Las memorias vascas de la esclavitud

«Hay una serie de mitos que básicamente tienen que ver con la idea de que los vascos no estaban involucrados en la trata de esclavos. Y sí lo estuvieron. Y mucho». Así planteó la cuestión el historiador Óscar Álvarez Gila (UPV/EHU) en la ponencia de apertura del simposio ‘La(s) memoria(s) de la esclavitud. Perspectivas desde el País Vasco y España’, celebrado esta semana en la Facultad de Economía y Empresa – Elcano.

En el encuentro se habló del comercio esclavista en España, prestando una atención especial a la historia de los negreros vascos y la memoria que se tiene de ellos. O ‘no-memoria’ porque, en la percepción popular del pasado, este asunto no existe.

Pero lo cierto es que desde que se inició el comercio de personas hacia América hubo vascos implicados en él. La documentación del Archivo General de Indias y de la Casa de Contratación de Sevilla refleja que algunos de los principales agentes que manejaron el tráfico de esclavos desde el Golfo de Guinea hasta las posesiones de Castilla en el Nuevo Mundo en los siglos XVI y XVII eran vascos.

Pero es en el siglo XVIII, a partir de 1743 –al liquidarse el monopolio inglés que la South Sea Company había obtenido tras la paz de Utrecht–, cuando la participación vasca en este tipo de comercio se multiplica. Empezando por las reales compañías, como la Guipuzcoana de Caracas, y después por iniciativa de empresarios particulares.

El historiador Martín Rodrigo y Alharilla, de la Universidad Pompeu Fabra, habló de los hombres de mar y de comercio vascos en el tráfico de esclavos hacia Cuba entre 1789 y 1867. «Carlos IV promulga una real orden el 28 de febrero de 1789 que liberaliza el comercio de esclavos, de manera que cualquier súbdito puede dedicarse a importar esclavos en los principales puertos de la monarquía en América». Entre 1791 y 1809 se transportó a 128.841 africanos. Solo «en 20 años llegaron tantos como en prácticamente los tres siglos anteriores. Esa autorización legal tuvo un gran impacto». Pero es que a partir de 1810, hasta 1867, el número todavía aumentó más: 727.000. En todo este tiempo la participación de comerciantes y marinos vascos en la trata no hizo más que crecer –Iraragorri, Uriarte, Lasa, Elorriaga… son los apellidos de algunos de ellos–. «Bilbao fue también puerto de salida de expediciones negreras a las costas de África. No estamos en condiciones de saber cuántas fueron, pero algunas sí las podemos identificar. Por ejemplo, la de la corbeta ‘Flora’ en 1816», apuntó.

Comercio ilegal

En 1820 «hay una petición de varios comerciantes que piden no pagar impuestos a la llegada de los cautivos africanos amparándose en que los comerciantes que han organizado expediciones desde la península les han exonerado de pagarlos. ¿Quién firma esta petición? Pues los que se podrían beneficiar: Francisco de Bengoechea, Arrieta y compañía, Juan Bautista Zangroniz, Aizpurua… La nómina vasca sigue ampliándose».

Aunque la esclavitud no se aboliría definitivamente hasta 1886 –para entonces ya solo se mantenía en Cuba–, el comercio de esclavos se proscribió a partir de 1820. Se desarrolló así la trata ilegal, imprescindible para mantener la industria azucarera en Cuba, en manos vascas en buena parte, que necesitaba de abundante mano de obra en sus ingenios.

Óscar Álvarez habló de un aspecto todavía menos conocido: los esclavos que vivieron en territorio vasco. «Hay otro mito según el cual la esclavitud no existió en el País Vasco». Se basa en una lectura incorrecta de las leyes forales que garantizaban la hidalguía prohibiendo la presencia de «gentes de mala raza». Pero «la esclavitud no está prohibida en ningún texto legislativo». «En realidad hubo esclavos en territorio vasco y hay muchos testimonios de ello durante toda la Edad Moderna», dijo Álvarez, que presentó varios casos concretos, como un pleito de 1559 por el que los regidores de Bilbao intentaron impugnar una ordenanza que prohibía a los esclavos llevar armas y en el que se dice que «acostumbran

Tomado de www.elcorreo.com

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