Los héroes olvidados de Pearl Harbor

Un día como hoy de hace 80 años Estados Unidos se vio obligado a entrar en la Segunda Guerra Mundial tras sufrir un ataque por parte de Japón, en el que murieron más de 2.400 americanos

Decidieron entrar por sorpresa y acabaron con más de 2.400 militares enemigos. Una mañana de un domingo de 1941, hoy se cumplen 80 años, la Armada Imperial Japonesa decidió realizar una ofensiva militar inesperada contra la base naval de Estados Unidos en Pearl Harbor (Hawai), lo que conllevaría la entrada en la Segunda Guerra Mundial del país americano. Unas 350 aeronaves niponas, que incluían cazas de combate, bombarderos y torpederos, se desplegaron por la zona, provocando una auténtica tragedia que se saldó cientos de vidas y de la que aún hoy se siguen recordando tristes y heroicas anécdotas. Fue, dijo el propio presidente Franklin D. Roosevelt, que aquel 7 de diciembre fue “una fecha que vivirá en la infamia”. Y de ella se recuerda no solo el ataque, sino también aquellas personas que hicieron lo imposible para salvar vidas: desde el piloto de combate que se lanzó a los cielos en pijama hasta el cocinero que ametralló un avión japonés.

El último en abandonar el barco

La reacción instantánea fue clave en Pearl Harbor, y esto lo protagonizó Samuel Fuqua, uno de los héroes de lo sucedido. El teniente comandante, entonces de 42 años, estaba desayunando cuando los nipones devastaron el USS Arizona, acorazado bombardeado durante la primera ola del ataque. Si bien una bomba cayó a pocos metros de él, se puso de pie y dirigió las operaciones de extinción de incendios y evacuación, aunque fuera consciente de que su barco y sus hombres morían. “Todavía puedo verlo allí de pie, hasta los tobillos en el agua, la colilla de un cigarro en la boca, frío y eficiente, ajeno al peligro sobre él”, dijo años después un tripulante superviviente. Fue uno de los últimos en abandonar el barco y en 1953 ganó la Medalla de Honor por sus acciones en Pearl Harbor.

Deja las ollas y aprieta el gatillo

Es, quizá, uno e los héroes más simbólicos de este episodio histórico. Tal es así que su figura aparece reflejada en “Pearl Harbor”, la icónica película dirigida por Michael Bay y protagonizada por Ben Affleck y Josh Harnett que narra lo ocurrido. Pues bien, en esta cinta está reflejado el caso de Doris Miller, interpretado por Cuba Gooding Jr. Era cocinero y asistente de lavandería a bordo del USS West Wirginia, y cuando comenzó el ataque se convirtió en uno de los marinos más importantes. El afroamericano, tras entregar municiones a dos tripulaciones y sin entrenamiento en armas, cogió una ametralladora y comenzó a disparar al enemigo. “Simplemente apreté el gatillo y funcionó bien. Había observado a los demás con estas armas, y creo que acabé con uno de esos aviones japoneses”, recordó más tarde.

Coraje y liderazgo en el hospital

No solo se produjeron muertes, sino que también se registraron 1.247 heridos. Los hospitales de Pearl Harbor se desbordaron en cuestión de minutos, y también en ellos hubo quienes lo dieron todo para salvar vidas. Es el caso de Annie G. Fox, jefa de enfermeras del hospital y quien administró anestesia a los pacientes durante la parte más dura del bombardeo, ayudó a vestir a los heridos, enseñó a enfermeras voluntarias a hacer vendajes y trabajó incesantemente con eficiencia. “Su excelente ejemplo de calma, coraje y liderazgo fue de gran beneficio a la moral de todos con quienes entró en contacto”, se mencionó cuando le ofrecieron la medalla del Corazón Púrpura.

El único que lo vio venir

Dentro del escaso margen de maniobra y reacción que pudieron tener los estadounidenses cuando estalló el ataque, hubo un civil que avisó de lo que se avecinaba. Se trataba de George Walters, quien operaba una enorme grúa junto a uno de los acorazados de Pearl Harbor. Estaba a varios metros de altura, lo que le permitió ver venir los aviones y pudo alertar a quienes estaban a bordo del barco donde estaba trabajando. Walters usó el brazo de la grúa para señalar los aviones que se acercaban, “justo a tiempo para evitar un impacto directo de la bomba, que dejó un cráter de 5 metros”, escribió el “Honolulu Star-Bulletin”.

Un valiente de pijama morado

Pocos pilotos estadounidenses lograron hacerse con un avión y volar durante el ataque a Pearl Harbor. Y uno de ellos fue Phil Rasmussen, teniente de 23 años que estaba durmiendo cuando su puesto fue bombardeado. Ni siquiera le dio tiempo a vestirse: salió corriendo, aún vestido con su pijama morado, y encontró un caza ileso, que utilizó para despegar y luchar contra 11 aviones japoneses. Sobrevivió, y sirvió a la Fuerza Aérea otros 20 años antes de retirarse como coronel, así como recibió una Estrella de Plata por su valentía.

Tomado de www.larazon.es

 

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