La presa más alta del Imperio romano está en España y se puede visitar
El paso del Imperio romano por la península ibérica, territorio que dominaron desde el año 218 a.C. hasta el siglo V, dejó numerosos monumentos y construcciones que dan fe, siglos después, de su grandeza, gusto y maestría. Entre los diferentes vestigios que hoy se cuentan entre nuestras fronteras está la que es la presa más alta del Imperio de todas las documentadas. Para descubrir esta infraestructura histórica hay que trasladarse hasta la provincia de Zaragoza y, más concretamente, hasta Almonacid de la Cuba.
Situado en la ladera empinada del barranco que forma el río Aguasvivas a su paso por la Sierra de Belchite está este coqueto pueblo que cuenta con apenas 230 habitantes pero que tiene un rico patrimonio. Lo primero que llama la atención es el contraste de las calizas blancas propias de esta sierra con la espesa vegetación que nace junto al río. Deslumbrados por este baile de color, los visitantes se topan a su llegada con el que es su monumento más importante, la presa romana.
Popularmente conocida como La Cuba, esta fue una de las tres que regulaban el cauce del río Aguasvivas, junto a las de Blesa y Muniesa, y su capacidad era de seis hectómetros cúbicos, cantidad equivalente al consumo de agua anual de una población de unas 90.000 personas. Declarada Bien de Interés Cultural, la construcción de 120 metros de longitud y 27 de ancho presenta un excelente estado de conservación, lo que la convierte en un patrimonio industrial único. Sus imponentes 34 metros de altura hacen que, además, sea la más alta levantada durante la época del Imperio romano. Su muro se asienta directamente sobre la roca y está realizado en hormigón romano, compuesto de piedras, arena, cal y agua, y revestido por sillares de piedra.
Cesarea Marítima, en la costa de Israel, cerca de Tel Aviv, fue uno de los mayores puertos de la Antigua Roma, construido por Herodes I el Grande, el gobernador de Judea hace más de 2.000 años
Su origen se remonta a la época de Augusto y Tiberio, siglo I, pero a lo largo de los años fue sufriendo sucesivas modificaciones hasta obtener su aspecto actual. Su uso principal fue agrícola, aunque también sirvió para el abastecimiento urbano. A partir del siglo III se fue abandonando hasta la época musulmana en la que fue usada como azud, función que todavía mantiene.
La visita se puede hacer por libre a través de dos miradores, pero desde el municipio ofrecen rutas guiadas de martes a domingos para conocer la historia de la presa a través de un nuevo recorrido de pasarelas que permiten profundizar en la infraestructura, el entorno natural y otros elementos patrimoniales como el molino harinero del siglo XIII y el puente colgante. Así mismo, se han recuperado los 103 escalones que bajan hasta la base de la presa, lo que hace el recorrido aún más atractivo. Esta actividad tiene una duración de una hora y media y un coste de 4 euros por persona. Es necesario realizar previamente la reserva por teléfono al 684271669 o en la Oficina de Turismo.
Otros atractivos del pueblo
Además de la presa romana, Almonacid de la Cuba tiene otros atractivos que merece la pena descubrir, como su pasado musulmán, el cual se puede apreciar durante un paseo por sus enrevesadas calles que trepan desde el río hacia los restos del castillo, ruinas sobre las que se levantó la ermita de la Virgen de las Nieves en la década de 1940. Esta fortaleza se completa con los restos de otro torreón, situado en un montículo cercano, desde donde se puede observar la línea de la muralla, casi desaparecida, que unía ambas partes.
Otro de sus monumentos destacados es la iglesia de Santa María, una construcción de la segunda mitad del siglo XVI levantada en piedra sillar y mampostería con contrafuertes resaltados al exterior. Lo que más llama la atención es su torre que consta de tres cuerpos claramente diferenciados. El primero está construido con los mismos materiales que el templo, mientras que el segundo se levantó en ladrillo y estilo mudéjar y durante la época barroca se levantó el tercero con forma octogonal.
En los alrededores destacan, también, la ermita de la Virgen de los Dolores, una construcción barroca del siglo XVII, y la ermita de San Jorge. Además, se pueden realizar diferentes rutas senderistas para disfrutar del paisaje como la que conduce hasta el Pozo de los Chorros, de unos 3 kilómetros, o la que une este pueblo con Letux.
Tomado de www.abc.es