TEMA 1: Crisis del Antiguo Régimen: las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Tema 1: Crisis del Antiguo Régimen: las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
ÍNDICE
Introducción
- La guerra de la Independencia.
- El Gobierno de José I: los afrancesados.
- La obra revolucionaria de las Cortes de Cádiz.
3.1. Las Cortes de Cádiz
3.2. La obra legislativa menor
3.3. La Constitución de 1812
3.4. La importancia de la Constitución
- La guerra en el País Vasco.
La política expansionista de Francia (Napoleón) y su enfrentamiento con Inglaterra motivó que España (debilidad de Carlos IV) se posicionara junto a Francia. Con este fin firmó con Francia el Tratado de Fontainebleau (1807 con el fin de conquistar y repartirse Portugal (aliado de Inglaterra). Para cumplir con el tratado, tropas francesas se instalan en España. La reacción del “pueblo” motivó el “Motín de Aranjuez (19 de marzo de 1808) que llevó a Carlos IV a prescindir de su “valido” Godoy y a abdicar en su hijo Fernando VII. Napoleón no reconoció a Fernando, y Carlos IV se arrepintió de su abdicación. Para solucionar el conflicto ambos fueron requeridos por Napoleón a Bayona y, al no ponerse de acuerdo, les obligó a traspasarle el trono que a su vez lo entregó a su hermano José Bonaparte en las “abdicaciones de Bayona” (1808).
1.- La guerra de la independencia (1808-1814)
En 1808, tras el avance francés, las abdicaciones de Bayona y el 2 de mayo de Madrid, se suceden levantamientos antifranceses y, ante el vacío de poder, (tanto Carlos IV como su hijo Fernando están prisioneros de Napoleón en Bayona), se crean Juntas Provinciales de Defensa en casi todas las capitales de provincia, formadas por hombres de la aristocracia, el clero, militares y funcionarios. Enseguida, con delegados de estas Juntas Provinciales se formó, en Aranjuez, una Junta Central Suprema de 34 miembros (septiembre de 1808), presidida por el viejo conde de Floridablanca, que se convierte en el máximo órgano gubernativo (hasta la vuelta de Fernando VII como legítimo rey de España), coordina la acción contra los franceses y ocupa el vacío de poder dejado por la marcha de José I (quién tras la victoria española de Bailén pasó a Francia). Comienza la Guerra de Independencia (Ver ANEXO 2) y el ejército español se reorganizaba para plantar cara a las tropas napoleónicas.
Esta victoria de Bailén, en noviembre de 1808, motiva que Napoleón entre en España, con un ejército de 250.000 hombres y desarrolle un avance espectacular volviendo a conquistar Madrid, mientras que la Junta Central Suprema se refugia en Sevilla y más tarde en Cádiz, cuya posición estratégica la hacía inexpugnable. Además, la ciudad estaba protegida por la marina inglesa. Esta Junta Central Suprema convoca las Cortes en 1810 tanto para atender la guerra con los franceses como la problemática independentista de las colonias americanas.
A su vez, parte de los militares españoles, organizaban pequeños grupos de guerrilleros que acosaban sin tregua a las fuerzas francesas. En su lucha contra los ejércitos napoleónicos, España contaría con el apoyo de Gran Bretaña. Ante un levantamiento que tenía lugar en todo el país, apoyado por tropas regulares y guerrilleros, los generales franceses tuvieron que aplacar la resistencia española en ciudades como Zaragoza, Valencia y Gerona.
Pero, en los siguientes años, los guerrilleros protagonizaron numerosos ataques a las guarniciones francesas, convirtiendo la ocupación en una pesadilla para los invasores. Entre estos guerrilleros cabe destacar los nombres de Espoz y Mina, el Empecinado y el cura Merino.
Prácticamente todo el país había quedado en manos francesas, a excepción de Cádiz. Sin embargo, la llegada del ejército británico liderado por el general Wellington fue de gran ayuda para los españoles. Así, británicos, españoles y portugueses derrotaron a los franceses en decisivas batallas como Arapiles (1812), Vitoria (1813) y San Marcial (Irún) (1813). La Guerra de Independencia finaliza con el Tratado de Valençay (1813) que supuso la vuelta de Fernando (VII) a España y el comienzo de su reinado.
2.- El Gobierno de José I: los afrancesados
La imposición de José Napoleón como rey de España, después de serlo de Nápoles, provocó la llamada Guerra de la Independencia española. La mayor parte de la población luchó contra el rey, sobre todo una vez que se produjo la batalla de Bailén (julio 1808), y pareció que la aventura napoleónica había terminado. Pero hubo una minoría de españoles que lo aceptaron como rey desde el principio o bien cuando, con la ocupación de Andalucía en 1810, pareció que la suerte estaba decidida definitivamente.
Estos partidarios del rey, denominados “afrancesados”, considerados como colaboracionistas por los patriotas, fueron odiados de por vida y considerados traidores y malos españoles a pesar de que entre ellos había buen número de intelectuales (nobles, eclesiásticos, terratenientes…) que, desde el punto de vista actual, lo que quisieron fue evitar la guerra y llevar a cabo un plan de reformas políticas y sociales que mejorarían la situación del país.
Estos eran los herederos intelectuales de los ilustrados reformistas que a mediados del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, habían intentado difundir la filosofía del Siglo de las Luces (partidarios del reformismo ilustrado pero enemigo de medidas revolucionarias), basada en el dominio de la razón y en el espíritu de la Enciclopedia.
La vida de los “afrancesados” se complicó terriblemente a la caída del régimen de José I a quien siguieron a Francia al término de la guerra (exilio). La reacción popular fue terrible: venganzas, linchamientos, denuncias… La represión oficial, al menos, conseguía que se respetase la integridad física de los implicados, que solo podían defenderse mediante pliegos y pliegos de descargo redactados con el fin de librarse del estigma de su colaboracionismo.
3.- La obra revolucionaria de las Cortes de Cádiz
3.1.- Las Cortes de Cádiz
La formación de las Cortes de Cádiz fue absolutamente novedosa para la época. Estas Cortes fueron elegidas mediante el voto de los varones mayores de 25 años que elegían a representantes por provincias. Además se convoca una asamblea única, en la que a cada diputado le correspondía un voto rompiendo así con la organización estamental propia del Antiguo Régimen. Las nuevas Cortes se reunían en representación de la nación y no del Rey, aunque se reconocía como soberano legítimo a Fernando VII y se le juraba fidelidad.
Entre los diputados elegidos (muchos de ellos refugiados en Cádiz por imperativos de la guerra) predominaban los eclesiásticos (casi un tercio), abogados, funcionarios, militares e intelectuales aunque también había algunos nobles. Los territorios americanos también designaron representantes, aunque fueron elegidos entre los originarios de esos territorios que se encontraban en Cádiz en ese momento. Como dato significativo, conviene resaltar que entre los diputados no había ni un solo representante de las clases populares.
Las sesiones de las Cortes se celebraron en el Oratorio de San Felipe Neri y se desarrollaron en un ambiente muy apasionado. El público participó apoyando o censurando la intervención de los diputados. Además, la vida política se extendía al día a día de la ciudad, con debates constantes en cafés y periódicos. Este apasionamiento respondía a la fuerte división entre los diputados; así podemos distinguir diferentes grupos claramente diferenciados en lo ideológico:
- Los liberales: Defendían la soberanía nacional, la división de poderes y la igualdad jurídica ante la ley. Apostaban por la desaparición de los privilegios señoriales propios del Antiguo Régimen. Era el grupo mayoritario.
- Los absolutistas o serviles: Pretendían mantener la monarquía absoluta y el poder del rey sin los límites que marcaba la Constitución. Apostaban, por tanto, por el mantenimiento del Antiguo Régimen.
- Los “jovellanistas” o ilustrados: Defendían la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes. Era un grupo intermedio compuesto de reformistas moderados.
3.2.- La obra legislativa menor
La principal obra legislativa de las Cortes de Cádiz fue la elaboración de la Constitución de 1812, pero también tomaron otras decisiones de gran trascendencia que significaban el final del Antiguo Régimen y el primer gran intento de liberalización económica y social. Destacan las siguientes: Libertad de expresión, abolición de los señoríos jurisdicc
3.3. La Constitución de 1812 (1ª Constitución)
Pero, sin duda, lo más importante de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz es La Constitución de 1812. Constitución (primera española) que se promulgó el 19 de marzo de 1812, día de San José; por eso se la conoce como la “Pepa”. Se compone de un discurso preliminar y 384 artículos (es un texto largo). Esta Constitución recoge muchos de los principios fundamentales que siguen vigentes en nuestros días. Los principios fundamentales son:
a.- Soberanía Nacional: defiende que la soberanía reside esencialmente en la Nación, entendida como la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios (España y América). Por tanto, pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales. La forma del Estado sería una monarquía, en la persona de Fernando VII, pero parlamentaria o constitucional. (Art. 1, 2)
b.- Separación de Poderes: intenta diferenciar claramente quién hace las leyes, quién las ejecuta o lleva a la práctica y quién juzga a quien no las cumple: Poder Legislativo: “la potestad de hacer las leyes reside en la Cortes con el Rey”; Poder ejecutivo: “la potestad de hacer ejecutar las leyes, reside en el rey”; Poder Judicial: “la potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside en los Tribunales establecidos por la Ley” (Art.15-16-17
c.- Derecho de representación: La Nación estará representada por la Cortes, cuyos diputados son elegidos por la población y de forma igual en ambos hemisferios: “Las Cortes son la reunión de todos los Diputados que representan la Nación, nombrados por los ciudadanos en la forma que se dirá” (art.27). “La base para la representación nacional es la misma en ambos hemisferios.” (Art. 28)
- Derechos fundamentales del individuo: Libertad de Expresión / Libertad de Prensa e imprenta (Art.371); Derecho a la integridad física (Art. 303); Libertad Personal (Art. 172); Inviolabilidad del domicilio (Art.306); Garantías Procesal y Penal“ (Art. 247).
- e) No se reconocía, sin embargo, la libertad de culto, sino que se imponía el catolicismo como religión oficial y única, concesión clara al sector absolutista.
3.4. Importancia de la Constitución de 1812
La Constitución de Cádiz es fundamental en la historia de España. Es la primera – ya que la “Constitución de Bayona” de 1808 es una “Carta Otorgada”-. Se inspira en la Constitución francesa de 1791 pero es más avanzada y progresista que ella, ya que acepta el sufragio universal y una amplia garantía de derechos. La guerra de la Independencia no permitió llevar a la práctica lo legislado por las Cortes. Además, la mayoría de la sociedad española quedó al margen: eran campesinos, monárquicos absolutistas que estaban muy influenciados por el clero y la nobleza. Fernando VII anuló la Constitución y la obra de las Cortes de Cádiz a su vuelta del exilio en marzo de 1814 (Ver ANEXO 3). Sin embargo, la “Pepa” fue una referencia clave para el liberalismo posterior. Además, su influjo fue decisivo en otras constituciones de América del Sur y de Europa, como las de Italia y Portugal.
4.- La Guerra en el País Vasco
En el País Vasco, como en el resto de España, las tropas francesas fueron en principio bien recibidas por cuanto venían como aliados (Tratado de Fontainebleau) para la conquista de Portugal. Las primeras tropas cruzaron el Bidasoa en otoño de 1807. Sin embargo, la desconfianza fue en aumento cuando, al cabo de un par de meses, los franceses comenzaron a ocupar todo el territorio vasco. El punto clave fue la toma de la Ciudadela de Pamplona, en febrero de 1808. A partir de aquel momento empezaron acciones de guerrilla a pequeña escala contra los franceses, al igual que en otras provincias españolas. Surgieron guerrilleros, como Gaspar de Jáuregui “el Pastor”, que llegó a mandar a tres mil hombres y alcanzó el grado de coronel y al que se le unió el joven Zumalacárregui que luego sería una de las máximas figuras de las guerras carlistas. Igualmente sobresalieron las figuras del Cura Santa Cruz y la de Francisco Espoz y Mina. Las últimas batallas contra los franceses, en retirada, se dieron en territorio vasco: Vitoria y San Marcial (Irún) (1813).
Si me estudio la primera parte de selectividad,con estos apuntes.¿Puedo sacar la nota maxima?
Excelentes apuntes para conocer mejor este periodo. Como bien decís, muy importante el papel de la Pepa, por se la primera constitución española. Gracias por compartirlo, saludos.