LECTURA: Los Pactos de La Moncloa

Los Pactos de la Moncloa son un acuerdo entre todas las fuerzas polí­ticas parlamentarias para arreglar la alarmante situación económica. Probablemente se trate del punto más débil de la transición.

    En 1977 la situación económica es explosiva:

  • en un paí­s en el que el 66% de la energí­a es importada, la crisis petrolí­fera de 1973 ha pasado desapercibida, es decir los últimos gobiernos de Franco no han tomado ninguna medida frente al barril de petróleo que pasa en doce meses de 1,63 a 14 dólares.
  • Las exportaciones cubren el 45% de las importaciones, el paí­s carece de recursos para mantener sus intercambios con el exterior y pierde 100 millones de dólares diarios de reservas exteriores,
  • acumulanso entre 1973 y 1977 14.000 millones de dólares de deuda exterior, lo que representa un importe superior al triple de las reservas de oro y divisas del Banco de España.
  • La inflación está a niveles casi sudamericanos: del 20% de 1976 se pasa a mediados de 1977 al 44%, frente al 10% de promedio de los paí­ses de la OCDE.
  • Las empresas tienen deudas de centenares de miles de millones de pesetas lo cual contribuye a que

el paro empiece su largo crecimiento: ya se sitúa en 900.000 personas de las cuales sólo 300.000 reciben subsidio de desempleo y seguirá subiendo hasta los actuales (1998) 2.000.000 de parados.

Entre las fuerzas polí­ticas es unánime la preocupación por esta situación y el Gobierno siente la necesidad de elaborar una solución que ponga de acuerdo a todo el arco parlamentario, es decir aplicar en este sentido una «polí­tica de concentración». No hay que olvidar que desde octubre de 1973, cuando la recesión empieza a evidenciarse, son ocho los «paquetes de medidas económicas» publicados. El noveno tiene que funcionar y es Enrique Fuentes Quintana quien redacta el documento base, haciendo suya una declaración de un polí­tico republicano de 1932: «O los demócratas acaban con la crisis económica española o la crisis acaba con la democracia».
Durante el mes de agosto el Gobierno se reúne con los sindicatos para convencerlos de la necesidad de la moderación salarial para acabar con la inflación, en septiembre Fuentes Quintana discute con el resto del Gobierno su documento base y en octubre se redacta el texto final con los demás partidos polí­ticos: en el fin de semana del 8 y 9 se lleva a cabo un «resumen de trabajo», como lo llama Felipe González para no darle excesiva importancia, durante los dí­as siguientes se desarrolla ese resumen en comisiones especializadas y el dí­a 25 de ese mes firman los Pactos de la Moncloa los representantes de los principales partidos polí­ticos, incluidos Santiago Carrillo y Manuel Fraga, aunque éste no subscribe, lógicamente, el pacto sobre cuestiones jurí­dicas y polí­ticas:

  • derecho de reunión y asociación,
  • reforma del Código Penal,
  • reorganización de las fuerzas de orden público.

Los pactos son aprobados por el Parlamento el dí­a 27 y su contenido se divide en medidas urgentes (contra la inflación y el desequilibrio exterior) y reformas necesarias a medio plazo para repartir los costes de la crisis, porque no serí­a bonito que pagasen sólo los que han estado robando durante 40 años.

Las medidas de saneamiento a corto plazo son:

  • una polí­tica monetaria que frene la expansión de la masa monetaria,
  • una polí­tica presupuestaria que reduzca el déficit público,
  • la fijación de un cambio de la peseta realista que reduzca la deuda exterior, y la
  • obligación de incrementar los salarios en base a la inflación prevista y no a la pasada, con el objetivo de que los salarios no aumenten más de un 22% como promedio en 1978 respecto a 1977: se pide pues a los trabajadores que no mejoren su nivel de vida durante ese año.
  • Contra el paro se presentan una serie de normas que permiten la contratación temporal, sobre todo de jóvenes que no han accedido nunca a un puesto de trabajo.

    Las reformas a estudiar son:

  • la fiscal y la de la administración tributaria para que todos los ciudadanos paguen sus impuestos (en esos años muy poca gente lo hace, mientras que tras la etapa socialista, en los años 90, España es sin duda uno de los paí­ses donde más difí­cil es evadir),
  • la aplicación de un control real a la liquidez y solvencia de los bancos y cajas de ahorro,
  • la reforma en sentido flexibilizador del mercado laboral: en tiempos de Franco el despido era prácticamente imposible.

Los efectos de los Pactos de la Moncloa son positivos en algunos sentidos y menos en otros: la inflación acaba el año en el 26,4% contra las previsiones del 80% y cerrará 1978 en el 16%, las reservas de divisas duplican y las cuentas de las empresas empiezan a mejorar y emprenden el camino hacia los beneficios. Las reformas a corto plazo sin embargo no se empiezan a discutir, según algunas fuentes a causa de la frivolidad de los ministros económicos Garrigues Walker, Oliart, Jiménez de Parga y Sánchez de León. En la remodelación de Gobierno de febrero de 1978 ya no está, porque ha dimitido, Enrique Fuentes Quintana, que se encuentra muy incómodo ante dicha frivolidad y que hace casus belli del conflicto con el Ministro de Industria Alberto Oliart, que se niega a la nacionalización de las lí­neas de alta tensión, cuya mala organización encarece mucho la energí­a eléctrica. Oliart defiende así­ los intereses del conjunto de empresas eléctricas, UNESA.

Tomado de www.vespito.net

 

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