Acuicultura y el reto de alimentar a un planeta superpoblado

Si la sostenibilidad es el gran reto al que se enfrentará la humanidad en las próximas décadas, gran parte de ese desafío estará relacionado con el crecimiento de la población mundial. En noviembre del pasado año, se alcanzó la cifra de 8000 millones de habitantes en nuestro planeta, y las previsiones de Naciones Unidas nos dicen que seremos 9700 millones en 2050. Un aumento de la población que nos dice mucho de los progresos de la medicina y de una mayor esperanza de vida, pero que también supone varias incógnitas. Una de ellas tiene que ver con la alimentación: en un mundo en el que los recursos naturales corren peligro, y en el que el cambio climático amenaza los cultivos, ¿cómo se va a alimentar esa población creciente del futuro?

Adelantándose a ese nuevo escenario, Naciones Unidas ha realizado una estimación: en el año 2050, necesitaremos producir un 70% más de alimentos que en la actualidad para poder cubrir las necesidades de la población mundial. Para ello, debemos encontrar maneras de optimizar los recursos naturales y aprovecharlos de manera sostenible. Y una de las respuestas la encontramos en la que ha sido a lo largo de la historia una de nuestras principales fuentes de alimentos: el agua.

Una técnica milenaria llevada al presente

Al igual que el ser humano descubrió que podía cultivar los campos, hace milenios que también descubrió que podía hacer algo parecido en el mar. A la pesca tradicional, hace ya más de 3.500 años que se unió otra práctica, el germen de lo que hoy llamamos acuicultura. Un ejemplo cercano de esa técnica lo encontramos en los Baños de la Reina, en El Campello, Alicante. En esas ruinas se pueden apreciar unas piscinas en las que los habitantes de la época del imperio romano criaban pescado en su medio natural, el agua de mar.

De esas prácticas ancestrales hemos pasado a unas técnicas cada vez más innovadoras, lo que hoy conocemos como acuicultura. Una manera complementaria a la pesca de extracción que nos permite ser respetuosos con el medio ambiente y de la que España es uno de los líderes a nivel europeo. El consumo recomendado por persona y año de pescado está establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en más de 20 kilos, una cifra que, con el crecimiento de la población, es imposible de alcanzar solo con la pesca tradicional. Por esa razón, la acuicultura se ha destacado en los últimos años como una práctica al alza, con España como país con la mayor cosecha de la Unión Europea.

En todo el mundo en 2022, la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar) cifra la cosecha de productos acuícolas en unos 126 millones de toneladas. En España, se generaron 326.520 toneladas en ese mismo periodo, siendo el mayor productor de la Unión Europea. La acuicultura permite, además, el acceso a una gran variedad de alimentos de gran calidad nutricional de manera económicamente más asequible, y es por tanto una manera de posibilitar la disponibilidad de sus proteínas para todas las personas.

Pescado sostenible y de proximidad

La acuicultura no solo supone, por tanto, una fuente de generación de alimento, sino que también supone otras ventajas relacionadas con nuestro trato con el entorno. En comparación con las ganaderías terrestres, sus emisiones de CO2 son mucho menores y es uno de los métodos de obtención de alimentos que menos agua consume. Se trata, en el caso de la acuicultura española, de un cultivo de proximidad, lo que aumenta su frescura, y reduce los kilómetros para su transporte y, por tanto, las emisiones necesarias para llevar sus productos a los puntos de venta.

Tomado de www.elpais.com

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