TEMA 2: La construcción y consolidación del estado liberal (1834-1874)

Tema 2: La construcción y consolidación del Estado Liberal (1834-1874)

ÍNDICE

Introducción: la cuestión dinástica

1.- El triunfo del liberalismo: moderados y progresistas, su legislación económica

      1.1. El desmantelamiento del Antiguo Régimen (1833-1843)

       a.- La Regencia de María Cristina (1833-1840)

            La primera Guerra Carlista (1833-1839)

           La desamortización de Mendizábal (1836)

           La Constitución de 1837

      b.- La Regencia de Espartero (1840-1843)

      1.2. El Reinado de Isabel II (1843-1868)

      a.- La década moderada (1844-1854)

      b.- El bienio progresista (1854-1856)

      c.- La Unión Liberal (1856-1868)

2.- El Sexenio Democrático o Revolucionario (1868-1875)

           2.1. El Gobierno Provisional (1868-1871)

           2.2. El reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)

           2.3. La I República (1873-1874)

           2.4. Fin del sexenio e inicio de la Restauración

           2.5. La III Guerra Carlista (1873-1876)                 

Durante el reinado de Isabel II (1833-1868) se desarrolló en España, al igual que en gran parte de Europa, el proceso de construcción del Estado liberal, ya esbozado por las Cortes de Cádiz. Durante este periodo de tiempo se destruyeron definitivamente las estructuras políticas, económicas y sociales del Antiguo Régimen.

Tras una primera fase (1833-1843) organizada en torno a dos regencias (María Cristina y Espartero) se consolida el liberalismo con el reinado de Isabel II (1843-1868).

La decadencia del sistema isabelino y la emergencia de nuevas fuerzas políticas dará paso a la Revolución de septiembre de 1868 que acabará con dicho reinado.  

1.- El triunfo del liberalismo: moderados y progresistas, su legislación económica

1.1. El desmantelamiento del Antiguo Régimen (1833-1843): Abarca el periodo desde la muerte de Fernando VII y la proclamación de la mayoría de edad de Isabel II.

  1. a) La Regencia de María Cristina
  • La primera Guerra Carlista (1833-1839): La muerte de Fernando VII en 1833 provocó una guerra civil (guerra carlista) que enfrenta a los carlistas, defensores de los derechos al trono de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, y a los isabelinos, partidarios de Isabel II, hija de Fernando VII. Esta guerra civil no fue sólo una lucha para resolver la cuestión sucesoria, sino el enfrentamiento del Tradicionalismo (partidario del Antiguo Régimen) y el Liberalismo (partidario de las reformas ilustradas).

La primera guerra carlista duró 7 años (1833-1840), coincidiendo con la regencia de María Cristina. Los carlistas no lograron extender el conflicto por toda España. Este conflicto se caracterizó por el enfrentamiento entre “partidas” de voluntarios realistas, que actuaban como guerrillas, y el ejército, fiel al gobierno. Rusia, Austria y Prusia dieron su apoyo a don Carlos en tanto que Reino Unido, Francia y Portugal ofrecieron el suyo al Gobierno de doña Cristina. La guerra terminó con el “abrazo de Vergara” firmado por Espartero (liberal) y Maroto (carlista) en 1839. (Debe tenerse en cuenta el TEMA 3 de estos Materiales).

  • La desamortización de Mendizábal (1836): Para consolidar el régimen liberal y la causa isabelina amenazada por la guerra carlista era preciso liquidar las formas de propiedad feudal típicas del Antiguo Régimen (señoríos, mayorazgos y bienes de “manos muertas” de la Iglesia) y reunir recursos financieros para permitir al ejército de María Cristina (regente desde 1833 hasta 1840) acabar con la guerra civil. La guerra carlista había disparado los gastos y requería de fuentes de financiación. Para ello se adoptaron tres medidas: la reforma y la reorganización de la Hacienda, una mayor presión fiscal y la desamortización eclesiástica, es decir, la confiscación y venta de los bienes de determinados monasterios y conventos. (Ver ANEXO 5).

Con este medio no solo se obtenían recursos para la Hacienda pública sin que, además, se pretendía mermar la influencia contrarrevolucionaria de la Iglesia e impulsar una nueva clase de pequeños propietarios. Sin embargo, estos objetivos solo se consiguieron parcialmente porque, entre otras causas, los bienes fueron comprados por la burguesía comercial y financiera o recomprados (mediante testaferros) por las propias órdenes religiosas.

  • La Constitución de 1837 (2ª): Es obra de los progresistas aunque aceptaba algunos postulados del partido moderado (por ejemplo: el bicameralismo). Sus principios se inspiraron en los de la Constitución de 1812  aunque con algunos matices (separación de poderes de forma flexible permitiendo así la colaboración entre el Gobierno y las Cortes;   declaración sistemática y homogénea de derechos como la libertad personal, la inviolabilidad del domicilio, la libertad de expresión, las garantías penales y procesales, el derecho de petición, la igualdad el acceso a los cargos públicos y, por supuesto, las garantías del derecho de propiedad; autonomía de las Cortes frente al Rey; Monarquía constitucional y existencia de dos cuerpos colegisladores iguales en facultades: el Congreso de los Diputados y el Senado).
  1. b) La Regencia de Espartero (1840-1843)

La oposición de la Regente (Mª Cristina) a la Ley de Ayuntamientos de 1840 (elección de alcaldes y concejales), unido a diversos problemas ligados a la vida privada de la propia Regente, la forzaron a renunciar y a marchar fuera del país. En su ausencia se nombró a un nuevo Regente: el General Baldomero  Espartero  (1841-1843).  Durante su corta regencia, se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se recortaron los fueros vasco-navarros.

La firma de un acuerdo “librecambista” con Inglaterra engendró grandes protestas en Barcelona (sus industrias eran partidarias del “proteccionismo”) que fueron duramente  reprimidas. El bombardeo de la ciudad llevó a que Espartero perdiera toda su popularidad, incluso entre los propios progresistas.

Finalmente, una sublevación militar organizada por los moderados, a la que se unieron algunos progresistas, precipitó el fin de la Regencia de Espartero. Para salir del “impasse” político en el que se hallaba el país, las nuevas autoridades aceleraron, pese a tener solo catorce años (dieciséis era la mayoría), la coronación como reina de Isabel II.  

1.2.- El Reinado de Isabel II (1843-1868): Abarca un largo período que se inicia con la proclamación anticipada de la mayoría de edad de Isabel y el golpe de estado revolucionario de septiembre de 1868. Los gobiernos estarán en manos de moderados y progresistas.

  1. a) La Década moderada (1843-1854)

Durante esta etapa se elabora la Constitución de 1845 (3ª), algunos de cuyos principios eran: la reducción de los derechos de los ciudadanos respecto a la de 1837, el establecimiento de la soberanía compartida entre la Nación (Cortes y Reina), la cooperación entre el Congreso y el Senado a la hora de legislar, el sufragio censitario y la oficialidad de la religión la católica.

Otras leyes aprobadas fueron: centralización política y administrativa (basada en la división provincial, realizada por Javier de Burgos en 1833); Ley de administración local que permitía el control gubernamental del poder municipal; Restricción de la libertad de expresión; Unificación legal y judicial, con el Código Penal; Imposición del sistema métrico decimal y abolición de los pesos y medidas tradicionales; Reforma tributaria (se impuso el impuesto directo y el indirecto sobre los consumos); Creación de la Guardia Civil; Implantación de un sistema educativo único (castellanización). El País Vasco y Navarra, no obstante, mantenían sus fueros.

Destacamos, igualmente el Concordato de 1851 con la SANTA SEDE (Vaticano). Las relaciones entre España y el Vaticano se habían roto con motivo de la desamortización. Mediante este convenio (es lo que significa Concordato) se pretende reanudar estas relaciones. La Iglesia renuncia a reclamar los bienes desamortizados y el Estado suspende más venta de bienes y reconoce el catolicismo como religión oficial (lo que supone mantener económicamente a la Iglesia).

  1. b) El Bienio Progresista (1854-1856)

Entre las leyes que se aprueban están: anulación de leyes anteriores (como la Constitución de 1845), elaboración de una nueva (1856), de carácter progresista pero que nunca entró en vigor; creación de compañías de crédito y bancos; ampliación de libertades (la clase obrera se pudo organizar legalmente en asociaciones de defensa de sus derechos: sindicatos).

Destacamos, por otra parte, dos leyes de suma importancia:

–          LA LEY DE FERROCARRILES (1855) que permitió la construcción de una importante red ferroviaria (no olvidemos su importancia en todo proceso de industrialización). Esta Ley eliminó los aranceles (así entró capital francés, belga e inglés) y concedió varios privilegios a las compañías concesionarias. Fue un gran negocio pero no alentó demasiado el crecimiento económico a industrial de España porque se hizo tarde y mal (política de concesiones), con precipitación y malas condiciones técnicas.

–          LA DESAMORTIZACIÓN CIVIL DE MADOZ (1855) que afecta, sobre todo, a los bienes de los municipios (también a los de la Iglesia no vendidos en la etapa anterior). El método es similar al de Mendizabal. Sus beneficios se emplearon en la industrialización y, más concretamente, a la expansión del ferrocarril. A pesar de no cumplir el principal objetivo (reparto de tierras) consiguió ampliar la superficie cultivada, aumentar la población, la aparición de una burguesía terrateniente, el empeoramiento de la vida del pequeño campesino sin tierras…

  1. c) El Gobierno de la Unión Liberal (1856-1868)

La Unión Liberal es una coalición de moderados (los menos moderados) y progresistas (los menos progresistas).  Ambos eran centralistas. Se reestablece la Constitución de 1845 (anulada por los progresistas). Cuando estaban en el gobierno los Unionistas intentaban reformas políticas y de la Administración, pero cuando volvían los moderados, se producía una involución o vuelta atrás

En política exterior se realizó una intervención militar en el Norte de África para defender las posesiones españolas de los ataques marroquíes y para ganar prestigio. Aunque se impusieron, los resultados fueron muy limitados.

Se realizó una política conservadora y autoritaria, lo que provocó contactos entre la oposición para derribar al régimen (Pacto de Ostende: 1866). El objetivo era acabar con la monarquía de Isabel II. Fue firmado por progresistas, demócratas y unionistas. A esto se añadió una crisis financiera y de subsistencias, que contribuyeron a aumentar el descontento de la población hacia Isabel II. Todo ello motivó un golpe de Estado que acabó con el reinado de Isabel II. (Ver ANEXO 4: “La estructura social de la España Liberal”).  

2.- El sexenio revolucionario (1868-1875)

El 18 de septiembre de 1868 la escuadra, a las órdenes del brigadier Topete, se pronunció en Cádiz contra Isabel II. Contaba con el apoyo de los generales Serrano y Prim, líderes de la Unión Liberal y del Partido Progresista. En muchas ciudades, las clases populares y la burguesía liberal crearon juntas revolucionarias que exigían la abolición de la monarquía borbónica y la democratización del país. El ejército de Isabel II atacó a los sublevados pero fue derrotado. Ante este triunfo de la Revolución (llamada “La Gloriosa”), Isabel II se vio obligada a exiliarse.

2.1. Surge un gobierno provisional (1868-1871), presidido por Serrano, que convocó elecciones mediante sufragio universal masculino. En estas elecciones ganó la coalición de unionistas, progresistas y demócratas. En la derecha de la oposición quedó el partido carlista y a la izquierda los republicanos.

Este parlamento elaboró la Constitución de 1869 (4ª), que convierte a España en una monarquía constitucional, democrática y parlamentaria. Reconoce la soberanía nacional, el bicameralismo (Congreso y Senado) y algunos derechos del individuo (libertad de opinión y asociación, libertad religiosa y sufragio universal masculino para mayores de 25 años). La definición del Estado como reino planteaba un problema: había que encontrar un príncipe europeo dispuesto a ser rey de España y no pertenecer a la familia Borbón. El general Prim fue el encargado de esta tarea. Finalmente el elegido fue Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor Manuel II.

2.2 El reinado de Amadeo I comenzó en 1871 y acabó en 1873. Se encontró un país con una grave crisis económica y financiera; además en Cuba seguía la insurrección separatista. Contaba con el apoyo de la coalición gubernamental. El rey juró la Constitución. La coalición se dividió y se creó una gran inestabilidad. Comenzó una gran oposición a este rey: los moderados defendían la vuelta de los Borbones, la nobleza se negaba a aceptar un rey extranjero, las clases medias se abstuvieron. También los carlistas iniciaron revueltas que se tradujeron en una nueva guerra.  Finalmente fueron derrotados. La situación para el rey se volvió cada vez más crítica motivada por: la guerra carlista, la insurrección cubana, la agitación republicana federal, desavenencias en la coalición gubernamental, crisis económica y descontento popular. Finalmente el 11 de febrero de 1873, el rey abdicó.

2.3 El mismo día las Cortes proclamaron la I República. Se celebraron elecciones en mayo de 1873 y comenzó el intento de construir una república federal. Los federales obtienen una clara victoria electoral, pero no tienen suficiente apoyo popular, porque hubo una abstención del 70%.

Los federales intentaron establecer un régimen federal “desde arriba”. Pi i Margall fue nombrado presidente del Gobierno. Se inició el proyecto de Constitución Federal que organizaba España en 17 estados. En el verano de 1873, los federales intransigentes promovieron el movimiento cantonal, que intentaba establecerla “desde abajo”. En Andalucía, Valencia y Murcia hubo alzamientos que tenían como objetivos la constitución de unos poderes locales fuertes y autónomos (los “cantones”) que no reconocían el poder central. El cantonalismo se convirtió en una guerra civil y provocó el desgaste de los gobiernos federales. Pi i Margall tuvo que dimitir como presidente de la República. Nicolás Salmerón fue elegido presidente y aplastó la insurrección cantonal.

2.4 Fin del sexenio e inicio de la Restauración. Pronto dimitió Salmerón y pasó a ser presidente Emilio Castelar, representante del sector más conservador del republicanismo. Gobernó de forma autoritaria. Las Cortes desautorizaron la gestión de Castelar y esto precipitó el golpe de estado conservador del general Pavía (Enero de 1874). Se disolvieron las Cortes y el general Serrano gobernó de forma autoritaria. El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos proclamó a Alfonso XII, hijo de Isabel II, rey de España. Con ello se inicia el periodo de la Restauración.

2.5  La III Guerra Carlista (1873-1876). En este contexto se inició la III Guerra Carlista. La II (1848-1849) tuvo muy poca repercusión a nivel nacional y sólo se circunscribe a Cataluña. El problema sólo será solucionado con la restauración monárquica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel. (Ver el Tema siguiente que trata específicamente el asunto de las Guerras Carlistas).

 

 

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2 Respuestas

  1. adrian dice:

    no hablas nada de la regencia de espartero, la cal fue importante , cuidado.

  2. felipe dice:

    Hola… en este periodo hace falta hablar de la Regencia de Espartero la cual fue importante ¡¡¡…. me pueden bajar la puntuacion si no hablo de ello???

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