LECTURA: Revolución de Asturias (Octubre 1934)

n032p10bMADRID.- El escritor Pí­o Moa ha publicado «˜1934: Comienza la Guerra civil. El PSOE y la Ezquerra emprenden la contienda’ (Editoral íltera) en el que acusa a ambos partidos de comenzar en 1934 la contienda, después del éxito de «˜Los mitos de la Guerra Civil’ -150.000 ejemplares vendidos, número 1 de ventas durante seis meses consecutivos.

«Iniciaron la guerra, no porque hubiera un peligro fascista sino porque consideraban que la iban a ganar», señaló Moa durante la presentación de su libro, en ví­speras del 70 aniversario de la Revolución de Asturias y de la secesión de Cataluña.

Su tesis se apoya en los archivos de Largo Caballero que se encuentran en la Fundación Pablo Iglesias. Moa argumenta que estos documentos «son poco investigados» y que la mayorí­a de los historiadores sólo se fija en los datos que les interesan según sus tendencias polí­ticas. «Es increí­ble que una fuente tan importante de datos haya sido tan poco explotada», alega.

Contrariamente a lo afirmado por la historiografí­a oficial, no habí­a en 1934 el menor riesgo de «golpe de Estado fascista». Frases como «˜Viva la Guerra Civil!’ o «˜Esto no hay quien lo pare’, dichas por los socialistas y por Esquerra Republicana de Cataluña, argumentan la tesis de este autor, que fue militante de los GRAPO y responsable de propaganda de la banda armada hasta su expulsión en 1977.

Veintisiete años más tarde, Pí­o Moa se considera historiador y ofrece en su nuevo libro pruebas gráficas y documentales, nunca publicadas hasta la fecha y reproducidas en facsí­mil, que evidencian el papel de la izquierda como subversora de la democracia en España desde 1933 a 1936.

«En 1933 el sector más importante del PSOE se decanta por la dictadura del proletariado y por la revolución al estilo soviético. El único que protesta es Besteiro. Dice textualmente que se está envenenando a los trabajadores y que eso sólo puede concluir en un baño de sangre. No fue una huelga, no fue un movimiento de protesta. Fue una guerra civil preparada y organizada para imponer una dictadura del proletariado. Una dictadura de tipo soviético. Pero siguen sin reconocerlo», señaló.

La ira de los historiadores

Estos argumentos han despertado, según el autor, la ira de muchos historiadores y miembros del partido socialista que se niegan a admitir «los hechos históricos». «Ellos siempre quieren que otros pidan perdón. Si reconocieran que su partido propugnó e inició la Guerra Civil, los socialistas ya no serí­an los mismos», apuntó Moa, quien criticó el uso partidista que hace el PSOE de la contienda española. «El PSOE tiene en la Guerra Civil un arma que les legitima ante la opinión pública porque» considera que la derecha «son hijos de los asesinos», añadió.

En este sentido, Moa critica «el intento de recuperar los odios y rencores de entonces» por parte de la izquierda como «arma arrojadiza» contra la derecha. Y aunque asegura que el actual clima polí­tico no tiene las dosis de violencia que en 1936, el autor teme que algunos polí­ticos siembren «deliberadamente el odio». «Ahí­ está el intento de Maragall y de Carod Rovira de descuartizar España con la aquiescencia de Zapatero. El mayor peligro es la balcanización. Son tan irresponsables ahora como entonces», asegura.

En referencia a la intensa polémica entre sus admiradores y detractores:, el historiador norteamericano Stanley G. Payne respalda a Moa en el prólogo del libro y le considera, «el historiador español mejor calificado para analizar la insurrección de 1934″³. «Los numerosos crí­ticos de Moa no han hecho en realidad ningún esfuerzo por refutar, desde un punto de vista cientí­fico o académico, ninguna de sus principales tesis y conclusiones», añade Payne que presentará su libro en España el 20 y 21 de este mes.

En este sentido Moa, que asegura no pertenecer a ningún partido polí­tico, propone un debate a todos aquellos que contradicen su tesis para «desengañar a la gente».

Ediciones Altera inaugura con esta obra su colección titulada «˜Así­ no fue’ que pretende combatir «arraigadas ficciones históricas que deforman nuestra visión del pasado», aseguran fuentes de la editorial.

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