón de la Calzada y fue “descubierto” a finales del XIX por unos caminantes franceses que incluyeron en su libro de viajes un grabado de los restos de una iglesia mudéjar en mitad de la nada. En los años ochenta del siglo XX, la extinta Diputación de Madrid efectuó investigaciones previas, pero no fue hasta que se construyeron la autovía A-42 y el desarrollo del polígono industrial PAU-5 en 2008, cuando el yacimiento dejó boquiabiertos a los investigadores. Además del cementerio, se detectaron más de 2.000 estructuras domésticas en cuyo interior se encontraron cerámicas, animales, enseres y pertenencias.

Raúl Flores, codirector de las excavaciones, habla de “impacto mundial” al referirse a unas investigaciones que son sufragadas por los dueños de los terrenos recalificados, la Comunidad de Madrid y el Museo Arqueológico Regional, donde ya se han restaurado 110 cerámicas, 56 de ellas campaniformes (del 2.500 al 2.000 antes de Cristo), y que conforman “la mayor colección de España” de este periodo.

Los datos hablaban por sí solos: 100 tumbas, 160 individuos, 2.000 estructuras (cabañas) y numerosos ajuares, que incluyen cientos de piezas prehistóricas, de hachas a collares, pasando por herramientas o puñales.

El yacimiento funerario de Humanejos -sin contar lo hallado de etapas históricas posteriores- incluye tres periodos fundamentales: calcolítico precampaniforme (3300 a 2500 antes de Cristo), calcolítico campaniforme (2500 al 2000) y Edad de Bronce (del 2000 al 1300 antes de Cristo). Los ajuares pertenecientes al precampaniforme están compuestos por cuentas de collares de variscita (procedentes de Zamora), además de hachas, puñales de cobre y 30 elementos metálicos, así como 110 cerámicas.

Los ajuares campaniformes incluyen, por su parte, 56 cerámicas, tanto decoradas como lisas, armas de cobre, más de 50 cuentas de marfil, puñales, puntas de lanza, punzones y hachas. A esta etapa corresponden también 19 chapas de oro, de las que 15 fueron encontradas en el cuerpo de la gran dama o personaje principal femenino.

El cadáver de esta mujer fue descubierto dentro de una tumba circular de 2,8 metros de diámetro y 1,2 metros de altura. Rafael Garrido, codirector del proyecto y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, sostiene que “el cuerpo corresponde a una mujer notable de la época”. «Lo demuestra el hecho de que su cadáver haya sido encontrado solo [lo normal es que se colocasen dos por tumba], así como el gran ajuar que la acompañaba». Se sabe que la mujer fue enterrada con ropa, aunque no se han detectado restos de su vestimenta, ya que únicamente han aparecido los tres citados botones. No se conoce con exactitud con qué se cubrían los individuos pertenecientes a este periodo, aunque en el yacimiento suizo de Petit Chasseur se encontraron varias estelas funerarias que presentaban personajes que llevaban vestimentas con decoraciones idénticas a las exhibidas en las cerámicas campaniformes.

Y es que el “enigma campaniforme” –los técnicos rechazan llamarle cultura o pueblo- se extendía de Marruecos a Dinamarca, y de España a Chequia. ¿Puede una comunidad ocupar toda Europa, no compartir el mismo ADN y, sin embargo, sí ciertos objetos de prestigio? Esta es una de las grandes incógnitas que los especialistas aún no han resuelto.

Las pruebas de ADN demuestran que los diversos pueblos que compartían estos elementos propios del campaniforme, no formaban una unidad racial, sino comercial. Es decir, había un trasiego de bienes entre las comunidades que compartían este tipo de bienes.

Lo que sí está comprobado gracias a los descubrimientos recientemente publicados y otros en marcha es que «se produjeron numerosos movimientos de población a lo largo de este periodo en toda Europa, en el contexto de las relaciones sociales y comerciales que se establecieron entre las distintas comunidades de Europa Occidental. Recientes estudios han demostrado que en Reino Unido en torno al 90% de la población fue finalmente sustituida durante el periodo campaniforme por individuos venidos de Centroeuropa”.

Paloma Sobrini, directora general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, avanza que el Gobierno prepara una «gran exposición con lo hallado» en el Museo Arqueológico Regional que dirige Enrique Baquedano. «Es algo que debe ser conocido por los ciudadanos y es una muestra perfecta de la colaboración entre entidades, universidades, mundo de la ciencia y particulares».

Tomado de www.elpais.com

 

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