DEBATE 27: Jóvenes de hoy e Iglesia

En los tiempos de las huelgas generales contra los gobiernos de Felipe González, la diputada de IU Cristiana Almeida le dijo al Presidente del gobierno que debí­a hacer «examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia». Almeida pertenece a aquella generación de españoles que se educaron en escuelas «católicas», en familias «católicas», bajo una televisión «católica», en unos cines parroquiales «católicos», pero que llegado el momento, siguiendo los aires de la universidad de los últimos años ’60 y ’70 y de la movida cultural y polí­tica de aquellos años, decidieron renegar de la educación religiosa recibida y no educar a sus hijos en esa fe. Así­, muchos españoles que ahora tienen entre 35 y 50 años tienen una muy buena «información» religiosa, pero viven al margen o en contra de ella., y en muchos casos tiene una «alergia» contra la fe católica. Dejaron que sus hijos se educaran por su cuenta en el plano religioso y moral.

Los jóvenes actuales, entre los 15 y los 30 años, empiezan a ser los hijos de esa generación que decidió no transmitir la fe. En muchos casos han crecido sin referencias espirituales, quedándose desamparados. No tienen formación religiosa, ni tampoco cultura religiosa. No son alérgicos a las verdades de la fe, ni tampoco tienen nada en contra de la Iglesia. Simplemente, no saben nada de la Iglesia, porque nadie les ha enseñado. La poca información que tiene sobre la Iglesia viene muy condicionada por la imagen que dan de ella los medios de comunicación o sus profesores de instituto, que a menudo son colegas de la generación de Almeida. Y cuando se plantean lo religioso, lo confunden con la magia, la superstición o lo parapsicológico. Les basta con afirmar que nada tienen que ver con la «secta».

Llegan, a lo sumo, a un Dios creado a su imagen y semejanza y sin referencia alguna a la Comunidad, a la Iglesia. Reniegan de los Sacramentos y de la Misa. Se mueven por el «derecho de opinión» en cualquier campo aunque no sepan diferenciar un cura de una columna. No tienen otra imagen de la Iglesia salvo la de las riquezas del Vaticano que, obviamente, debieran repartirse entre los pobres. Se sienten interrogados por testimonios directos de jóvenes creyentes pero argumentan que tienen «comido el coco». Reniegan del Dios de sus abuelos (sus padres están desaparecidos) pero aceptan el dios de los cientí­ficos (en ambos casos sin ninguna crí­tica).

 

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10 Respuestas

  1. Jonatan dice:

    Muy interesante demostración de la importancia que tiene la transmisión tan perdida de la fe a los hijos…

  2. Asier Rodríguez González dice:

    Pese a que lo que dice el texto es el reflejo de la pura realidad actual, he de decir que no entiendo dicha postura con respecto a la religión. No entiendo porque hay que contraponerse a ella o huir de ella. Bien es cierto, que a esas personas en su dí­a se la impusieron como algo intrí­nseco a la cultura y no dieron opción a elegir (dada la ligadura existente entre Iglesia y Estado en época franquista) pero aun así­ es que no tiene nada de malo; todo lo contrario en el supuesto de que afecte de alguna manera a nuestra vida lo harí­a de manera más que óptima.
    Con todo, quiero dejar claro que el tener fe no quiere decir que ya no tengas opciones de ser libre, es más, es Dios quien en innumerables ocasiones nos ayuda a alcanzar esa libertad de la que muchas veces carecemos.

  3. Mitxel dice:

    La mayorí­a de padres con hijos adolescentes-jóvenes son copartí­cipes o herederos de las «revueltas del 68 francés». Como todo lo «francés» lleva implí­cito un ataque directo a la religión desde que se hicieron cómplices de su revolución de 1789. Desgraciadamente ni ellos ni los padres actuales han hecho una crí­tica profunda de su irracionalidad… A lo sumo llegan al «cuando sean mayores que decidan»… ¿Por qué no hacen lo mismo con otras dimensiones de la personalidad? ¿Acaso un buen padre-madre no quiere lo mejor para sus hijos?…

  4. Jonatan dice:

    Asi, completamente de acuerdo con lo que expones.

  5. Jonatan dice:

    Asi, completamente de acuerdo con lo que dices.
    Mitxel, ¿porque muchos padres deciden «dejar la libertad de elegir» a sus hijos si quieren bautizarse o no?
    Creo que esta muy de moda esto de «no bautizo a mi hijo para no obligarle, que decida el cuando sea mayor». ¿Como va a decidir algo que no le h sido inculcado?
    Me parece una excusa un tanto absurda, que les dejen decidir tambien si ir al colegio o no, o que no les vistan de un aquipo de futbol determinado si de no obligar a nada se trata…

  6. Asier Rodríguez González dice:

    Sí­ señor, Joni, si señor. Es que eso es y también lo que comenta Mitxel. No es que vamos a dejarle que elija que no queremos obligarlo… Vamos a ver, el «obligar» a alguien a hacer algo bueno para él no es obligar sino ayudar. Es como la expresión «por culpa de alguien» y la expresión «gracias a alguien». Según qué sentido se empleará un expresión u otra.

  7. mitxel dice:

    Muchos padres y madres no han superado el «sí­ndrome franquista o del dictador» o, lo que es lo mismo, quieren mostrar a sus hijos que son «demócratas». Y lo son renunciando, entre otras cosas, a principios que les trasmitieron sus familias y que, en algún momento de sus vida vivieron con autenticidad. A nivel religioso se refleja en la renuncia a trasmitir la fe a sus hijos/as.

  8. mitxel dice:

    Argumento un tanto rebuscado, amigo Asier («dejarle que elija que no queremos obligarlo»). Más sencillo, a mi modo de ver.
    1) Hablar de la Iglesia está muy mal visto en nuestra sociedad
    2) Trasmitir la fe es parte de mi pertenencia a la Iglesia
    3) Luego, no hablo de la Iglesia en mi casa.

    Los pretextos son múltiples pero creo se resumen en lo anterior.

  9. Asier Rodríguez González dice:

    Totalmente de acuerdo, Mitxel, vale muchas gracias por aclarar la cuestión.

  10. Manolo Ivars dice:

    Debate este, realmente interesante. Me ha complacido leer el artí­culo y los comentarios que en él hay. No voy a añadir nada, pues creo que está todo más que dicho, pero realmente, me ha agradado.
    Gracias por no tener miedo al debate.

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