DEBATE 79: «Positivos, honestos, infantiles, consumistas» (III)
De los más de tres millones de adolescentes españoles (muchachos de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años) un 84%, posee teléfono móvil para su uso personal, pagado por sus padres, según datos del Instituto de la Juventud, basados en una encuesta de 2012. El sondeo avisaba de la tendencia al alza. Duermen con el móvil y miran la pantalla al menos un centenar de veces al día. España se encuentra en la media de Unión Europea y en todos los estados miembros se comprueba el mismo ascenso y comportamiento. Igual que su relación con las redes sociales que ya ha acabado por generalizarse. Su uso es mayor cuanto menor es la edad. En poco más de tres años se ha pasado del 60% en 2009 al 90% en 2011.
Infantiles, consumistas, críticos, de moral relajada, acostumbrados a una vida de entretenimiento y de series, los adolescentes de la era Instagram ya no van tan a lo grande como sus hermanos mayores. En su playlist suena Nirvana, Arctic Monkeys, Red Hot Chili Peppers, Imagine Dragons, David Guetta y algo del peor reggaeton. Entre sus prioridades no figura cambiar el mundo pero sí su entorno. Son más individualistas que las generaciones que los han precedido. «Mis alumnos son muy de tripas, se mueven por instinto, pueden leer cualquier cosa sin necesidad de intelectualizar nada. En esos años, les afectan sobremanera las separaciones de los padres. Llevan una vida muy de entretenimiento; se ríen con programas como Adán y Eva, la exaltación de la estupidez supina, pero son clientes fieles de series como Homeland o Juego de tronos«, cuenta Victoria Menéndez, profesora de Lengua y de Inglés del Severo Ochoa. Lleva 25 años en la enseñanza y casi siempre con adolescentes. «Antes se rebelaban contra todo, ahora no necesitan pelear tanto como antaño. Disponen de un mundo propio que Internet y las redes sociales han contribuido a crear pero los veo muy positivos y honestos».
De acuerdo al texto he de decir que sí, que el móvil crea adicción y estoy segura de que puede llevar a consecuencias que ni imaginamos. Algunas como las personas que acuden al médico por falta de sueño, ya que se quedan por las noches enganchados al móvil o tablet, ya sea en redes sociales como en juegos. También el descuido de sus tareas, lo que provoca un descenso del rendimiento académico en el caso de los niños o laboral en los adultos.
En los últimos años mientras que la tecnología avanza, más niños se van enganchando al móvil,a los smartphones,a la tablet, a los ordenadores, etc. ¿Pero es realmente culpa de los críos o de los avances tecnológicos que permiten y ponen a manos de todos el poder usarlo?
Y no sólo podemos decir que la adicción es sólo de jóvenes y adolescentes porque es también cada vez más frecuente entre las personas mayores. Pero con suerte hay todavía personas que debido a su personalidad son más propensas que otras a caer en estas adicciones.
No creo que sea justo decir que llevamos una «vida de entretenimiento» como si fuéramos un caso aislado de la sociedad. La gran mayoría de las personas buscan emplear todo su tiempo en el ocio, la diferencia es que gracias a nuestra condición de estudiantes podemos cumplirlo.
Lo que más me preocupa y con lo que estoy de acuerdo con la profesora Victoria Menéndez es que ahora no nos rebelamos tanto. No creo que sea un buen síntoma que la juventud no este protestando contra las injusticias de nuestro sistema y la razón no es que no halla o sean pocas, sobretodo en estos tiempos de crisis. En mi opinión, esto sucede porque al igual que nos evadimos de nuestra realidad cotidiana con la realidad virtual hacemos lo mismo con el resto del mundo. No nos interesan los temas que implican darse cuenta que no somos el ombligo del mundo y que lo que llamamos problemas, en muchas ocasiones, son estupideces.
¿Quién tiene la culpa?…. Una vieja canción decía: «Ni yo ni usted ni el vecino ni siquiera sus parientes, la culpa de todo ésto la tiene la gente». En mi opinión, la mayor responsabilidad la tienen las familias (hasta los 10 años); hasta los 15 la reparto entre las familias y los hijos/as; a partir de los 15, sólo hay un responsable: el individuo que se deja llevar por el qué dirán, la moda, la comodidad y…¡la irrespondabilidad!
Muy arriesgada me parece la expresión «la mayoría de las personas buscan emplear todo su tiempo en el ocio»… Quizá debieramos ponernos de acuerdo en el concepto OCIO… Por lo que deduzco significa «entretenimiento» y no es así. Más aun: el entretenimiento no es OCIO sino exclusivamente «diversión». Entendrlo así es de una pobreza radical y, si los jóvenes, lo entienden así «y lo cumplen»… no dejan de ser, en mi opinion, uno pobres muy pobres…¡en todos los sentidos!…
El siglo XXI ha traído uno de los mayores logros hasta entonces, la tecnología. No es el más importante, de eso estoy segura, pero si es la más notoria.
La tecnología y los móviles tienen su parte mala y buena (como en todo, claro) y cabe a destacar la adicción como lo más notorio y negativo de esta. Pero, ¿de quién es la culpa? ¿Nuestra por poseerla? ¿De las empresas por otorgarnosla? No hay que buscar culpables, sino que buscar la solución. Ese es el problema, no sabemos que hacer para solucionar algo tan adictivo como el móvil y sus redes sociales.
Y por parte de los programas de televisión, ¿qué decir? Vivimos en una sociedad bastante superficial y lo vemos todo TAN fácil o echo que ya ni tenemos nada más que luchar que para mantener lo nuestro. Podríamos decidir quitar estos programas tan nefastos para los jóvenes, pero estoy segura que alguien crearía algo igual o parecido a esto de tal modo que volveríamos al principio.
¿Lo mejor? Empezar a controlar esas horas robadas por la tecnología.
Tanto los móviles, como los ordenadores, como el mundo de Internet en general, se critica en este texto, o al menos el uso que hacemos los jóvenes del mismo, pero mi pregunta es: ¿Realmente se nos puedo culpar por esto? Yo no lo creo, cuando la realidad es que hoy en día un adolescente sin móvil, ordenador, Internet «no es nadie». Y no me refiero solo desde el punto de vista social, sino directamente el académico, estamos viviendo en una sociedad donde no puedes estudiar o trabajar si no dispones de un ordenador, impresora e Internet a tu disposición en todo momento.
Quizá estemos abusando, pero al fin y al cabo somos «los novatos» en generaciones anteriores no tenían estas facilidades a su disposición, por lo tanto no tenemos con que comparar y personalmente dudo que sea correcto comparar a nuestros adolescentes de hoy en día con lo que hacían nuestros padres en esta misma época, pues ni el entorno, ni la tecnología es la misma. Mi madre no se pasaba horas pegada al móvil, porque no tenia.
La sociedad evoluciona y cambia a un ritmo muy rápido y lo único que podemos hacer es adaptarnos a ella del mejor modo posible.
Es cierto que es muy común que los padres conpren a sus hijos móviles o derivados a edades demasiado temprsnas, lo cual puede contribuir al desperdicio del tiempo por los jóvenes. De todas formas, Internet y su disponibilidad 24 horas al día no es simplemente una herramienta para idiotizar a los jóvenes. Este milagro de la tecnología es una ventana a la buena música, series y películas con argumentos decentes.
A parte de consumir el tiempo libre o en el que deberían estar estudiando de los jóvenes puede ayudar a desarrollar otro tipo de hobbies. Está al alcance de la mano la posibilidad de aprender a tocar un instrumento sin moverte de casa, o conectar con gente experienciada en temas que nos interesan.
En resumen, el internet en los jóvenes tiene consecuencias tanto buenas como malas, pero todo depende, al igual que todo, del uso que le dé cada uno.
No sé qué tiene de sorprendente que la gran mayoría de adolescentes tengamos móvil propio y utilicemos las redes sociales. Es un fenómeno que se ve a diario y, frecuentemente, suelen destacarse los aspectos más negativos de estas tecnologías.
Uso abusivo o incorrecto, consumismo… Todo esto depende de la propia persona, que se encuentra en una etapa de cierta madurez personal y debería ser consciente de cuándo y cuánto utilizar las nuevas tecnologías. A partir de los 12 años, la responsabilidad de estas acciones recae, en mi opinión, sobre el individuo.
Para finalizar, me gustaría decir que estoy muy de acuerdo con la última frase del texto, puesto que, a menudo, internet y las redes sociales sirven como vía de escape de la cansada y estresante vida diaria, aportando un gran entretenimiento.
Comento la última frase de Janire: «La sociedad evoluciona y cambia a un ritmo muy rápido y lo único que podemos hacer es adaptarnos a ella del mejor modo posible» .Me pregunto ¿qué es la «sociedad»? ¿Está la «sociedad» en el origen de los cambios o es víctima de los intereses de determinadas personas o colectivos? ¿Acomodarse a los cambios o gestionar los cambios? ¿Dónde queda la responsabilidad personal?…
Comento la última frase de Iker: «internet y las redes sociales sirven como vía de escape de la cansada y estresante vida diaria, aportando un gran entretenimiento». En mi opinión «huir de un problema» no es la solución sino «enfrentarse a él»… La huida permanente sólo provoca estrés y cansancio y ésto repetido en cada ocasión sólo puede llevar al suicidio.
En mi opinión esta profesora tiene toda la razón, ya que cada vez somos mas individualistas y miramos menos por el bien común centrandonos única y exclusivamente en el propio.
El excesivo uso del teléfono movil para el uso y entretenimiento de los adolescentes está claro que es un problema cada vez mayor, pero a la vez es práctico, ya que mientras esos jóvenes están «enganchados» al teléfono movil no están haciendo cosas peores…
En general, el mundo de la tecnología avanza y el ser humano que es curioso por naturaleza siempre quiere ser testigo de las últimas novedades, y hoy en día el lugar ,más rápido barato y eficaz para estar informado en todo momento es internet, a pesar de que en muchos casos se use con exceso y lo utilicemos simplemente para el ocio.
Cierto es que el móvil crea adicción, pero ya no sólo en los jóvenes, si no en los adultos también, porque ya cada vez más gente empieza a usar smartphones, tal vez simplemente para no sentirse «excluidos» o «raros».
Muchas veces la gente acude a médicos, a causa de falta de sueño, por quedarse por las noches jugando, en redes sociales… cosa que tampoco me parece lógico, porque, si has estado todo el día con el móvil, ¿no puedes tener tus horas de relax y descanso, y al día siguiente volver a cogerlo? Es algo que no entiendo.
Aún así, ¿es culpa nuestra estar todo el día enganchados, o también tiene culpa la tecnología por engancharnos? Si la tecnología avanza y se pone a nuestro alcance, la culpa ya no es sólo nuestra…
Lo que esto también trae consigo, y le doy la razón a esta profesora, es que cada vez la gente mira más su bien propio y le da igual el de los demás.
Respondo a la pregunta de Arrate (repitiendo algo que ya escribi): a partir de los 15 años, en mi opinión, la responsabilidad exclusiva es de la persona (en este caso el jovencito o jovencita).
Los teléfonos móviles de hoy en día son producto de los avances tecnológicos y de una investigación colectiva y el fin de las empresas es venderlos. No se nos dan instrucciones de uso por lo que creo que cada uno es libre de decidir cuánto utilizarlos. Lo mismo pasa si alguien se compra unos zapatos y los lleva todos los días y a todas horas, está en su derecho. Por ende, opino que no hay ningún problema en que cada uno esté el tiempo que quiera con su móvil. Ahora bien, será, indudablemente, reflejo de su madurez y dirá si la persona está realmente preparada para tenerlo.
En cuanto al segundo párrafo, estoy bastante de acuerdo. Internet es una burbuja en la que están disponibles horas y horas de entretenimiento gratuito a la que hay que saber cuándo y con qué asiduidad acceder. Al igual que con los teléfonos móviles, dejo estas decisiones a los propios usuarios pero resaltando que muchas veces es beneficioso entrar en ese mundo que es Internet, siempre a modo de «vía de escape». Lo que a simple vista puede parecer negativo acaba resultando positivo si se le da un uso correcto.
El avance de las tecnologías es un proceso continuo e irreversible, muy implantado entre nosotros desde hace varios años. Por ello, es compresible que un elevadísimo número de adolescentes en España y Europa tengan móvil propio. Resulta difícil poner en duda la gran utilidad de estos aparatos, puesto que nos permiten comunicarnos con mucha más facilidad y tener al alcance de la mano datos y herramientas a los que antes era casi imposible acceder. No obstante, (como en todo en la vida) la clave está en saber darles un uso adecuado y en encontrar un equilibrio en el tiempo que dedicamos a las tecnologías; y es aquí precisamente donde miles de jóvenes comenten errores. Seguro que todos hemos visto alguna vez a cuadrillas enteras de chavales de 11 a 14 años sentados en fila, cada uno con su móvil particular, ajenos a lo demás y sin apenas conversar entre ellos. Este es un hecho que me preocupa porque pienso que cuando se queda con los amigos es para charlar y divertirse. En mi caso, siempre que salgo intento evitar estar con el móvil más allá de lo necesario; ya tendré tiempo de estar pendiente del Twitter o WhatsApp cuando esté solo en casa.
En cuanto al segundo párrafo, coincido con mis compañeros en que Internet y las redes sociales son una vía de escape de la ajetreada rutina y un portal a un mundo de entretenimiento (que cada vez quita más protagonismo a la televisión) e información. Es cierto que a edades tempranas los padres deben limitar el uso que hacen sus hijos de Internet, ya que éstos aún no tienen la madurez necesaria. Más adelante, conforme la persona crece, es ella misma la que tiene que saber cómo y cuándo utilizar las nuevas tecnologías para no caer en la adicción.
Antes de nada me gustaría decir que este aumento del uso del teléfono móvil se debe, en mi opinión, a la revolución tecnológica que se está produciendo estos últimos años. Este hecho aunque por un lado puede suponer una ayuda en nuestra vida diaria, su mal uso llega a crear grandes problemas.
Está claro que los niños cada vez adquieren su primer teléfono móvil a una edad más temprana y es algo a lo que nos estamos acostumbrando a pesar de que algunos todavía podamos verlo como una cosa extraña. Hace unos años, con suerte, un chaval/a obtenía tu primer móvil con 12 ó 13 años y a menudo eran móviles usados que te regalaba algún familiar. No obstante, ahora un niño/a con 10 años puede tener el mejor teléfono del mercado.
A mi parecer la responsabilidad de que esto no ocurra es tanto de los padres como de los hijos. No estoy de acuerdo en que a partir de los 15 años la responsabilidad ya es únicamente del adolescente, porque pienso que a esa edad los padres todavía tienen mucho que decidir en la vida de sus hijos.
Respecto al último párrafo tengo que decir que no me puede parecer más acertado; mientras hace unos años la gente de nuestra edad luchaba por lo que creían justo y conveniente, ahora nos dedicamos a crear un mundo de ficción en nuestras pantallitas.
Dicho esto, algunos pensaréis: ¿y entonces tú por qué no haces todo eso que propones? Pues para eso no tengo una respuestas clara, me imagino que será por eso de que a veces es más fácil dejarnos llevar por la corriente…
Dice Mikel «no estoy de acuerdo en que a partir de los 15 años la responsabilidad ya es únicamente del adolescente, porque pienso que a esa edad los padres todavía tienen mucho que decidir en la vida de sus hijos». Coincido en la segunda parte de la afirmacion; no obstante, diré que EN ESTE ASUNTO (como en otros, por ejemplo en el «control de la agenda escolar») los 15 años son más que suficientes (dada la formación y uso que se tiene desde los cinco años) para asumir las responsabilidades. En mi opinión, no es educativo el mantener a los hijos/as en una permanente y generalizada adolescencia.
No estoy de acuerdo con que un 84% de los adolescentes tienen teléfono móvil. Creo que el porcentaje supera el 90%. Por supuesto, pagado por los padres. Todo lo que pone en el artículo creo que es verdad. Sólo les falta dormir con el móvil, y las veces que pueden llegar a mirar la pantalla es incontable.
Desde el uso del móvil en los adolescentes, estoy de acuerdo con que son más individualistas. No juegan como se jugaba antiguamente, ya que están pendientes del móvil. Muchos de los juegos de ahora son con el propio móvil, por supuesto, cada uno con su móvil. No se juega en equipo como se jugaba antes.
En cuanto a las redes sociales, no estoy de acuerdo con que su uso es mayor cuanto menor es la edad. Hay muchísimos adultos que están enganchados a las redes sociales. Creo que tanto los adolescentes, como los adultos, están enganchados a las redes sociales.
Los dispositivos móviles comenzaron como un aparato para realizar llamadas en cualquier sitio y a cualquier hora, hoy en día, es un dispositivo multifuncional que incorpora numerosas prestaciones y que ha irrumpido en la vida cotidiana de las personas y su uso se ha convertido en algo rutinario.
La idea de «ocio y tiempo libre» parece ir ligada al teléfono móvil y parece impensable que un adolescente no disponga de este objeto. Vivimos en la denominada era tecnológica, el uso de la tecnología es parte común de nuestras vidas. La tecnología no es mala. Pero, ¿cómo la estamos usando? ¿Cómo está afectando a nuestras vidas? ¿Somos capaces de hacer un uso racional de ellas?
Creo que nuestra vida es cada vez más dependiente de las nuevas tecnologías. La educación temprana es esencial para que el niño pueda utilizarlas como una herramienta más de ayuda y evitar así posibles adicciones y abusos.
Coincido con la última de las apreciaciones de Eder… El móvil y similares son «técnicamente» una droga por cuanto crea dependencia…. Es curioso, en este sentido, la preocupación que manifiesta la sociedad (en general) por otros tipos de drogadicción y la insensibilidad por éste (por muy extendido y solicitado que esté). ¿Cuestión de educación?… ¡Sin duda!… Que comience en casa de cada uno…
Hoy en día la tecnología ha invadido nuestra sociedad, sobre todo en la sociedad juvenil. En todo momento vemos a la juventud con un móvil en la mano, dibujando una imagen de adicción y obsesión en muchos caso. Una de las cosas que más me preocupa no es el porcentaje de los adolescentes que tienen móvil, lo que realmente me preocupa es la edad.
Recuerdo hace años que nuestro primer móvil oscilaba entres los 12 y los 13 años. Además era un móvil «monofunción» es decir, para llamar y que te llamen, nada más lejos de la realidad. Sin embargo, actualmente podemos ver a niños, porque es lo que son, niños, con móviles inteligentes. Tienen múltiples funciones que los chavales aprovechan para un rato de ocio. Sinceramente, me parece lamentable que los padres permitan que sus hijos con tan solo 12 años pierdan el tiempo con las aplicaciones, desaprovechando la infancia, que sólo pasa una vez.
Y por si fuera poco, se descentran de los estudios. Estudios recientes muestran que un alto porcentaje de niños emplean entre 2 y 3 horas diarias al móvil, dato tremendamente preocupante. Pienso que los padres deberían limitar las libertades telefónicas a los niños, para que aprovechen su tiempo para actividades más beneficiosas para su futuro.
No puedo juzgar cómo era antes. No puedo decir que en el pasado los adolescentes eran mas o menos reivindicativos y tampoco puedo decir que antes estábamos mas abiertos al mundo en vez de reconcentrarnos en nosotros mismos. No puedo, porque no lo he vivido, pero solo hay que mirar al ahora para preguntarse si lo que esta pasando esta bien o mal.
En mi opinión, estas nuevas tecnologías son una nueva pieza del puzzle de nuestra civilización. No creo, que el utilizarlo mas o menos modifique nuestro carácter, y ni siquiera empeore nuestros resultados académicos. Las nuevas tecnologías, son una herramienta brutal de información y eficiencia de trabajo así como lo son de ocio, entretenimiento o como queramos llamarlo. El problema está en nosotros mismos. Porque a día de hoy, sigue habiendo gente que saca sus estudios adelante de manera sobresaliente, sigue habiendo gente que se preocupa por lo demás y que es (o será) activista, y sigue habiendo gente dispuesta a cambiar el mundo, siendo ayudados en su labor por las nuevas tecnologías. Estoy por asegurar, que sin estos aparatos, la misma gente, que se preocupa por si misma y la misma gente que le da igual cambiar el mundo, seguirían actuando así, con un cómic en la mano por ejemplo.
También quiero decir, que los teléfonos móviles no son una «droga» como se ha dicho mas arriba, pues depende de nosotros que nos cause o no adicción.
Para acabar, pienso que esta en manos de cada uno el uso de las tecnologías.
Yo creo que la tecnología es parte de nuestra vida de hoy en adelante ya que casi todo esta hecho de ello. Pero eso no quiere decir que debamos estar las 24 horas del día enchufados al teléfono y mirando la pantalla por que por una parte es malo para nuestro cuerpo y por otra por que es más importante estar con nuestros amigos y familiares.
Hay gente que se pasa todo el día delante del móvil o del ordenador ya sea jugando a un juego o navegando en la red y eso en mi opinión no es muy normal.
Internet es una herramienta de gran utilidad para acceder a todo tipo de contenidos e información, para conseguir comunicación a distancia, y en gran medida, para conocer a gente. Todo eso ocupa gran parte de nuestro tiempo a diario, convirtiéndose día a día en vicio.
Uno de los aspectos más preocupantes de Internet es lo que ocurre en las redes sociales. Todos intentamos crear una apariencia que quedará plasmada, convirtiéndose en algo que nos convierte enfermos. Las relaciones cara a cara y nuestros actos van deteriorándose poco a poco por culpa de esta «brillante herramienta». Todo se informatiza, hasta el ámbito estudiantil, por supuesto. Y con esto quiero dejar caer el tema de las plataformas educativas, de las cuales llegamos al punto de depender y estar pendientes, al igual que ocurre en las redes sociales.
Me gustaría concluir diciendo que este mundo de nuevas posibilidades virtuales nos va convirtiendo en seres dependientes de las máquinas e incapaces de superar la timidez en el mundo real.
El uso de los teléfonos móviles, como casi todo, tiene su parte mala y su parte buena. Por una parte, no veo que hay de malo en que un adolescente haga uso de su teléfono móvil para comunicarse con los demás, escuchar música, entretenerse jugando a videojuegos… Pero, por otra parte, el excesivo uso del móvil nos «idiotiza». Nos tiene completamente enganchados, haciendo que estemos todo el rato pendiente de las redes sociales, malgastando el tiempo jugando a videojuegos o teniendo conversaciones estúpidas con los amigos, por ejemplo. El mirar a la pantalla cada poco tiempo, aunque no lo parezca, nos quita muchísimo tiempo a la larga, tiempo que podría haber sido dedicado a los estudios o a cualquier otra tarea. Pero en vez de eso, preferimos estar una y otra vez deambulando por las redes sociales, ¿en beneficio de que?, ¡de nada!
A diferencia de compañeros míos, o incluso como yo mismo he dicho «nos tiene enganchados» , no creo que sea el móvil el responsable de que estemos todo el rato pendiente de el, creo que nosotros mismos debemos ponernos nuestras limitaciones y repartir el tiempo, dedicándole un rato al teléfono pero el resto a otras cosas. No obstante, esto casi nunca ocurre. El teléfono siempre acaba ocupando el lugar de las demás tareas, por ejemplo, es inevitable responder a un mensaje mientras se estudia.
Concluyo diciendo que deberíamos reflexionar y recapacitar en todo el tiempo que malgastamos y pensar en todas las cosas productivas que podríamos hacer.
Los móviles, las redes sociales, etc. son herramientas de gran utilidad pero es cierto que la gente, especialmente niños y adolescentes, no las usan con la moderación que deberían y esto tiene consecuencias negativas para la salud y las relaciones sociales.
Sin embargo, muchas veces las nuevas tecnolgías se demonizan y este texto es un buen ejemplo. Es verdad que el uso de las nuevas tecnologías ha aumentado últimamente y también es verdad que los jóvenes somos más individualistas, de moral relajada y consumistas pero eso no significa que una cosa se deba a la otra. Vivimos en una sociedad capitalista en la que el dinero se ha convertido en el valor absoluto, es normal que las nuevas generaciones sean consumistas e individualistas si ese es el modelo de ciudadano que se nos impone. Y cómo no vamos a tener una moral más relajada si los valores fundamentales han perdido importancia y ya apenas se están presentes en la educación.
Es verdad que se malgasta mucho el tiempo con las nuevas tecnologías pero se por propia experiencia que no hay que subestimar la capacidad que tienen los jóvenes para perder el tiempo. Si no hubiera móviles se perdería el tiempo con otro tipo de cosas.