Manuel Azaña

azana01Nacido en Alcalá de Henares (1880).  Estudió bachillerato gracias a una beca de los padres Agustinos en el Real Colegio de Estudios Superiores en El Escorial.  Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza (1898) y Doctor en derecho por la Universidad de Madrid. Coincidió con Niceto Alcalá Zamora como pasantes en el despacho del abogado Luis Dí­az Cobeña.  Tras una aventura empresarial de una fábrica de electricidad en que perdió todo, en 1910 pasó a ser funcionario de la Dirección de Registro y Notariado. En 1911 fue a Parí­s a ampliar sus estudios gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios por la que asistió a los cursos de la Escuela Nacional de Chartres para una investigación sobre derechos reales. Al regresar colaboró en diarios como El Imparcial y El Sol, dirigiendo las revistas La Pluma (1920-1924) y España (1923-1924).

En 1913 se unió al Partido Reformista de Melquí­ades ílvarez donde fracasará como candidato a diputado. En 1918 participó en la fundación de Unión Democrática Española, grupo sin ningún éxito, por lo que en 1920 vuelve a Francia como corresponsal de Le Figaro. Luego, junto con José Giral, participó en la fundación de Acción Polí­tica, que luego se convirtió en Acción Republicana. En 1923 se presenta nuevamente sin éxito a las elecciones a diputado.  En 1924 publicó Apelación a la República, folleto dirigido contra el dictador y el rey. En 1926 obtuvo el Premio Nacional de Literatura con La vida de Juan Varela. En 1929 se casó por lo católico en la Iglesia de los Jerónimos de Madrid con Dolores Rivas Cherif.  Participó en el pacto polí­tico en favor de la república llamado Pacto de San Sebastián (1930) en el que participaron polí­ticos de todas las tendencias.

Tras la caí­da de la monarquí­a, formó parte como ministro de la Guerra del gobierno provisional de Alcalá Zamora. Impidió que la policí­a frenase los incendios de iglesias y conventos en mayo de 1931, realizando su famosa afirmación de que «Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano». Fue el primer encargado de dar un tono laico a la Constitución republicana, lo que, entre otras cosas (afirmó que «España habí­a dejado de ser católica») le enfrentó a la Iglesia.  Como ministro de guerra fue responsable de la Ley de reforma militar, llamada Ley Azaña, que aún siendo conveniente, provocó un graví­simo malestar por la forma agresiva, arrogante y provocadora de su aplicación (no pudo reducir el gasto militar pese a que redujo mucho los mandos militares, que cerró la promoción por méritos militares con efectos retroactivos y abuso del uso del ejército en actuaciones de orden público, se aumentó la discrecionalidad de las resoluciones del ministro de la guerra con el riesgo de arbitrariedades y cerró la Academia General Militar de Zaragoza).  Persiguió polí­ticamente a la Iglesia, provocando así­ más la división que llevó al conflicto militar.  Aplicó en numerosas ocasiones la censura de prensa y el estado de alarma y de suspensión de periódicos.  Decretó la expulsión de la Compañí­a de Jesús.

Tras la dimisión de Alcalá Zamora como presidente del gobierno provisional de la República en octubre de 1931 por la polí­tica anticatólica de las Constitución fue nombrado Presidente del Gobierno.  Aprobó una Ley de Defensa de la República en la que castigaba duramente las huelgas que no fueran por condiciones de trabajo o que no cumpliese plazos de aviso y al funcionario desafecto.  En la votación para dar el voto a las mujeres se abstuvo.  El 4/3/1932 entró en la masonerí­a.

A causa de los sucesos de Castilblanco, Arnedo, Alto Llobregat  y Casas Viejas (enero de 1933) comenzó una crisis polí­tica acentuada por derrotas electorales (incluida una para el Tribunal de Garantí­as) con lo que el 8 de septiembre de 1933 se vio forzado a dimitir ya que se le acusó de dar la orden de disparar a matar contra los campesinos revolucionarios.  Su gobierno fue el periodo de más muertes polí­ticas del siglo XX (descontando el periodo de guerra civil).

Fue encarcelado por la sospecha de haber intervenido en el golpe de estado socialista de la Revolución de Asturias de octubre de 1934 y alzamiento contra el gobierno republicano por parte de la Generalidad Catalana de igual fecha. Tras su fracaso y dimisión con el Partido Radical Socialista de Marcelino Domingo y la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA) de Casares Quiroga fundó Izquierda Republicana. Ministro de la guerra, presidente del consejo de ministros el 12/5/1936 y seguidamente Presidente de la República desde 1936.

En las elecciones de 1936 participó con Izquierda Republicana, dentro del Frente Popular. Promovió la caí­da de Alcalá Zamora a través de un procedimiento fraudulento y contradictorio legalmente y se colocó en su lugar en la Presidencia de la República (10/5/1936 hasta su dimisión en febrero de 1939). Dio la amnistí­a a los condenados por el golpe de estado socialista e independentista catalán de 1934.  Cometió en julio de 1936 el error de considerar imposible un levantamiento militar al estimarlos incompetentes para ello, por lo que no reaccionó ante informaciones sobre ello ni sobre una carta del mismo Franco advirtiendo de la situación.

Durante la guerra nombró presidente del gobierno a Martí­nez Barrios y luego a Giral, pero perdió el control sobre el poder, por lo que accedió a la presión de los milicianos republicanos nombrando jefe del gobierno a Largo Caballero en septiembre de 1936, y se aisló de todo y presidió nominalmente pero no realmente.  Posteriormente y por las presiones comunistas nombró presidente del gobierno a Negrí­n. El 18 de julio de 1938 (2º aniversario del Alzamiento) en el ayuntamiento de Barcelona, y ante la evidencia de una derrota militar, hizo un discurso pidiendo «paz, piedad y perdón».

Vista su pérdida de control y que su opinión no era tenida en consideración, en ví­speras del fin de la Guerra Civil presentó su dimisión y abandonó España el 5 de febrero de 1939 a las 6 de la mañana, dimitiendo el 27 de febrero (tras el reconocimiento por Francia y Gran Bretaña del gobierno de Franco), negándose a volver a España pese a las peticiones que recibió.

Tras la invasión alemana de Francia se marchó al sur de ésta nación, refugiándose en un hotel de Montauban, donde murió el dí­a 3 de noviembre de 1940 reintegrado en la Iglesia Católica, según algunas versiones.

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