Isabel Zubiaurre: “Aún hay mucho machismo en la información del tiempo en televisión”
Isabel Zubiaurre, la Zubi para sus colegas, ha sido noticia sin pretenderlo durante la gran nevada con la que empezó el año 2021 en España. En pleno directo, la jefa de Meteorología de La Sexta apostilló con un “no tiene ni idea de ciencia” un tuit del presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, en el que relativizaba el cambio climático. Días después, refutó con datos e imágenes a la presidenta popular de Madrid, Isabel Ayuso, que sostenía que “nadie” les había avisado de la magnitud de la borrasca. Pasada la tormenta, hablamos en uno de sus días libres tras haber vivido prácticamente en antena durante los días del temporal Filomena. Quedamos en su bar de barrio, a la sombra del Pirulí madrileño, donde la tratan como a una hija. El pelo flamígero, entre rojo y rosa, y las chiribitas de sus ojos pardos sobre la mascarilla negra delatan un espíritu indomable.
¿Se le escapó lo de Lambán?
En general no se me escapa nada. Pude estar más o menos acertada, pero pensarlo, lo pienso. Parece que quienes hacemos el tiempo no podemos opinar. Y creo que es un error, que debemos alzar la voz y meter presión para que se nos escuche, falta mucho conocimiento. Eso lo dije porque se me caía la cara de vergüenza. No he oído a ningún político que debata sobre el cambio climático con argumentos de peso. Entonces, al final, pierden mi respeto. No pueden saber de todo, vale, pero ¿tienen asesores de imagen y no asesores científicos? ¿En serio?
¿Le cayó alguna bronca?
En el trabajo, no. Pero en Twitter se me lanzó mucha gente encima. Flipé con la repercusión de mis palabras. Nunca lo hubiera imaginado.
Igual fue porque los tuiteros fliparon con que una chica del tiempo opinara.
Es posible. De hecho, algunos compañeros de la mesa de tertulias de Al rojo vivo no acababan de dejarme hablar. Había como un runrún por detrás. Si yo fuera un tío, no sé si eso seguiría existiendo. Pero me da igual. Sé que soy chica, que mi género es femenino y todo eso, pero desde pequeña he jugado al fútbol con tíos, solo estaba con chicos, me he criado con tanto tío que me da igual.
¿No se siente valorada?
Yo, sí, pero el problema es que en las teles no se valora el tiempo. En general, si eres periodista, dar el tiempo es lo peor que te puede tocar hacer, se considera un marrón. Todos quieren presentar el informativo, y lo entiendo. Pero así ha ido degenerando. Y, además, aún hay mucho machismo: las chicas tienen que ser monas, se prima el físico sobre la formación, y se puede ver en qué cadenas sucede y en cuáles no.
Usted no es precisamente fea.
Gracias, dejémoslo en resultona. No cuestiono el ser guapa o guapo, sino el no tener formación detrás. Yo me visto como quiero. Si quiero llevar el pelo rosa, como ahora, o ir con vaquero y camisas de cuadros, lo respetan. La construcción de mi imagen es importante, pero la hago yo. Hay otros países en los que se exige un título para informar sobre el tiempo. Aquí sería necesario. Esto no es entretenimiento, es una responsabilidad social.
¿Le gustan los charcos?
Soy peleona, sí. Siempre era la reivindicativa en clase. Pero es que amo la ciencia. He visto a científicos llorar, cobrar una mierda, dejándose la piel para investigar. Entonces, cuando oigo barbaridades de quien no tiene ni idea, no me callo, sobre todo si pienso que puedo ayudar. No me caso con nadie, solo con la ciencia.
Es doctora en Físicas: cualquiera le lleva la contraria…
Empecé Arquitectura, porque se me da bien el dibujo, pero tras una crisis personal, se me atravesó la carrera y me cambié a Físicas, mi segunda opción. La tercera era ingeniera aeronáutica. Tengo una mente muy científica, soy una friqui de las matemáticas. Mis padres son químicos. Con tres años, me enseñaron la tabla periódica. En la facultad, me especialicé en la estratosfera, y encontré mi sitio.
¿Ha tenido muchas crisis?
¿Y quién no? Si alguien no las tiene me resulta raro, porque las crisis surgen de hacerse preguntas, y yo no concibo la vida sin hacérmelas. Así aprendes y reconduces las cosas. Y un buen entrenamiento, físico y mental, te demuestra que puedes hacerlo.
Ya he visto en su Instagram que es una entusiasta del crossfit. Cansa solo el verla.
El crossfit vino a mí en un momento difícil de mi vida. Lo importante es que cada día es un reto y eso a mí me flipa. Me encantan las metas. Me ha transformado física y mentalmente. Cuando supero un reto, me siento orgullosa de mí misma. Y me parece flipante que me sienta más orgullosa de mí misma por un deporte y no haya sido capaz de sentirme cuando me becó la NASA o cuando me saqué el doctorado.
¿Infravalora su cerebro?
No, pero para mí era normal. Estaba acostumbrada a sacar dieces. No tiene mérito, me ha venido dado. No me costaba esfuerzo. Yo en bachillerato solo estudiaba Literatura. El resto no era un reto. Pero hacer una dominada estricta, o caminar haciendo el pino, sí. Es curioso.
¿Qué cociente intelectual tiene?
En la carrera, 138. Ahora supongo que he perdido neuronas, por el alcohol de las juergas de juventud. No es una tontería, y se lo digo a los jóvenes para que lo tengan en cuenta. Ahora solo bebo cerveza.
¿Qué es “buen tiempo” para la chica del ídem?
En vacaciones, 22 grados y sol. Pero en el trabajo, donde esté una buena borrasca que se quite el anticiclón de las Azores.
¿Por qué les gusta tanto una borrasca a los meteorólogos?
Joder, nunca lo había pensado. La belleza de una borrasca es que surge del choque de dos masas completamente diferentes. Es como el estallido de diferentes opiniones, y la forma de compaginarlas es la borrasca.
¿Una especie de catarsis?
Sí, eso es lo espectacular. Y que, al final, todo se pasa, todo se equilibra. Todo en la vida es energía. Si alguien gana, alguien pierde. Si alguien se hace rico, alguien se hace pobre. La energía se transforma. ¿Ves? Todo es ciencia. To-do.
¿También los pronósticos a 14 días de Google?
Eso es más como los que dijeron que la borrasca Gaetan tras la nevada iba a ser terrible, con inundaciones terroríficas: sensacionalismo. Y puede generar que la gente no nos crea, y que los políticos le echen la culpa al tiempo de su ineficacia. Lo de los pronósticos a 14 días es casi ciencia ficción. Te lo dan gratis en el móvil. Nadie se pregunta de dónde viene. Y nada es gratis. Se juega con los sentimientos de la gente. Y, bueno, tú puedes jugar con los sentimientos de una novia diciendo que el día de la boda no le va a llover, pero de esto también dependen vidas. Yo no quiero que nadie se quede atrapado en un coche en una nevada anunciada.
¿Con qué plazo pone la mano en el fuego por una previsión?
Para no quemarme, un día. Eso, en invierno, primavera u otoño, que hay movimiento atmosférico. En verano es otra cosa. Me sigue alucinando acertar. La ciencia ve el futuro, y me sigue maravillando.
¿Cuánto fastidia no acertar?
No me fastidia, pero es que, a grandes rasgos, es difícil no acertar, porque los modelos meteorológicos los hace la ciencia, y la ciencia no suele fallar.
Me ha gustado lo del crossfit. ¿Me ve demasiado mayor para intentarlo?
Esa es otra. La presión de la edad, sobre todo a las mujeres. El otro día, en Twitter, uno me saltó con que se me estaba pasando el arroz. ¿Perdona? Es que ni me ofende, pero me dio rabia por las demás. Nadie me tiene que decir a mí, ni a nadie, ni cómo ni cuándo ser madre, ni si tengo que serlo, o cuándo es pronto ni tarde para hacer nada. Si te animas, te lo recomiendo.
Tomado de www.elpais.com