Clunia: de viaje por una de las ciudades romanas mejor conservadas de Hispania

El sur de la provincia de Burgos esconde muchos lugares de interés y pueblos maravillosos que descubrir en un viaje corto. Uno de esos lugares que destaca por su importancia histórica y cultural es Clunia, el vestigio de un antiguo pueblo romano situado en un emplazamiento elevado y privilegiado.

La Colonia Clunia Sulpicia, uno de los puntos históricos más relevantes de Castilla y León, es un yacimiento arqueológico con los restos de la ciudad romana situada entre las localidades de Coruña del Conde y Peñalba de Castro, a unos 90 kilómetros de Burgos capital, en dirección sur. Esta antigua ciudad romana era considerada una de las ciudades más importantes de la mitad norte de Hispania. Clunia era una ciudad muy extensa, por lo que contó con distintos tipos de viviendas adecuadas a todas las clases sociales y es necesario saber que la mayor parte del espacio construido en Clunia estaba ocupada por viviendas. Las excavaciones arqueológicas en el yacimiento comenzaron en 1915 permitiendo conocer la evolución del urbanismo civil y sacar a la luz el pasado glorioso de una de las ciudades principales de Hispania.

Llegar a Clunia es posible por carretera, en coche o en bicicleta, accediendo desde la localidad de Peñalba de Castro, un pequeño pueblo castellano de menos de 100 habitantes, pegado al yacimiento, una curiosa imagen que vista desde las alturas choca con la gran población que supuso Clunia en su momento.

El Mesón Clunia (era casi imposible que tuviera otro nombre), señala la entrada principal del complejo arqueológico, al que se puede acceder en coche, previo pago de la entrada correspondiente de 5 euros y reducida de 2,5 euros y debido a la situación excepcional en la que nos encontramos, las visitas guiadas se realizan con un número máximo de 10 personas.

La arquitectura pública y doméstica de Clunia

En el s. I d. C., Clunia se convierte en capital de convento jurídico, y es entonces cuando se sucede la construcción de los edificios públicos, como el foro o las termas, cuyos restos han llegado hasta nosotros. Estas edificaciones no responden a una trama urbana organizada sino al hecho de proveer a la ciudad de lo necesario para el desarrollo de sus funciones y para atender las necesidades de sus visitantes.

La nueva era, siglo I d.C., se inició en Clunia con la construcción de un teatro de grandes dimensiones en el borde oriental del cerro, excavado parcialmente en la roca y que tuvo capacidad para 10.000 espectadores, lo que le convertía en uno de los mayores de su época en Hispania, aprovechando la ladera en forma de media luna por donde descendía un pequeño barranco que evacuaba parte de las aguas del cerro.También, como una buena ciudad romana que se precie, en Clunia se conocen tres edificios termales: la pequeña Terma del Foro y los dos edificios del conjunto termal de Los Arcos.

En cuanto a las construcciones domésticas, fue una ciudad muy extensa, por lo que se supone que contó con distintos tipos de viviendas adecuadas a todas las clases sociales y domus. Durante la visita a Clunia es posible disfrutar de los restos de la parte donde se situaban las casas taracenas, en el corazón de la ciudad, cerca de la plaza que da acceso al Foro, justo al lado.

Además, es muy recomendable dedicar unos minutos a visitar el aula de Interpretación Arqueológica, situada en el mismo yacimiento, donde se puede obtener información complementaria mediante la utilización de medios audiovisuales así como la exposición de materiales procedentes de la ciudad romana.

Tomado de www.libertaddigital.com

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