LECTURA: Nacionalismo

El nacionalismo es la doctrina o filosofí­a polí­tica que propugna como valores fundamentales el bienestar, la preservación de los rasgos identitarios, la independencia en todos los órdenes, la prosperidad, y la gloria y lealtad a la nación propia.

Generalidades

El nacionalismo parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el estado.

El principio de la soberaní­a nacional: que mantendrí­a que la nación es la única base legí­tima para el estado.

El principio de nacionalidad: que mantendrí­a que cada nación debe formar su propio estado, y que las fronteras del estado deberí­an coincidir con las de la nación.

El término nacionalismo se aplica tanto a una doctrina polí­tica como a los movimientos nacionalistas, las acciones colectivas de movimientos sociales y polí­ticos tendentes a lograr las reclamaciones nacionalistas. En ocasiones también se llama nacionalismo al sentimiento de pertenencia a la nación propia, aunque la mayorí­a de las veces no es sólo un sentimiento, sino que tiene cierto contenido doctrinal implí­cito.

La historiografí­a también usa el término nacionalismo para referirse al periodo histórico de formación de las naciones y el surgimiento de la ideologí­a y movimientos nacionalistas, lo que ocurrió en torno al siglo XIX, coincidiendo con las revoluciones liberales o revoluciones burguesas.

Se habla también del nacionalismo musical, expresión artí­stica de la segunda mitad del siglo XIX que coincide con el nacionalismo polí­tico en la valoración de la etnicidad (folclore), y que deriva del anterior romanticismo, movimiento intelectual y artí­stico también muy vinculado con el nacionalismo romántico, aunque sea de más amplia extensión temporal y conceptual que éste.

Interpretaciones

El nacionalismo podrí­a entenderse como un concepto de identidad experimentado colectivamente por miembros de un gobierno, una nación, una sociedad o un territorio en particular. Los nacionalistas se esfuerzan en crear o sustentar una nación basada en varias nociones de legitimación polí­tica. Muchas ideologí­as nacionalistas derivan su desarrollo de la teorí­a romántica de la «identidad cultural«, mientras que otros se basan en el argumento liberal de que la legitimidad polí­tica deriva del consenso de la población de una región.

Ha sido duramente criticado por personajes históricos tan diferentes como Charles de Gaulle, Albert Einstein, Albert Camus o Franí§ois Mitterrand.

Los primeros precedentes del nacionalismo comienzan a aparecer en el siglo XVIII, pues hasta ese momento, la idea de nación, tal y como se concibe en la actualidad, no se habí­a formulado. Hasta ese momento, las identidades colectivas basadas en la religión o en ser súbditos de un mismo rey, prevalecí­an sobre las étnicas. En la Revolución Francesa se utilizará el término nación como sinónimo de ciudadano, es decir, la nación ya no está personificada en la figura del monarca, pues la nobleza es un cuerpo ajeno a la nación: la nación es el tercer estado.

Ciertos teóricos, como Benedict Anderson, han afirmado que las condiciones necesarias para el nacionalismo incluyen el desarrollo de la prensa y el capitalismo. Anderson también afirma que los conceptos de nación y nacionalismo son fenómenos construidos dentro de la sociedad, llamándolos comunidades imaginarias. Ernest Gellner añade al concepto: «el nacionalismo no es el despertar de las naciones hacia su conciencia propia: inventa naciones donde no las hay».

Evolución del nacionalismo

El Estado Nación surgió en Europa con el tratado de Westfalia (1648). El nacionalismo continuó siendo un fenómeno elitista durante una parte de siglos tras el tratado, pero fue durante el siglo XIX cuando se propagó ampliamente por toda Europa y ganó popularidad. Desde entonces, el nacionalismo ha dominado las polí­ticas europeas y mundiales. Muchas de las polí­ticas europeas del siglo XIX pueden ser vistas como luchas entre antiguos regí­menes.

A finales del siglo XIX las ideas nacionalistas habí­an comenzado a expandirse por toda Asia. En la India el nacionalismo incentivó el fin del dominio británico. En China el nacionalismo dio una justificación para el estado chino, que se encontraba enemistado con la idea de un imperio universal. En Japón el nacionalismo fue combinado con el excepcionalismo japonés.

La I Guerra Mundial marcó la destrucción definitiva de varios estados multinacionales (el Imperio Otomano, el Imperio Austrohúngaro y, en cierta medida, el ruso). El tratado de Versalles fue establecido como un intento por reconocer el principio de nacionalismo, ya que gran parte de Europa fue dividida en naciones-estado en un intento por mantener la paz. Sin embargo, muchos estados multinacionales e imperios sobrevivieron. El siglo XX fue también marcado por la lenta adopción del nacionalismo por todo el mundo con la destrucción de los imperios coloniales europeos, la Unión Soviética y varios otros estados multinacionales menores.

Simultáneamente, particularmente en la segunda mitad del siglo, fuertes tendencias antinacionalistas han tenido lugar, siendo en general destacables las manejadas por élites. La actual Unión Europea está actualmente transfiriendo poder del nivel nacional a entidades locales y continentales. Acuerdos de comercio, tales como NAFTA y GATT, y la creciente internacionalización de mercados de comercio debilitan también la soberaní­a del estado-nación.

A pesar de esto, el nacionalismo continúa sosteniéndose en oposición a estas tendencias. La globalización es rechazada masivamente en manifestaciones callejeras (ver ATTAC), los partidos nacionalistas continúan ganando elecciones, y la mayorí­a de la gente mantiene fuertes ví­nculos con su nacionalidad real o artificiosa.

 

Formas de nacionalismo

 

a)      El nacionalismo centrí­fugo

Es el que pretende la secesión de una parte del territorio de un Estado habitado por una población con caracterí­sticas cuyas diferencias con la considerada mayoritaria puedan definirla como minorí­a nacional. En ocasiones el mismo Estado del que pretenden separarse se define a sí­ mismo como estado plurinacional, como fue el Imperio Austrohúngaro.

b)      El nacionalismo centrí­peto

Es el que pretende la unificación nacional de las poblaciones con caracterí­sticas comunes que habitan en distintos estados, donde pueden ser minorí­as nacionales y por tanto en esos estados constituyen nacionalismos centrí­fugos (es el caso del nacionalismo kurdo), o bien ser estados nacionalmente homogéneos pero separados (es el caso de las unificaciones de Italia y Alemania en el siglo XIX, aunque en ambos casos el solapamiento con el Imperio Austrohúngaro complica la definición).

c)      El nacionalismo económico o Tercera Posición

El nacionalismo económico o Tercera Posición se concentra sobre los mecanismos de dependencia económica o neocolonialismo. Sostiene la necesidad de que sectores y empresas básicas de la economí­a permanezcan en manos de capitales nacionales, muchas veces estatales, cuando el sector privado no está en condiciones, sin caer en la explotación materialista del liberalismo ni del marxismo.

Los orí­genes del nacionalismo económico pueden encontrarse en la creación de empresas estatales para explotar productos estratégicos como la creación de YPF para el petróleo en Argentina en 1922 y luego en las polí­ticas de nacionalizaciones implementadas por gran cantidad de paí­ses del Tercer Mundo entre las que se destacan los siguientes jalones: la nacionalización del petróleo en México en 1938, la nacionalización del petróleo en Irán en 1951, la nacionalización del Canal de Suez en 1956 y la nacionalización del cobre en Chile en 1971.

El nacionalismo económico está también í­ntimamente relacionado con la Teorí­a de la Dependencia elaborada por la escuela desarrollista latinoamericana que sostiene que el sistema económico mundial ha establecido una división internacional del trabajo que atribuye los paí­ses centrales la producción industrial, de alto valor agregado, y a los paí­ses periférico la producción de materias primas, de bajo valor agregado. El desarrollismo sostiene que existe una tendencia general al deterioro de los términos de intercambio en perjuicio de la producción agrí­cola-primaria, y que los paí­ses periférico necesitan impulsar agresivas polí­ticas industriales para romper el cí­rculo vicioso del subdesarrollo.

La polí­tica de privatizaciones sugerida por el Consenso de Washington a partir de la década del 90 tuvo como objetivo principal, y lo logró en gran parte, revertir las medidas nacionalistas tomadas por la mayor parte de los paí­ses periféricos durante la mayor parte del siglo XX.

A partir de los últimos años de la década del 90 parece haber un importante resurgimiento del nacionalismo económico en varias partes del mundo, ahora en un entorno global, relacionado con acuerdos de integración regional. Una de sus manifestaciones más importantes ha sido la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia en 2006, bajo el gobierno de Evo Morales y los acuerdos de infraestructura y desarrollo subregional tomados en el marco del Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones.

Muchas de estas experiencias nacionalistas están estrechamente relacionadas con las reivindicaciones sindicales y otras organizaciones sociales, adoptando la forma de un nacionalismo popular expresado en movimientos polí­ticos con amplio apoyo de la población.

d)      El nacionalismo étnico (o cultural)

Define la nación en términos de etnicidad, lo cual siempre incluye algunos elementos descendientes de las generaciones previas. También incluye ideas de una conexión cultural entre los miembros de la nación y sus antepasados, y frecuentemente un lenguaje común. La nacionalidad es hereditaria. El Estado deriva la legitimidad polí­tica de su estatus como hogar del grupo étnico, y de su función de protección del grupo nacional y la facilitación de una vida social y cultural para el grupo. Las ideas sobre etnicidad son muy antiguas, pero el nacionalismo étnico moderno está fuertemente influido por Johann Gottfried von Herder, quien promovió el concepto de Volk, y Johann Gottlieb Fichte.

El fascismo es generalmente clasificado como nacionalismo étnico, habiendo sido su caso más extremo el nacional socialismo de la Alemania Nazi. No obstante, la mayor parte de los movimientos y regí­menes fascistas de la Europa de entreguerras, entre los que puede contarse el nacionalcatolicismo del franquismo español, responden más al modelo de fascismo clerical definido por Hugh Trevor-Roper.

e)      El nacionalismo romántico

También llamado nacionalismo orgánico y nacionalismo identitario. Es la forma de nacionalismo étnico según la cual el estado deriva su legitimidad polí­tica como consecuencia natural (orgánica) y expresión de la nación o la raza. Refleja los ideales del romanticismo y se opone al racionalismo. El nacionalismo romántico enfatiza una cultura étnica histórica que se conecta con el ideal romántico; el folclore se desarrolla como un concepto nacionalista romántico. Los hermanos Grimm se inspiraron en los escritos de Herder para crear una colección idealizada de historias étnicamente alemanas. El historiador Jules Michelet ejemplifica la concepción nacionalista romántica de la historiografí­a. En 1815 se hablaba de este nacionalismo, y fue el que se usó para las unificaciones tanto alemana como italiana.

f)       El nacionalismo religioso

Es la forma de nacionalismo según la que el estado deriva su legitimidad polí­tica en consecuencia de una religión común. El sionismo es un ejemplo de esto, pero buena parte de las formas de nacionalismo étnico son también en gran medida formas de nacionalismo religioso. Por ejemplo, el nacionalismo irlandés es generalmente asociado al catolicismo; el nacionalismo indio se asocia con el hinduismo, etc. El nacionalismo religioso es generalmente visto como una forma de nacionalismo étnico.

En algunos casos, sin embargo, la componente religiosa es más una etiqueta que la verdadera motivación del nacionalismo de un grupo. Por ejemplo, aunque la mayorí­a de los lí­deres nacionalistas irlandeses del último siglo fueron católicos, durante el siglo XIX, y especialmente en el XVIII, muchos lí­deres nacionalistas fueron protestantes. Los nacionalistas irlandeses no luchan por distinciones teológicas, sino por una ideologí­a que identifica a la isla de Irlanda con una visión particular de la cultura irlandesa, que para muchos nacionalistas incluye al catolicismo aunque no como elemento predominante. Para muchas naciones que se vieron obligadas a luchar contra las consecuencias del imperialismo de otra nación, el nacionalismo fue asociado a la búsqueda de un ideal de libertad.

El islam se opone fuertemente a todo tipo de nacionalismo, tribalismo, racismo u otra clasificación de la gente no basada en las creencias propias. Sin embargo, ciertos grupos islámicos pueden ser considerados racistas y nacionalistas (así­, para algunos, no pueden considerarse verdaderos islámicos). La creación de Pakistán es un ejemplo de nacionalismo religioso de base islámica en la medida en que tomaba como nación a los musulmanes de la India. sin embargo, muchos de sus creadores -como los del Estado de Israel- eran laicos y consideraban la pertenencia a una misma tradición religiosa como elemento generador de identidad al margen de la práctica religiosa en sí­. Un ejemplo similar es el de los musulmanes de Bosnia, considerados como etnia en la antigua Yugoslavia y que en su mayor parte eran no creyentes o no practicantes.

g)      El nacionalismo banal

Conceptualizado por Michael Billig, es la forma difusa que toma el nacionalismo en las sociedades contemporáneas, convirtiéndose en un mecanismo omnipresente de orientar las percepciones y hacer aparecer como natural la identificación entre una lengua, una cultura y una comunidad polí­tica. Ya sea en rituales colectivos como el deporte, o en detalles menores como la utilización de banderas para identificar las lenguas en las que se escriben los ingredientes de una caja de cereales, el nacionalismo banal reproduce cotidianamente los esquemas mentales del nacionalismo.

Elementos en común de todas las formas de nacionalismo

Algunos teóricos polí­ticos sostienen que cualquier discriminación de formas de nacionalismo es falsa. Todas las formas de nacionalismo cuentan con una población formando una nación, lo cual significa que todos los miembros de una población creen que forman parte de algún tipo de cultura común y la cultura no puede ser completamente separada de la etnicidad. Incluso las supuestas «culturas cí­vicas» étnicamente neutrales en los Estados Unidos, por ejemplo, inscriben la palabra Dios en su moneda y en su jura de lealtad y designan feriados oficiales, lo cual promueve un prejuicio cultural.

Causas por la que el nacionalismo se hace atrayente

Una razón por la cual el nacionalismo ha mantenido su atractivo a través de los siglos puede ser el hecho de que pertenecer a una nación cultural, económica o polí­ticamente fuerte da a la persona una agradable sensación de pertenencia, sin importar su propia contribución a su fuerza.

Otra posibilidad defiende que las personas son seres sociales, y el formar parte de un grupo sociopolí­tico como la nación, es ventajoso y contribuye a su desarrollo, se considera que es la expresión de un rasgo general del comportamiento social favorecido evolutivamente, relacionado con el tribalismo.

En ocasiones puede surgir un sentimiento nacionalista cuando los miembros de una comunidad se sienten amenazados o atacados por otra comunidad o estado. Puede surgir como respuesta a otro nacionalismo.

Formas de actuación

Dependiendo del contexto donde tenga lugar el nacionalismo, este puede adoptar diversas formas de actuación que pueden ser pací­ficas, violentas o puede llegar a conjugar ambas.

a)      Pací­ficas

Con la progresiva consolidación de Estados más democráticos y el avance de las organizaciones intergubernamentales como la ONU, las reivindicaciones nacionalistas se sustancian mayoritariamente mediante el ejercicio de la actividad polí­tica a través de distintos partidos polí­ticos nacionalistas que reclaman con el apoyo electoral de los ciudadanos una mayor autonomí­a, la independencia o el ejercicio del derecho de autodeterminación de sus territorios.

Otra forma de reivindicación pací­fica serí­a la desobediencia civil o la «No violencia activa« cuyo máximo exponen fue la labor de Mahatma Gandhi en la India.

b)      Violentas

La ocupación del territorio mediante el uso de la fuerza es uno de los medios empleados para conseguir los objetivos nacionalistas y buen ejemplo de ello serí­an las dos guerras mundiales en las que el elemento nacional desempeño un papel sustancial.

En la actualidad existe un número de organizaciones que utilizan métodos violentos con el fin de lograr dichos objetivos polí­ticos. Por lo general, la prensa, las autoridades y la población del Estado o Estados a las que se oponen o contra los que luchan consideran a tales grupos como terroristas, mientras que dichos grupos suelen justificar sus acciones bajo figuras legales como el derecho a la resistencia.

Muchas veces estas acusaciones son ciertas, pero otras veces son inducidas por los Gobiernos y autoridades de algunos Estados para justificar sus actuaciones y polí­ticas y ganarse el favor de la población frente a dichas organizaciones.

Se puede dar la paradoja que los considerados inicialmente como «terroristas», una vez alcanzadas sus metas, sean ensalzados como «heroes de la Patria», por lo que algunos autores han señalado la subjetividad de la calificación de «terrorista» para algunos de esos movimientos. Algunos ejemplos de organizaciones terroristas de insipiración nacionalista son el Frente de Liberación de Bretaña en Francia, Unificación o Muerte en Serbia, el IRA en Irlanda o ETA y Terra Lliure en España.

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *