PRÁCTICA 9: Comentario del mapa de paisajes agrarios de España

PAISAJES AGRARIOS

Se nos presenta para comentar un MAPA de los Paisajes Agrarios de España. En él, a través de diferentes tramas (señaladas en la leyenda), se refleja la diversidad de paisajes y su ubicación

Realizaremos el Comentario siguiendo el siguiente procedimiento: presentación de los elementos formales, análisis de los datos insistiendo en las causas y consecuencias de la situación que refleja el gráfico. Finalizaremos con una breve exposición acerca del tema al que se hace referencia.

1.- Elementos formales

El mapa contiene los cinco paisajes agrarios señalados en diversas tramas. Destaca por su extensión el correspondiente al «interior peninsular» siendo el más concreto el de las Islas Canarias.

Todos los paisajes están insertos en un mapa provincial (trazos más claros) y autonómico (trazos más oscuros) de España lo cual debe facilitarnos la ubicación de cada uno de ellos.

Las comunidades autónomas donde se localiza el paisaje agrario de la España húmeda (gris oscuro) son Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, Paí­s Vasco, el norte de Navarra, Aragón, Cataluña, y Castilla y León. Es el dominio de la ganaderí­a y la explotación forestal. Recibe la influencia del clima oceánico.

El paisaje de montaña húmeda (gris muy oscuro) se ubica en las crestas más elevadas de España, especialmente de la cordillera cantábrica, Pirineos y espacios del sistema central e Ibérico. Al igual que en la España húmeda es un espacio para la ganaderí­a y explotación forestal. Recibe la influencia del clima de montaña.

El paisaje del interior peninsular (trama horizontal) abarca, sobre todo, ambas Castillas, centro y sur de Navarra, ílava, Aragón, Madrid y Extremadura. Predomina el secano extensivo (cultivo de cereal) y los regadí­os mixtos (goteo y gravedad). Recibe la influencia del clima mediterráneo interior.

El paisaje denominado de la España cálida (trama vertical) abarca la franja litoral mediterránea, Baleares, parte del valle del Guadalquivir y un pequeño espacio de Badajoz. Es el espacio de los cultivos hortofrutí­colas muy en consonancia con el clima del que recibe su influencia: mediterráneo de invierno suave.

Por último, debemos recoger el paisaje de Canarias (trama en gris claro), propio del archipiélago del mismo nombre. Es un espacio ocupado por regadí­os litorales y secanos interiores aun cuando la diversidad de islas condiciona notablemente la uniformidad. Recibe el influjo del clima canario.

2.- Comentario y conclusión

Los paisajes agrarios se definen como la morfologí­a que presenta el espacio rural. Resulta de la combinación del medio natural (factores fí­sicos) con la actividad agraria practicada (factores humanos).

 a.-  Los paisajes de la España atlántica o húmeda

Comprende el norte y noroeste peninsular y algunas zonas montañosas del interior de los sistemas Ibérico y Central. El medio fí­sico dominante es un relieve accidentado, con escasas superficies llanas. El clima es oceánico (abundantes precipitaciones a lo largo del año). 

El poblamiento es disperso (aldeas, parroquias y pueblos). El sistema de propiedad hace que las parcelas sean pequeñas (minifundios), cercadas por setos, de difí­cil mecanización y baja rentabilidad. La superficie dedicada al cultivo no es muy extensa.  Para corregir­lo, se ha impulsado la concentración parcelaria. El policultivo de épocas pasadas se ha ido sustituyendo por  huertas y plantas forrajeras (prados, alfalfa, maí­z…)  para abastecer al ganado.

Esta actividad ganadera se ve favo­recida por las condiciones climáticas, por la demanda urbana de leche y de carne y por el éxodo rural. La ganaderí­a presenta un sistema semiestabulado y predominio de pequeñas y medianas explotaciones que dificultan la modernización y competitividad necesaria para su desarrollo y adecuación a las exigencias de la Comunidad  Europea.

 b.- El paisaje agrario del interior peninsular

Ocupa ambas mesetas  y la depresión del Ebro. El medio fí­sico se caracteriza por la elevada altitud media que presenta la Meseta y un clima Mediterráneo continentalizado con  pocas precipitaciones estivales y riesgo de  heladas  perjudiciales para el cultivo. El poblamiento es concentrado  (pequeños pueblos en la submeseta norte y valle del Ebro y grandes en mitad sur).

La estructura agraria se caracteriza por la migración. El sistema de propiedad es variado: el minifundio domina en el valle del Duero y en los regadí­os del Ebro; las  grandes propiedades  en Salamanca, Burgos, Castilla-La Mancha y los secanos de Extremadura y Aragón. Los usos del suelo son variados combinándose la ganaderí­a extensiva con la agricultura extensiva y la explotación forestal.

La agricultura ocupa el 44% de la superficie y presenta claras dife­rencias entre las áreas de secano y de regadí­o. El secano domina en los páramos y campiñas meseteñas y en las áreas no regadas del valle del Ebro. Se dedica a cultivos extensivos protagonizados por la llamada «trilogí­a mediterránea»: cereales, vid y olivo. 

La ganaderí­a  (extensiva e intensiva) tiene importancia en ciertas zonas (Valle del Duero, Pirineos aragonés, montes de león…).  La explotación forestal únicamente tiene una importancia de peso en Soria.

 c.- El paisaje agrario de la España mediterránea

Se localiza en la costa mediterránea y en zonas interiores que penetran por el valle del Guadalquivir y  en Baleares. El medio fí­sico es accidentado (llano en la costa y  montañoso en el interior). El clima dominante es el Mediterráneo de invierno suave.

La estructura agraria se caracteriza por una población numerosa. Los poblamientos son principalmente concentrados. La propiedad en Valencia y Murcia es pequeña y mediana, en Cataluña mediana y en Andalucí­a grande.

La agricultura presenta una clara diferenciación entre cultivos de re­gadí­o y de secano. Los cultivos de regadí­o se ven favorecidos por las suaves temperaturas, la elevada insolación, la protección del relieve, la existencia de suelos apropiados y una importante demanda internacional de elevado poder ad­quisitivo. Los cultivos de secano se dan en las campiñas del valle del Guadal­quivir y en las zonas prelitorales. En ellos dominan los cereales, la vid, el olivo y el almendro.

Las ganaderí­as bovina y porcina son mayoritarias en Cataluña gra­cias a la demanda urbana; la ovina y caprina; y en Andalucí­a bovina para lidia, ovina y caprina, con rebaños de reses bravas en las orillas del Guadalquivir.

 d.- El paisaje agrario de montaña

El paisaje agrario de montaña presenta un medio fí­sico con condiciones extremas, debido a la elevada altitud del relieve, las fuertes pendientes  y el clima dominante que en invierno deja precipitaciones en forma de nieve.

La estructura agraria presenta una población dispersa con muy bajas densidades, tendencia al despoblamiento y pequeña propiedad minifundista en parcelas cerradas y montes y praderas de titularidad pública municipal. El uso del suelo es muy diverso y complementario, con una agricultura en los valles de las montañas del norte (huertas y frutales adaptados a la montaña – manzanos- ), bancales con olivos, frutales y almendros en las del centro y sur, explotación forestal en las vertientes y pastos en las cumbres de aprovechamiento ganadero.

La ganaderí­a pasta en régimen extensivo. En la montañas del norte se cria ganaderí­a bovina u ovina. En la montaña mediterránea domina la ganaderí­a ovina y, en menor medida, la caprina que practica una trashumancia local entre el valle y la cima.

La explotación forestal se centra en el aprovechamiento de la leña como combustible y de la madera de especies como el eucalipto, el cas­taño o el pino.

 e.- El paisaje agrario de las islas Canarias

La topografí­a accidentada y los suelos volcánicos son, por lo general, las caracterí­sticas más representativas del paisaje agrario de Canarias. Su clima es cálido y con pocas precipitaciones. Hay un retroceso de las actividades agrarias en beneficio del crecimiento del turismo.  En las zonas interiores más elevadas se dan pequeñas propiedades de secano o regadí­o para el autoconsumo y una producción pequeña de vid y patatas para el mercado. En las zonas litorales  con regadí­o hay  grandes explotaciones con monocultivo de plátano, tomate y patata extra temprana destinados a la exportación.

La estructura agraria presenta como caracterí­stica más representativa el tener una población rural en retroceso por la atracción que ejercen so­bre ella las actividades del sector terciario (turismo). En esas poblaciones predomina el poblamiento concentrado en aldeas y caserí­os. La propiedad agraria muestra importantes contrastes entre las pe­queñas propiedades de las zonas medias y altas y las grandes explota­ciones de los regadí­os costeros. La superficie cultivada es reducida y adaptada a las condiciones naturales (relieve, falta de agua, viento y suelos volcánicos).

La ganaderí­a ovina y caprina es escasa y está asociada a la agri­cultura, mientras que la explotación forestal ha utilizado la madera de los pinares, brezal y laurisilva.

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1 respuesta

  1. maria dice:

    ole asi todos los comentarios muy bien.

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