Hallan en el fondo del Mediterráneo un casco corintio de un guerrero hoplita de hace 2.500 años
Un buque de dragado holandés que trabajaba en el puerto israelí de Haifa encontró por casualidad en 2007 en las aguas del Mediterráneo un antiguo casco corintio, que lograba recuperar intacto.
Los arqueólogos han pasado más de la diez años examinando la excepcional pieza y la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) acaba de publicar los resultados de las pesquisas. «El casco probablemente pertenecía a un soldado griego que se encontraba en uno de los navíos de guerra de la flota griega que participó en el conflicto naval contra los persas, que gobernaban el país [por Israel] en ese momento», ha apuntado Kobi Sharvit, director de la Unidad de Marines de la AAI.
En su origen, los hoplitas eran ciudadanos propietarios de pequeños terrenos agrícolas que, de cara a defender su ciudad, se compraban su propia armadura (grebas de bronce, yelmo, un escudo cóncavo, coraza, jabalina de punta doble y una espada como arma secundaria) y acudían al frente.
De acuerdo con el comunicado, el casco pertenece al denominado estilo corintio, llamado así por la ciudad de Corinto en Grecia, donde fue desarrollado y producido por primera vez en el siglo XIX a. C. Desde allí se distribuyó por toda la cuenca mediterránea. La pieza fue fabricada por manos expertas a partir de una sola hoja de bronce, mediante el calentamiento y el martillo. Esta técnica hizo posible reducir su peso sin disminuir su capacidad de proteger la cabeza de un guerrero.
Guerras médicas
Los yelmos corintios de bronce que pertenecen a este estilo fueron utilizados por los griegos en los siglos V y VI a C. En el tiempo en el que el soldado patrullaba los mares, tenían lugar las guerras médicas que enfrentaron a Persia, que controlaba un imperio que abarcaba el Oriente Medio, y a las polis del mundo helénico desde el 490 a.C. Durante este período, las batallas mas reconocidas fueron la de Maratón, la de Salamina y la de las Termópilas.
En 490 a.C, los persas fueron derrotados cerca de Atenas, en la célebre batalla de Maratón (de hecho, las carreras llevan el nombre de un mito, el protagonizado por Filipides que supuestamente corrió hasta la urbe griega para avisar de la victoria hasta su último aliento).
Otro intento de invasión tuvo lugar la célebre batalla de las Termópilas, en el 480 a.C., en la que 300 soldados espartanos dirigidos por Leónidas detuvieron hasta su propia aniquilación a las tropas persas de Jerjes I.
Poco después, en el verano del mismo año, el rey y su ejército fueron derrotados en la batalla de Salamina. La flota persa luchó contra los griegos. Más de 200 embarcaciones persas fueron aquel día hundidas en una franja de agua demasiado estrecha para hacer valer su superioridad numérica y supuso el principio del fin de la invasión persa.
Tomado de www.abc.es