El precio de ser popular: los adolescentes que figuran en el ‘top ten’ del insti duermen menos
No es fácil ser líder de nada, ni siquiera entre los adolescentes. Los más populares de la clase, especialmente las chicas, pagan un alto precio por figurar en el ‘top ten’ del ‘insti’. Una investigación hecha en Suecia asegura que la necesidad de estar entre los cabecillas de su edad les roba media hora de sueño al día. Aunque parezca poco, ese tiempo resulta suficiente como para penalizar no sólo su rendimiento académico sino también su bienestar personal. Los padres de todos ellos seguro que recuerdan una histórica serie de televisión, de las de su adolescencia, cuyos episodios comenzaban siempre con la misma máxima: «La fama cuesta y es aquí donde vais a comenzar a pagarla».
«Cuando el adolescente se va a la cama, se acuesta con la mochila de todo el día», reflexiona el especialista Gonzalo Pin, miembro del Grupo de Trabajo de Pediatría de la Sociedad Española del Sueño «No es extraño que los adolescentes que están peleándose por ser los más populares del grupo, que necesitan ese reconocimiento por parte de sus pares, duerman peor», explica el experto. Ese mal sueño condiciona, según detalla, una permanente somnolencia diurna, que influye en la conducta, el control de los impulsos y en una necesidad de reforzamiento de su persona, que «no lo olvidemos», es un individuo en pleno proceso de maduración. «Es un círculo vicioso».
No es una cuestión de teléfonos móviles ni tabletas, según destaca el trabajo sueco, en el que participaron también investigadores australianos y se publica este miércoles en la revista ‘Frontiers in Sleep’. Los problemas para dormir de manera adecuada se han dado en los adolescentes desde mucho antes de que se inventaran todos estos artilugios. Tienen que ver más con la naturaleza humana.
Necesitan 9 horas no 7
En el bachiller, las crecientes exigencias escolares, las actividades propias de la edad, la mayor independencia de los padres y, sobre todo, las relaciones con los compañeros, comienzan a competir seriamente con el tiempo de sueño. Todo eso, que no es poco, ocurre precisamente en uno de los momentos de la vida en que más se necesita el sosiego nocturno. Un buen descanso en esta etapa de crecimiento, físico e intelectual, resulta más que necesario, fundamental. El proceso de maduración del cerebro, que se prolonga hasta los 25 años, atraviesa en la adolescencia uno de sus momentos más críticos.
Durante el sueño, como se sabe, se consolidan la memoria y se generan conexiones y redes neuronales. El futuro de un adolescente en muchísimos aspectos depende de que duerma bien unas nueve horas al día. El tiempo real que dedican al descanso se aproxima más, sin embargo, a las siete horas, dos menos de las recomendables. Descansan menos cuando más lo necesitan, cuando se preparan para la Universidad o han comenzado a aprender un oficio a través de la Formación Profesional.
Duérmete, adolescente
El error, atracón de horas de sueño el fin de semana: La chavalería acostumbra a dormir más el fin de semana con el supuesto objetivo de recuperar el sueño perdido de lunes a viernes. Se equivocan. El sueño perdido no se recupera. Acostarse tarde el domingo lleva, además, a sentirse cansado el lunes. El mal ciclo se repite.
El desafío, ‘jet lag’ escolar: El proceso natural de producción de melatonina para conciliar el sueño se retrasa en la adolescencia 16 minutos al año. Eso, unido a los horarios escolares, excesivamente tempranos (8.30 horas), favorece la somnolencia de los adolescentes. Un 15% de los chavales de 13 a 17 años acarrea problemas para dormirse.
Los investigadores reunieron a 1.300 chavales, la mitad de ellos chicas, y examinaron si su nivel de popularidad se relacionaba con una menor duración del tiempo con Morfeo. Para reunir y acertar con los datos, pidieron a los adolescentes que nominaran a tres amigos. Los más votados fueron definidos como ‘los más populares’. Efectivamente, dormían peor que sus compañeros, hasta 27 minutos menos.
¿Por qué ocurre todo esto? Los investigadores especulan con la idea de que más amigos implique más tiempo dedicado a ellos. Una mayor inversión emocional, irremediablemente, implicaría mayores dificultades para dormir. Las hormonas hacen el resto.
Ellas tienen más problemas para caer dormidas
Por algún motivo, que la ciencia aún no aclara, las chicas duermen peor que los chicos. Las niñas más populares padecen más insomnio, tienen más dificultades para dormirse y se despiertan más temprano. El pediatra Gonzalo Pin, autor del libro ‘El sueño es vida’, lo atribuye a una cuestión hormonal. Los desarreglos del sueño suelen ser más frecuentes en las mujeres y se igual entre sexos cuando ellas superan la menopausia. «La experiencia demuestra que si se habla con los chavales de este asunto, la situación mejora», aclara.
Tomado de www.elcorreo.com