Para comenzar bien el curso

En breve (ya) se comienza el nuevo curso escolar y es conveniente iniciarlo con las mejores condiciones, con el fin de que en junio los rendimientos sean satisfactorios. Pero suenan en nuestra memoria las cifras del fracaso escolar:  según el MECD, el 30 % de los alumnos españoles fracasan en sus estudios, frente al 7 % de los alemanes, el 11 % de los daneses y el 13 % de los suecos.

Para mejorar nuestro rendimiento podemoshacer varias cosas:

1. Partir de la experiencia del curso anterior. Conociendo las asignaturas en las que tuvo más dificultad, se puede empezar el curso prestándoles más atención con una ayuda especial y hablando con los profesores de esas áreas para prevenir los posibles fracasos iniciales.

2. Preparar un lugar adecuado de estudio en casa. Es importante tener un lugar fijo de estudio, porque esto facilita la ambientación y la disposición a estudiar. Cuando se trabaja cada dí­a en una habitación distinta se hace más difí­cil la concentración porque la atención se dispersa por la curiosidad y por no asociar este lugar con la actividad del estudio. Este cuarto no debe tener ruidos que distraigan al estudiante, como la televisión, la radio, el aparato de música, el teléfono, etc. No es necesario que el lugar de estudio tenga mucho confort: puede disponer de un mobiliario mí­nimo como mesa, silla, estanterí­a para libros y una lámpara. Se trata de un lugar que facilite la concentración y a la vez sea agradable para el estudiante.

3. Horario de estudio exigente. Es conveniente organizar el tiempo de los hijos desde que llegan del colegio hasta que se acuestan, dedicando momentos para ayudar a los padres, estudiar, convivir con la familia, cultivar algún hobby y para jugar. El tiempo de estudio debe ser respetado tanto por el alumno como por los padres y hermanos, para facilitar la concentración y evitar distracciones. Además de hacer los deberes es necesario estudiar o repasar las lecciones explicadas en el centro educativo y no dejar el estudio para la ví­spera del examen. Conviene empezar por la asignatura más difí­cil y hacerlo en el mejor momento, es decir, en el que estén más descansados y con más tranquilidad.

4. Valorar el estudio. El que los padres respeten el tiempo de estudio de los hijos es una señal de que valoran las tareas de casa, de que para ellos es algo importante. Los alumnos perciben que el estudio no es cosa de niños, sino un verdadero trabajo que exige concentración, esfuerzo y constancia.

5. Cuidar el ambiente cultura. En algunos hogares hay «clima de estudio» y en otros no. Este clima está relacionado con el ejemplo y las actitudes de los mayores. Se crea este clima cuando los padres tienen afición a la lectura, curiosidad intelectual, afán de aprender y se va formando poco a poco una biblioteca familiar.

6. Que aprendan a estudiar. La experiencia nos dice que la mayorí­a de los chicos no saben estudiar con un método eficiente. Tienen que aprender a subrayar, a hacer esquemas, resúmenes, cuadros sinópticos, a tomar apuntes, a organizar los repasos y a preparar los exámenes. Este apartado requerirí­a una mayor extensión en un artí­culo posterior.

7. Que estén motivados para el estudio. Esta actividad no sólo ha de servir para aprobar los exámenes, sino para aprender cosas nuevas e interesantes. Si falta este interés por aprender, el estudio se convierte en una mera obligación, una actividad impuesta y no una ventura de búsqueda del saber.

8. Valorar el papel de la memoria. El uso inadecuado de la memoria es el memorismo: aprender las lecciones con las mismas palabras del libro y repetir de memoria párrafos que no se entienden. Por eso es muy importante que el alumno comprenda lo que estudia, reflexione sobre ello y memorice las ideas de la lección, que después podrá expresar con palabras distintas de las del libro. Aunque la memoria está hoy muy desprestigiada, si los chicos no la ejercitan serán incapaces de retener conocimientos y superar los exámenes. Para mejorar la lectura comprensiva es conveniente disponer de un diccionario a mano para averiguar el sentido correcto de las palabras que no se entienden.

9. ¿Cuál es el papel de los padres? No se pretende que éstos sustituyan a los profesores, pero tampoco pueden desentenderse del tema de los estudios de sus hijos. Deben estar informados de las lecciones que han dado en el centro y de los deberes que deben hacer sus hijos en casa.  Conviene aconsejar a los chicos que no se precipiten en la realización de los deberes sino, por el contrario, se tomen un tiempo necesario para pensar, afrontando las dificultades con paciencia e inteligencia, evitando el pedir ayudas innecesarias. De esta forma irán adquiriendo el hábito de la reflexión y de la fortaleza. Para muchos padres los fines de semana son una buena ocasión para pasear con sus hijos y preguntarles cómo van en cada asignatura y las relaciones con los profesores.

10. Hablar con el tutor del colegio. Se aconseja que a lo largo del año los padres vayan tres veces (y más si es necesario) a entrevistarse con el tutor del hijo, para conocer tanto los aspectos académicos como su personalidad y comportamiento. Los padres pueden preguntar al tutor qué hacen sus hijos en el aula, si atienden en clase y si entienden las explicaciones.

Finalmente, los padres y el tutor han de proponerse objetivos comunes de actuación con el chico para trabajar en la misma dirección y ser eficaces.

Arturo Ramo Garcí­a.

 

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