DEBATE 26: con la fe de las vacaciones
Puede llamarse retiro de jóvenes, Pascua juvenil o Semana Santa misionera. Las iniciativas son numerosas y sus nombres variados. Se recomienda llevar: Biblia, libreta de notas, bolígrafo, saco de dormir, muda de ropa, chubasquero, cantoral… En cuanto a los móviles y demás «gadgets» tecnológicos, recomiendan tenerlos apagados. Es Dios quien debe llamar.
«Necesitamos lugares especiales y compañía especial, crear ambientes para encontrarnos con Dios», dice Jennifer Martínez, de 24 años, una de los 40 jóvenes que pasan la Semana Santa en el Monasterio de la Conversión, en Becerril de Campos (Palencia). Granadina afincada en Madrid, lamenta que «a veces la Semana Santa es más folclórica que espiritual. Conozco gente que vive la devoción popular con gran sinceridad, pero muchos necesitamos retirarnos a intensificar nuestra oración estos días». La superiora del monasterio, Madre Prado, explica que tiene 150 personas de toda España estos días en sus actividades, que más o menos se han «autoinvitado». «No los hemos llamado, son ellos los que vienen buscando, nos preguntan qué hacemos estos días y se apuntan: ya no cabe nadie más, se alojan por ahí, en casas rurales», explica Madre Prado. «En la calle, cada uno va a lo suyo, pero en realidad la gente busca a Dios», asegura Lucía Fortea, de 22 años, alegre y emocionada porque el domingo después de Pascua profesará sus votos temporales como agustina de la Conversión. La congregación cuenta con unas 25 hermanas y la mitad tiene menos de 35 años. «Ejercer la acogida es para nosotras una tarea muy agradecida. Los que vienen ven que forman parte de una familia. En comunidad aprendes a ser generoso».
«Si vives la Pascua fuera de casa, te centras más», explica Raúl Benítez, un veterano de la Delegación de Juventud de la diócesis de Getafe. «En casa sabes que está la tele, los amigos y las cañas al salir de los oficios. Pero una de mis mejores Pascuas fue ayudando a sacerdotes en un pueblo diminuto de montaña, en Soria, que llevaban años sin celebrar la Resurrección. La gente quedó agradecida y emocionada por una liturgia de la palabra muy sencilla». Por eso, Raúl anima a salir estos días.
Animación pastoral
De su misma diócesis es Antonio Barber, laico de 24 años, que va con amigos a la provincia de Cádiz «a echar una mano a un sacerdote que tiene varios pueblos, preparando los oficios y animando a los niños a venir a misa. Y también vamos a ejercer de misioneros por las casas. Me ayuda a centrarme más en la Pasión de Cristo». Ignacio González, de 18 años, natural de Pelayos de la Presa (diócesis de Getafe) hace lo mismo en un pueblo de La Coruña «porque me pareció que sería una buena forma de prepararme para este verano, que me voy de misiones a Chile».
Es una tendencia en alza. Juventud Misionera, una iniciativa del movimiento Regnum Christi, reparte a casi 200 jóvenes por tres localidades de Murcia para apoyar a los párrocos y realizar actividades de nueva evangelización por las calles. «Son jóvenes que se acercan a otros jóvenes y les transmiten su experiencia de fe», resume Antonio José Palazón, párroco de íguilas (Murcia), que repite como anfitrión de la iniciativa.
EN PRIMERA PERSONA
«Damos testimonio de nuestra fe»
Julio Lorenzo, uno de los coordinadores de Juventud Misionera, de 24 años, asegura que «la buena experiencia de años anteriores hace que muchos repitan. Servimos a los párrocos estos días, damos testimonio de nuestra fe y acercamos la Semana Santa a muchos para que la vivan con más intensidad».
«Enseñamos a orar»
Las jóvenes religiosas de la Comunidad de la Conversión (derecha) realizan retiros «sobre temas que interesan a los jóvenes, y enseñamos a orar a muchos. En la Pascua acogemos a familias enteras. ¡Es la Resurrección!»
«Hablaré de Dios con los jóvenes»
Carmen Desmonts, de 25 años, es una madrileña que dedica estos días a ayudar a un sacerdote anciano y enfermo «que lleva tres pueblos en Galicia. Le apoyaremos en los oficios y hablaremos de Dios con los jóvenes».
P. J. Ginés / B. López-Roberts. Tomado de La Razón
Muy interesante, la verdad, pero sólo quiero añadir algo que también nos explica Jesús en el evangelio, y es que muchas veces es preferible orar en una esquina sin que nadie nos vea para tener una conversación íntima con Dios y demostrarle así que verdaderamente tenemos fe en él.
Bien dices: «conversaión íntima». Pero ¿sólo existen ese tipo de conversaciones?… «NO se ha hecho la luz para mantenerla oculta sino para que brille y dé luz a toda la casa»… La dimensión política (pública) de la fe es la «otra» cara de la moneda. Ni «ocultismo» ni «efectos cebolla». Sin ambas «caras» no hay fe en el Dios de Jesucrito sino, en el mejor de los casos, en uno mismo o en la divinidad que cada uno se haya creado.
Evidente que tienes toda la razón pero a lo que yo me refería es que siempre es mejor pecar de exceso de humildad que no de exceso de arrogancia o aparentar… A mi modo de ver, por supuesto. Las cosas no hay que demostrarlas con palabras, sino con hechos.
Creo que tanto en la humildad o en la arrogancia no hay «excesos». Se es o no se es.
De acuerdo, pues una vez habiéndolo matizado creo que es mejor ser humilde que ser arrogante. Porque nadie es perfecto y DIME DE QUí‰ PRESUMES Y TE DIRí‰ DE QUí‰ CARECES.