DEBATE 71: Contra los deberes
Nos pone deberes Europa, nos pone deberes el Gobierno, nos pone deberes el fisioterapeuta, nos pone deberes el jefe, nos pone deberes el suegro, nos pone deberes la agenda del ordenador y ahora resulta, a nuestra edad, en nuestros días libres, que también nos pone deberes el profesor de Cono.
Yo creo que los padres, antes que ir a solicitar una partida de nacimiento al registro, deberíamos ir a la papelería a pedir un cuaderno de caligrafía de Rubio. Más que nada para hacernos a la idea de que lo importante no va a ser cómo le pongas al bebé (Teodoro o Jennifer), sino si se va a salir de los renglones al hacer el rabito de la o.
Que los sábados ya no son lo que eran lo empieza a saber uno cuando tiene a un hijo en edad escolar y te viene el viernes por la tarde arrastrando la cartera. Porque el problema no es que el saber ocupe lugar, sino que pesa lo suyo. «¿Traes muchos o pocos?», le preguntas, como si hubiera ido a níscalos en vez de a Matemáticas. Y dependiendo de la respuesta ya sabes si el fin de semana va a haber tomate o empanada. Las mujeres y los niños primero, no. Primero los deberes. Y luego ya veremos.
Yo he visto cosas que vosotros no creerías, que diría el replicante Roy Batty en Blade Runner. A una vecina haciendo un disfraz de gota de lluvia más allá de las dos de la madrugada. He visto a padres brillar en la oscuridad, encendidos, después de ver un burro con uve. A los dos de los nervios, de tanto repasar junto a él, sabiéndose mejor la lección de anatomía que el propio hijo.
Los deberes tienen la culpa de todo. De lo bueno, dicen (y yo lo suscribo). Pero también de lo malo. Si no vas a la casa rural con los amigos, es porque está con los deberes. Si el mejor día de la semana ha dejado de ser el sábado es por los deberes. Si hay mal rollo en casa en un día de sol imponente es por los deberes. Si no da tiempo para nada es por los deberes. Si el adolescente no tiene novia es por los deberes. Y si la tiene también, porque entonces es que el chico sabe latín.
Uno viene observando que a los niños les hablan mucho de los deberes pero poco de los derechos. Y así nos va, que pasamos más tiempo con la cabeza hacia abajo, contestando, que con la cabeza hacia arriba, lanzando preguntas.
La cuadrícula, la falsilla, el no salirse, hacerlo exactamente igual que te pone en el libro, copiar lo que hay, pintar el círculo en los colores que te dicen. Llevamos tanto tiempo haciendo deberes que ya no nos acordamos de cuando no los hacíamos, la Arcadia que era llegar por la tarde y aprender abajo, del dictado de la calle, ustedes ya saben.
Qué quieren que les diga. Yo a los míos los quiero con algún renglón torcido, la letra de hormiga, no acertando siempre, apartando un rato esas tareas porque tienen otras, inventando soluciones que no cuadran pero hacen reír, escribiendo al margen de vez en cuando. Lejos del dogal de las sumas con llevadas. Y con menos deberes, Jaime, con menos deberes, hágame usted ese favor.
El autor tiene toda la razón. Vivimos día a día sumidos en deberes y todo porque es la manera que tienen de que aprendamos. Nuestros padres y abuelos, por lo que hablamos en las comidas familiares, no tenían ni la mitad de deberes que nosotros y se pasaban tardes enteras en la calle jugando.
Estudiamos idiomas desde pequeños «para que tengamos facilidades en el futuro». Los niños se pasan las tardes haciendo caligrafía y sumas con llevadas, en vez de pasarlas en el parque jugando. Al fin y al cabo no dejan de ser niños que tienen la edad de divertirse.
En las épocas de exámenes nos podemos pasar el fin de semana entero en casa para poder sacar buena nota, por eso es lo que importa, esas cifras. Pues bien yo creo que se han convertido en demasiado importante, tanto que ya no nos preocupamos de intentar aprender en la calle. Porque en la calle también se aprende. Y en realidad es lo que aprendas ahí fuera lo que más te va ayudar en el futuro. No te va a servir de nada tener una letra impecable si no sabes tomar decisiones.
Creo que gran parte del problema es que han cambiado las costumbres de los padres, que ahora tienen planes de fin de semana en casa rural y similares y antes estaban siempre en casa, salvo -y no todos- en vacaciones. También es una decisión equivocada hacer los deberes con los niños, que crecen absolutamente dependientes de sus padres para hacer las tareas escolares. Opino también que a los chavales de hoy en día únicamente se les mandan deberes en forma de órdenes. De esta manera, los jóvenes estudiantes se limitan sólo a realizarlos, sin tener en cuenta su ocio ni su diversión. El ser humano tiene que aprender equivocándose y fallando, a mi juicio.
Estoy de acuerdo con el autor. Es verdad que cada vez los niños tienen más deberes. Yo me acuerdo cuando en preescolar y los dos cursos de primaria, aparte de hacer los deberes, nos pasabamos como mínimo dos horas en la calle jugando al futbol, corriendo por el parque… Después a la vez que avanzas en primaria, vas llevando más libros y deberes a casa, dejando al lado la cartera para coger la mochila y cargar con todos los libros; y así hasta acabar el colegio.
También creo que los propios niños tienen que hacer los deberes por su cuenta, y en caso de que no sepan hacerlo pedir ayuda a su padre o madre; no creo que sea adecuado que los padres tengan que estar encima del niño todo el rato.
También veo conveniente que a los niños no se les mande hacer trabajos que sean complicados y superfluos ( yo lo he vivido); como mandar hacer una maqueta o o un trabajo acerca de un tema.
El sistema educativo español, actualmente, está basado en los deberes, pero a pesar de ello continua obteniendo las peores calificaciones en el famoso informe PISA. Sin embargo, otros países en los que los alumnos de primaria no tienen tarea para casa, como Finlandia, se sitúan a la cabeza de los buenos resultados. Si los criterios seguidos por la OCDE son los correctos, podemos sacar como conclusión que algo está fallando en España.
Desconozco si la culpa de esto la tiene la búsqueda de esa perfección a la que se refiere el autor, la falta de tiempo que tenemos en la infancia para «curiosear», o el qué, pero estoy de acuerdo con el autor en que hay algún aspecto de este tema en el que estamos equivocados.
Al igual que mis compañeros coincido con el autor en que los tiempos han cambiado, y con ello, el sistema educativo. Aunque en algunos casos los deberes sean necesarios e incluso nos puedan servir de ayuda para realizar mejor cada ejercicio, en el caso de las matemáticas por ejemplo, hay otros tantos que me parecen innecesarios. Dentro de estos últimos estarían, en mi opinión, aquellos en los que únicamente teníamos que contestar a las preguntas del libro ¿quién no ha acabado subrayando las propias respuestas en el libro porque ya estaba cansado de copiar lo mismo en el cuaderno? Sinceramente no creo que estos últimos sirvan para mucho, ya que los jóvenes no aprenden nada de esta manera.
Por otro lado, creo que los niños deberían aprender a hacer los deberes solos desde pequeños, pidiendo únicamente ayuda a los padres cuando fuese necesario. De lo contrario, estamos convirtiendo a esos padres también en esclavos de los deberes, privándoles de su tiempo de ocio.
En mi opinión, estoy totalmente de acuerdo con el autor, puesto que nos pasamos todos los días haciendo deberes, y no solamente unos poquitos ejercicios sino una larga cantidad de ejercicios que muchas veces hacen de nosotros unas simples letras o sumas y restas. También coincido enormemente con mis compañeros puesto que cada día la cantidad de deberes es mayor y esto nos lleva a que cada vez nos ahorremos más tiempo en hacer los deberes, pudiendo hacerlos en los libros.
Finalmente, en mi opinión no pienso que este mal hacer los deberes pero si pienso que debería de haber menos cantidad pero con mayor contenido didáctico y que todo ello empezase desde bien pequeñitos.
Coincido plenamente con el autor de este texto. En la mayoría de los colegios obligan a los niños a hacer tantos deberes que los tienen ocupados toda la tarde al salir del colegio, casi sin tiempo para disfrutar, como niños que son. Por no hablar de si realizan extraescolares, que entonces llegan a casa muertos de cansancio, como si de trabajadores se tratasen. Además. aunque en su momento no nos diéramos cuenta, si ahora hacemos un poco de memoria descubrimos que gran parte de la tarea era absurda, que parece no tener ningún objetivo de aprendizaje, tan solo para mantener a los niños ocupados y «enseñarles lo que es trabajar duro».
En mi opinión,la función de los deberes, más que la de repasar o practicar deberian de ser la de que los alumnos emplearan de una manera más productiva su tiempo libre , ya que llegados a cierta edad el tiempo que no le dedican a los deberes, lo emplean en actividades improductivas.
Que a un niño pequeño no le manden deberes lo veo más apropiado, porque ese tiempo lo dedicará a jugar y a estar con sus amigos, pero a nuestra edad el hecho de no tener deberes supone emplear el tiempo en actividades no productivas como ver la tele o estar con el movil.
Pero también por la parte que a los jovenes nos concierne, nos gustaría que no hubiese deberes, aunque siendo objetiva creo que tener unos pocos, -sin mandar lo que tendríamos que hacer en clase porque no ha dado tiempo-, puede ser positivo.
Si no recuerdo mal, desde primaria no ha habido una semana completa en la que no haya tenido que hacer deberes. Que si matemáticas, que si euskera, que si inglés… Y claro, nosotros les decíamos a los profesores que nos mandaban muchos deberes y al no gustarles la idea, nos mandaban aún más por quejarnos. ¿Hablábamos más de la cuenta? Más deberes…Y claro, uno por las tardes no tenía tiempo casi ni de descansar. Y por no mencionar los deberes de matemáticas, lengua, euskera e inglés de las vacaciones de verano «para que practiquéis».
Ahora, según crecemos, muchos profesores no nos mandan deberes de manera obligatoria, pero si que dejan en nuestras manos una pila de ejercicios de los que somos responsables, nosotros decidimos muchas veces si los hacemos o no, pero claro, el que no los hace luego no sabe hacer el examen, así que de una manera u otra seguimos estando obligados a hacer deberes.
Claro, el año que viene la mayoría iremos a la universidad y pensaremos «que bien, no habrá deberes», pero no nos engañemos, porque los que tenemos hermanas/os mayores sabremos que esto no es así, por lo que la pregunta es: ¿habrá algún día en el que no tengamos deberes?
Hay un colegio en Galicia que prohibió los deberes por ley. Seguro que es el más avanzado de la península por varios motivos:
– Si no hacen deberes,es que aprovechan mejor el tiempo en clase y dejan el tiempo necesario para regenerar las neuronas.
– Se supone que el colegio es un lugar para aprender y no para sobre explotar a los niños, que esta penado y solo pasa en países subdesarrollados.
– El colegio es un lugar de trabajo como otro cualquiera. Nadie entendería que un bombero se llevase el fuego a su casa para que termine su trabajo.
– Y ahora, en los tiempos que estamos, no entiendo el motivo de meter trabajo con calzador si después de terminar la carrera no sobra tiempo para la cola del paro.