TEXTOS: La Abdicación de Alfonso XIII (14 de abril de 1931)

«Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desví­o no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más crí­ticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse y sin duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra patria se mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallarí­a medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas en eficaz forcejeo contra los que las combaten; pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil.

No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que mí­os son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me han de pedir un dí­a cuenta rigurosa. Espero conocer la auténtica expresión de la conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real reconociéndola como única señora de sus destinos.

También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor de la Patria. Pido a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles.-

Alfonso, Rey.

1. Clasifique el texto, explicando: tipo de texto, circunstancias concretas en las que fue escrito, destino y propósitos por los que se escribió.

Nos hallamos ante una fuente primaria, un documento de carácter polí­tico, ya que se trata de un fragmento del Manifiesto de despedida del rey Alfonso XIII. La fecha es el 13 de abril de 1931, un dí­a después de celebradas las elecciones municipales en que las candidaturas republicanas han resultado ganadoras en las principales ciudades españolas. Su autor es el rey Alfonso XIII, hijo y sucesor de Alfonso XII. Durante su minorí­a de edad ejerció la Regencia (1885-1902) su madre, Mª Cristina de Habsburgo. Su reinado personal transcurrió entre 1902 y 1931. El rey leyó el Manifiesto ante su Consejo de Ministros la tarde del 14 de abril antes de marchar al exilio; al dí­a siguiente fue publicado en el periódico monárquico ABC y posteriormente en los principales periódicos del paí­s para conocimiento de todos los españoles. Por tanto es un texto público, destinado a la difusión general. Es un texto subjetivo que el rey escribió con el propósito de dar a conocer al pueblo español las razones que le han llevado a tomar la decisión de marcharse: no contar con apoyo popular y evitar una guerra civil.

2. Indique y explique las ideas y resumen.

 

Ya en la primera lí­nea, el rey hace referencia a las elecciones «celebradas el domingo»– o sea las municipales del 12 de abril- que le han demostrado que «ya no tengo el amor de mi pueblo». La verdad es que en el conjunto del paí­s ganaron los concejales monárquicos, pero se interpretó que el voto republicano, ganador en las capitales y las grandes ciudades del paí­s, era de mayor calidad que el del mundo rural por ser uno culto y libre mientras que el otro era inculto y caciquil. El rey reconoce errores –«sin duda erré yo alguna vez»– y admite que pudo equivocarse en sus decisiones – se refiere, sin decirlo, a su apoyo a la dictadura de Primo de Rivera – pero trata de justificarse diciendo que actuó siempre con buena intención, «sin malicia», movido por su amor a España e intentando servirla, incluso en las «malas coyunturas».

Quizá estas coyunturas se refieran a las tres graves crisis en su reinado: la Semana Trágica, de 1909, la crisis de 1917 y el desastre de Annual en 1921. El monarca habí­a actuado en las dos primeras defendiendo los intereses de la oligarquí­a dominante frente a las clases populares. La oposición republicana consideraba también responsable al rey del desastre de Annual, donde el caudillo rifeño Abd-el-Krim habí­a derrotado al ejército colonial español, causando más de 13.000 muertos, un hecho que habí­a conmocionado al paí­s, en su mayorí­a contrario a una polí­tica colonial de prestigio.

Alfonso explica que, para evitar una fratricida guerra civil, tiene la intención de suspender el ejercicio de sus poderes, pero sin abdicar de sus derechos al trono, que considera depósito acumulado por la Historia, siguiendo la vieja doctrina canovista. Dice que marchará al exilio pero confí­a en volver cuando se celebren elecciones generales y se exprese la auténtica voz de la nación, que posee la soberaní­a –«única señora de sus destinos»-. Se puede observar en el texto el desánimo del rey ante la situación creada en España tras las elecciones municipales. Se encontraba solo, ya que intentó buscar apoyos pero todos le abandonaron, incluidos los militares; el general Sanjurjo le aconsejó que se marchara. Alfonso XIII no regresará de su exilio, muriendo en Roma (1941).

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