La sobreoferta de la Universidad pública: el 13% de las carreras no cubren la mitad de las plazas
La Universidad privada está comiendo terreno a la pública: desde 1998, se han creado 22 privadas, hasta las 39 actuales, mientras que las públicas no han aumentado y siguen siendo 50. Con títulos adaptados a los tiempos y gran inserción laboral, este crecimiento ha supuesto que la pública pierda en una década 333.000 alumnos en grados, mientras que la privada ha subido en 88.000 estudiantes. El informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) 2019 pone de manifiesto las consecuencias que ello tiene. En el 13% de las carreras en la pública no se cubren la mitad de las plazas; y una de cada cuatro no llena el 75% de los puestos.
Existen grandes diferencias entre universidades ―como en financiación o investigación―: en Extremadura el 37% de las plazas quedan vacías; el 50% en Huelva o el 35% en Salamanca. Por contra, la ocupación es casi total en la Carlos III de Madrid (2%) y total en la Pompeu Fabra de Barcelona. El Ministerio de Universidades quiere que los campus públicos recorten su catálogo de títulos, desbordado por la búsqueda del grado o máster que atraiga al estudiantado.
Previsiblemente, estos datos van a mejorar, pues este año más bachilleres sacaron el título, se presentaron a selectividad y se han matriculado en una carrera. Y como ocurrió en la crisis de 2008, en momentos de poca actividad laboral más jóvenes siguen sus estudios. No existe la tentación de un trabajo sin formación bien remunerado, sea en la construcción o en el sector del turismo.
Los datos que recoge el informe CYD indican que se mantiene la tendencia a la sobrecualificación; es decir, un alto nivel de graduados ocupando puestos de trabajo que no requiere dicha titulación. Y el 36,9% de los titulados universitarios tienen un puesto en el que les sobra preparación, según Eurostat. España se posiciona el decimocuarto, de los 34 países de la OCDE con datos, en prima salarial de los graduados superiores si se compara con los ocupados con estudios de bachillerato o ciclos formativos de grado superior.
Por eso, la fundación cree que el sistema nacional debe de “revisar la dinámica de sus contenidos y programas educativos” para adaptarlos a las demandas del mercado, y a su vez impartir formación continua. El handicap de las universidades públicas es que tardan hasta dos años en lograr ofertar un título nuevo por las enormes trabas burocráticas. En las privadas, que deben pasar también por la agencia de evaluación del ministerio (Aneca), los plazos son más ágiles.
Tomado de www.elpais.com