LECTURA: Batalla del Jarama

En el contexto de la Guerra Civil Española, los nacionales sublevados contra la Segunda República, el 6 de febrero de 1937, con aproximadamente 19.000 infantes, comandados por el general Orgaz y la mayorí­a de sus tropas conformadas por el ejército de ífrica, dotados de ametralladoras pesadas alistadas en dos batallones y del Batallón de carros de Combate alemanes, decidieron el ataque. Su máximo poder radicaba en la artillerí­a. Intentaron cortar los medios e comunicación entre Madrid y Valencia, donde el gobierno republicano habí­a establecido su sede desde el mes de noviembre, para lograr la caí­da del gobierno republicano.

Eran cinco brigadas las que Franco habí­a dispuesto para el ataque, comandadas por Rada, Sáenz de Buruaga, el general Asensio a cargo de dos, Garcí­a Escámez y la caballerí­a del general Cebollino. En un escenario comprendido en la zona del rí­o Jarama se desarrolló este primer gran encuentro entre franquistas y republicanos dentro de una guerra que costarí­a demasiada sangre.

Llegaron a Ciempozuelos donde diezmaron a los pocos republicanos que allí­ estaban dispuestos, quienes se organizaron realizando una lí­nea defensiva entre los rí­os Manzanares y Jarama. Los efectivos republicanos enviados por el general Martí­nez Cabrera, lí­der del Estado Mayor Central Republicano, estaban al mando del general Pozas. Los generales Miaja y Rojo apoyaban desde Madrid con la reserva. La Brigada Internacional XV, llegó como refuerzo el 7 de febrero. La carretera de Morata de Tajuña se vio invadida el 11 de febrero por los nacionales, que se apostaron a la derecha. El dí­a 13, los puentes sobre el rí­o Jarama (Pindoque y San Martí­n de la Vega) fueron tomados por otros sublevados, a pesar de que fueron minados, pero de modo incorrecto ya que no quedaron inutilizados, y permitieron el paso de los nacionales.

Cuando intentaron desde el este, entrar por el puente de Arganda del Rey, para impedir el paso hacia Valencia, el batallón Garibaldi, al mando del general Miaja, que a partir del dí­a 15 tomó el mando, unificándolo, interceptó con eficacia a los antirrepublicanos que debieron planear otra estrategia.

Intentaron atravesar la meseta de Morata, pero también allí­ hallaron resistencia de las brigadas internacionales, la XV y la XI que se habí­a sumado a la defensa, más tres brigadas republicanas, que llevaron a cabo un plan del general ruso, Paulov. Los nacionales pretendí­an alcanzar Alcalá de Henares y desde allí­ la carretera a Barcelona, lo que serí­a muy perjudicial para los republicanos que en una contraofensiva intentaron hacer retroceder a sus enemigos, pero tras una intensa actividad bélica que se extendió hasta el dí­a 27, no lograron su objetivo. A las brigadas internacionales XI y XV, también se sumaron la XII y la XIV y aviones soviéticos.

Los franquistas recibieron ayuda de los alemanes, quienes aportaron los aparatos Heinkel 112 A, BF 109, y Dornier 17 E, a la que luego se sumó la Legión Cóndor. La Italia deMussolini contribuyó con los aviones Meridionali, y el Corpo di Truppe Voluntarie (CTV). Se adicionó, además, la legión de San Patricio, compuesta por 600 voluntarios irlandeses, ultra-católicos.

El bando republicano sufrió alrededor de 10.000 bajas, mientras los nacionales 7.000. Seguidamente a estos combates de tres semanas de duración se fortificaron los lugares de combate. Madrid perduró en manos republicanas hasta el fin del conflicto, en 1939.

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