LECTURA: Ilustración y Despotismo ilustrado

I.- LA ILUSTRACIí“N

1)      Concepto: podrí­a definirse como el movimiento filosófico, literario y cientí­fico que se desarrolló en Europa y sus colonias a lo largo del siglo XVIII («de las Luces»). Representó una importante modernización cultural y el intento de transformar las caducas estructuras del Antiguo Régimen.

2)      Ideas esenciales de la Ilustración

Se pueden resumir en las siguientes:

2.1. La Razón es el único medio para conseguir la verdad. Junto con el progreso, constituye el camino para alcanzar la felicidad. Sirve de guí­a frente a la superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia. El autor que criticó con mayor denuedo la intolerancia y fanatismo de la religión de su tiempo fue Voltaire.  Este tratamiento de la razón tuvo sus fuentes de inspiración en la filosofí­a de Descartes, basada en «duda metódica» (sólo es considerado verdadero lo que es evidente) y en las leyes generales de la Fí­sica de Newton.

2.2. El Progreso, al que ha de llegarse mediante la Ciencia en combinación con la técnica, permite el avance de la humanidad de manera evolutiva e indefinida

2.3. La Naturaleza es el origen de todo lo genuino, verdadero y auténtico. Sin embargo la sociedad pervierte y corrompe al hombre, bueno en estado natural. La principal figura que desarrolla el aspecto social de la Ilustración es Jean Jacques Rousseau

2.4. La Felicidad es un bien al que todo hombre tiene derecho y constituye un fin en sí­ misma. La polí­tica es considerada como el «arte de hacer felices a los pueblos».

Estas ideas se plasmarán en distintas áreas del pensamiento: polí­tica, social, económica, cultural, etc.

3)      Vehí­culos de difusión de las ideas ilustradas

Aunque la Ilustración caló exclusivamente en sectores minoritarios de la sociedad, sus valedores siempre intentaron extender sus ideas desde y a través de diferentes ámbitos.  Básicamente fueron estos:

Las sociedades cientí­ficas, literarias o artí­sticas y las academias, apoyadas por los poderes públicos.

Las sociedades de amigos del paí­s, establecidas usualmente en las principales ciudades y capitales de provincia.

Los Salones. Tertulias o reuniones de ilustrados para tratar sobre los más diversos temas.

4)      El pensamiento ilustrado

4.1. Antecedentes

Pueden encontrarse en Inglaterra y Holanda durante el siglo XVII. Las evidencias se encuentran en Newton desde el punto de vista cientí­fico (Fí­sica moderna) y en la Revolución inglesa de 1688 en los aspectos polí­ticos. Esta última implantó el parlamentarismo, que tanta influencia ejercerí­a en Voltaire y en Montesquieu.  Figura destacada es John Locke: En su obra «Dos tratados sobre el gobierno civil», propugnó la separación de poderes mediante el ejercicio de un gobierno parlamentario que garantizase las libertades individuales y sustituyese al absolutismo monárquico

4.2. El pensamiento polí­tico: Se desarrolló en la obra de los siguientes autores:

Montesquieu. Teorizó sobre la división de poderes.

Voltaire. Indagó en la libertad de pensamiento y abogó por una nueva religión (deí­smo) que sustituyese a las reveladas (cristianismo, judaí­smo, islamismo, etc).

Rousseau. Hizo hincapié en el estudio de la Naturaleza y las relaciones sociales entre los hombres.

4.3. El pensamiento económico: se concretó en dos nuevas corrientes: la fisiocracia y liberalismo, que entraron en contradicción con el pensamiento imperante del momento, el mercantilismo.

Mercantilismo :  se trataba de una corriente de pensamiento económico que cifraba la riqueza de un estado en la posesión de metales preciosos (oro y plata). Su objetivo era contribuir al engrandecimiento del monarca a través de los medios económicos y para conseguirlo establecí­a una serie de pautas.

Fisiocracia:  los fisiócratas sostení­an que la riqueza de un estado hay que buscarla en la naturaleza, más exactamente de la agricultura. Las otras actividades económicas (industria y comercio) eran consideradas estériles. Su principal teórico, Quesnay, realizó en su obra «Tableau économique» una serie de consideraciones

Liberalismo: para sus defensores, la riqueza del Estado no radica ni en la acumulación de metales preciosos (mercantilismo) ni exclusivamente en la agricultura (fisiocracia), sino en la libertad. El Estado no ha de intervenir en la actividad económica, ha de dejar total libertad a la iniciativa y a la empresa privadas. Su principal teórico fue Adam Smith quien expuso su pensamiento en la conocida obra «La riqueza de las naciones».

 

II.- EL DESPOTISMO ILUSTRADO

Constituyó una forma de gobierno que trataba de conciliar el absolutismo con las nuevas ideas de la Ilustración, intentando para ello conjugar los intereses de la monarquí­a con el bienestar de los gobernados. Se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XVIII.

El término tiene su origen en la palabra italiana «Déspota», es decir, soberano que gobierna sin sujeción a ley alguna.

Buena parte de los soberanos europeos desarrollaron en mayor o menor medida esta forma de gobernar, utilizando su indiscutible supremací­a como herramienta para incentivar la cultura y la mejora de las condiciones de vida de sus súbditos.

Pero al hacerlo, prescindieron de su concurso y opinión. La famosa frase acuñada «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo» se hizo eco de una realidad que intentaba aunar la tradición con la novedad.

Para llevarla a cabo se valieron de una serie de reformas que en cierto modo buscaban modernizar las estructuras económica, administrativa, educativa, judicial y militar de sus respectivos estados.

Todo ello, sin embargo, respetando la esencia del régimen absolutista y la división estamental de la sociedad. La planificación y puesta en práctica de esas actuaciones recayó sobre sobre una serie de ministros y altos funcionarios de la administración estatal, entre los que destacaron el marqués de Pombal en Portugal, el marqués de la Ensenada en España o Turgot en Francia.

Descollaron los siguientes déspotas:

En España, Carlos III; en Austria, Marí­a Teresa y José II; en Prusia, Federico II; en Rusia, Catalina II.     No obstante, la moderna historiografí­a pone en duda la verdadera intencionalidad reformista de algunos de ellos. Tal es el caso de Catalina de Rusia o Federico el Grande de Prusia.

En Francia, cuna de las revoluciones burguesas, el despotismo ilustrado no alcanzó el relieve que en otros estados europeos, ya que las iniciativas de sus defensores (los ministros Turgot, Necker, Brienenne o Calonne) se toparon con la incomprensión y oposición de los privilegiados a los que las reformas afectaban negativamente.

Las limitaciones del despotismo ilustrado fueron evidentes: obtuvo relativos éxitos en los campos administrativo, educativo y económico. Sin embargo fracasó en el social ya que sus promotores no fueron partidarios de acometer reformas en profundidad que pusiesen en peligro las viejas estructuras del Antiguo Régimen.

Este fracaso abrió el camino a posiciones más radicales y, a la postre, el intento de modernización del absolutismo se vio frustrada por las revoluciones burguesas.

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1 respuesta

  1. monikita dice:

    todo esta muy biem detallado.
    pero me faltaron algunos terminos

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