¿Prohibir el móvil a los adolescentes dentro y fuera del centro escolar? El polémico debate que ha llegado al Congreso
El uso de teléfonos móviles a edades cada vez más tempranas preocupa a padres, profesores y médicos. Precisamente por eso, ya hace tiempo que el debate se ha instalado en la calle: ¿hay que prohibir estos dispositivos a los niños o hay que educarles en un uso responsable? El pasado jueves, dos docentes de Madrid y Barcelona registraron una petición popular en el Congreso de los Diputados, respaldada por más de 63.000 firmas, para restringir estos dispositivos a menores de 16 años. La edad elegida no es baladí: «Es la edad en la que finaliza la enseñanza secundaria obligatoria, y a la que la mayoría de los expertos asignan un cambio madurativo en los adolescentes», argumentan sus impulsoras.
El texto apela a los efectos perjudiciales observados precisamente en los centros educativos en lo que a la atención y al desarrollo pedagógico de los alumnos se refiere, pero también a otra larga lista de perjuicios que habrían detectado profesores y médicos: el ciberbullying, la depresión y hasta el insomnio.
«Esta petición no se refiere únicamente a la prohibición de llevar el dispositivo móvil al centro escolar, puesto que en la mayoría de estos centros ya existe una regulación estricta y prohibición del uso del teléfono por parte de los alumnos. Se trataría pues de una prohibición total.», advierten Ángela Sánchez-Pérez y Natalia Jiménez.
Su intención es que los distintos grupos parlamentarios tengan en cuenta su petición en las propuestas legislativas que puedan presentar en la Cámara Baja, aunque la ministra de Educación, Pilar Alegría, ya ha dejado clara su postura, al asegurar que la prohibición total «sería como poner puertas al campo». Las impulsoras de esta propuesta, sin embargo, son tajantes al respecto: «Si el campo tiene precipicios, hay que pensarlo». Además, insisten en que si hay padres que necesitan comunicarse con sus hijos cuando salen del instituto, «con un teléfono móvil para solo llamar es suficiente». Y lo explican: «Hay relojes para sólo llamar y con localización GPS».
Lo que dicen los pediatras
A pesar de que esta es la primera vez que el debate llega al Congreso de los Diputados, lo cierto es que el asunto lleva años instalado en los corrillos de padres y también entre los profesionales sanitarios. Precisamente por eso, al calor de la propuesta, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha decidido hacer pública su postura.
«El mal uso de la tecnología digital afecta a la salud física, mental, sexual y social. En la infancia y en la adolescencia también afecta al neurodesarrollo y al aprendizaje», alerta en primer lugar el grupo de trabajo de Salud Digital del Comité de Promoción de la Salud. Sin embargo, los pediatras no son partidarios de la prohibición total: «Los estudios científicos no han demostrado, por el momento, que las prohibiciones indiscriminadas en el uso de los dispositivos móviles supongan un beneficio para la salud de los niños y adolescentes».
Otros factores a tener en cuenta
En este sentido, consideran que hay otras cuestiones mucho más importantes, «como el uso que los progenitores hacen de los dispositivos, el tipo de contenido que se visualiza, el acompañamiento que hacen los padres y madres a los niños mientras usan los dispositivos, los momentos y los lugares en los que se utilicen o la madurez de cada niño o niña al comenzar a usar las pantallas». Precisamente por eso, advierten de que «pensar que, sólo instaurando una prohibición, el problema del uso inadecuado de los teléfonos móviles se va a resolver, puede hacer que no se haga hincapié por parte de las familias y las instituciones en estos otros factores».
Con todo, la normativa por la que aboga la AEP va más encaminada a exigir a las aplicaciones dirigidas a niños el cumplimiento de ciertas obligaciones. «Por ejemplo, que vengan acompañadas de recomendaciones de acuerdo con la edad de los usuarios, de tiempo de uso que no exceda el tiempo aconsejable para cada grupo de edad, que no puedan utilizar los datos de menores para personalizar publicidad, etcétera». Además, apuestan por la implementación de medidas para que se cumpla la regulación actual en cuanto a la limitación de edad en el uso de las redes sociales, así como sistemas que impidan de verdad el acceso de los menores a contenido adulto.
Por último, los pediatras se ponen «a disposición de las familias» para ayudar a resolver las dudas acerca de estas cuestiones, ya que, a su juicio, «reducir el impacto negativo de los medios digitales sobre la salud infanto-juvenil precisa educación y formación tanto a la infancia y a la adolescencia, como a los padres, a los educadores y a la sociedad en general»; formación que, además, «debe apoyarse en la evidencia científica más actualizada».
Tomado de www.libertaddigital.com