«El 50% de las denuncias de abuso sexual o sexo explícito de menores es por un material generado por ellos mismos»

¿Qué le diría a los jóvenes, a estas niñas y adolescentes que publican en redes sociales vídeos en los que se muestran sugerentes, insinuantes, que se exhiben sexualizando su imagen?

Yo creo que hay un gran reto desde el punto de vista de la educación. Hay que empezar por recuperar un cierto sentido de la privacidad. Actualmente vemos en las redes sociales cómo las personas se despiertan, desayunan, se ponen la ropa que eligen para salir cada día, si van en coche o en metro… Es decir, hemos abierto con naturalidad la puerta de nuestra casa para que todo el mundo asista a nuestra vida cotidiana. Pero en la vida hay ámbitos, digamos reservados, privados, y, por este motivo, nadie puede irrumpir sin un permiso judicial en tu casa y, sin embargo, estamos abriendo la puerta al mundo. Eso lleva al deterioro de la sensación de privacidad. Y es grave.

Además, esta situación banaliza de alguna manera nuestra propia intimidad, por ejemplo, en intercambios de imágenes que no tienen mala fe, que se producen dentro de una relación entre adolescentes o de niños, más o menos romántica, pero, claro, todos sabemos que cuando la relación se rompe, por venganza o por despecho se utilizan o se lanzan esas imágenes íntimas que acaban en manos de terceros y, en muchos casos, en páginas de pornografía, de abuso infantil. Es un tema muy importante, ya no es un problema de las plataformas, es algo en lo que todos deberíamos colaborar y ser conscientes de ello. En este momento, el 50% de las denuncias o de los informes sobre material de abuso sexual o sexualmente explícito de menores es un material que está generado por los propios menores. ¿Cómo? Pues a través de lo comentado. En el contexto de relaciones sin ninguna malicia por ninguna de las partes, que se entiende que algo natural pedir una foto de este tipo. O bien cuando hay un depredador que consigue de forma muy amable y persuasiva atraer a una niña y le pide una foto de este tipo y, cuando la consigue, el depredador ya cambia de cara, se muestra cómo es y le pide algo aún peor, como, por ejemplo: «sé que tienes una hermana y ahora quiero una foto de las dos». Y todo esto está ocurriendo en las habitaciones donde están nuestros hijos, en nuestra propia casa. Los padres deben saber que con ese ordenador o ese teléfono, en la soledad del menor encerrado en su dormitorio, puede abrir la puerta a verdaderos depredadores. Y esto ocurre en todas las clases sociales y en todos los niveles económicos porque está debidamente, investigado.

En las familias se debe prestar más atención y al mismo tiempo generar una confianza suficiente para detectar cualquier sospecha de que algo raro está sucediendo y que el hijo pueda contar a sus padres lo que le está pasando desde un principio: «papá, mamá, me ha entrado un tipo que no conozco que dice que tiene 15 años, pero tiene 40». Es algo que ocurre con bastante frecuencia. Además, todo eso puede terminar en una agresión física porque al final tiene que decir dónde vive, a qué colegio va y si sus padres están en casa o no.

Y a los padres que publican orgullosos fotos de sus niños pequeñitos pensando que son imágenes inocentes, ¿qué les diría?

Se sorprenderían de hasta qué punto materiales que parecen inofensivos son utilizados por los depredadores. Eso no significa que no saque fotos de sus hijos en la playa o no se las manden a sus abuelos, no, no es eso, pero recuperemos un poco el sentido de la privacidad.

Javier Zarzalejos, eurodiputado

Tomado de www.abc.es

 

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1 respuesta

  1. Unai López dice:

    Sinceramente, creo que el cambio climático es uno de los temas más importantes de nuestro tiempo. A veces parece que a muchos adultos no les preocupa lo suficiente, pero los que vamos a vivir en el futuro somos nosotros. Vemos olas de calor cada verano, incendios, inundaciones… y da un poco de miedo pensar cómo será el mundo dentro de 20 o 30 años si no cambiamos nada.

    No digo que tengamos que ser perfectos, pero sí más conscientes: usar menos plástico, reciclar, movernos más en transporte público… Y, sobre todo, que los gobiernos y las grandes empresas dejen de mirar para otro lado y actúen de verdad

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