DEBATE 72: ¿Somos así?
En 1993 viví por primera vez una temporada larga fuera de España: un semestre académico como profesor visitante en la Universidad de Virginia, en la pequeña ciudad de Charlottesville. Su campus de anchas praderas y cúpulas y columnas neoclásicas lo diseñó Thomas Jefferson. Tiene la belleza severa y racional de la Ilustración combinada con toda la feracidad de los bosques del Sur. Desde el principio me gustaron mucho algunas cosas y otras no me gustaron nada, o incluso me espantaron. Pero creo que aprendí tanto de las unas como de las otras, y el proceso de aprendizaje, que dura ya casi veinte años, todavía no ha terminado, y no creo que termine nunca. La biblioteca universitaria estaba abierta desde las ocho de la mañana a las doce de la noche. Los profesores cumplían estrictamente con sus clases y con sus tutorías, y los alumnos los trataban con un respeto que no excluía la naturalidad y muchas veces coincidía con el afecto.
Por primera vez encontré lo fue se llama allí el honor system: los estudiantes prometían o juraban que no harían trampa en los exámenes ni en los trabajos; no había, pues, vigilancia, pero quien rompiera ese pacto de confianza sería expulsado. Me gustaba ese sentido protestante de la responsabilidad personal, tan ajeno a quien se ha educado en un país católico y autoritario, en el que la mejor razón para cumplir una norma es sentir en la nuca los ojos del que puede castigar, y en el que la trapacería picaresca se ha celebrado con más júbilo que la honradez. Claro que habría quien hiciera trampa y se felicitara en privado si se salía con la suya: pero me pareció que el cinismo no tenía prestigio.
Antonio Muñoz Molina
Desde mi punto de vista, el sistema educativo que describe el autor es un tanto idilico. El autor describe una universidad en la que tanto el profesorado como el alumnado cumplen con sus tareas correctamente.
Estoy de acuerdo con que un sistema en el que se da mas libertad, ayuda a ser mas responsable porque al no imponerse nada nosotros mismos interiorizamos lo que nos conviene y lo que no. Pero no creo que este sistema sea aplicable para todo el mundo, y menos en una sociedad como la nuestra donde la picardía y el saber escaquearse de los deberes no está mal visto.
Entonces, respondiendo a la pregunta: «¿somos así?» digo que somos como nuestra sociedad nos ha enseñado, pero tiene solución. Ahora la pregunta sería: «¿cómo hacemos que nuestra sociedad cambie?»
En mi opinión , ese sistema educativo puede funcionar en Charlottesville o en otros lugares , pero creo sinceramente que no es aplicable en el mundo entero. Son o somos jóvenes a los que un mínimo de libertad nos da demasiadas alas , quiero decir , que en ocasiones abusamos de la confianza que se nos da y la usamos por y para nuestro bien. Siempre existen excepciones por supuesto , pero en líneas generales es así.
Y definitivamente si , somos así . Pero no creo que siempre seamos así . Somos fruto de una sociedad , unas costumbres y unas leyes que nos guste más o menos nos lleva a hacer este tipo de cosas.
Tal como yo lo veo, es comprensible que este método aplicado en la Universidad de Virginia nos resulte utópico y extraordinario, pues hemos crecido en una sociedad en la que la propia responsabilidad y el respeto hacia los iguales se va perdiendo poco a poco. En general, únicamente nos interesa lo propio y si podemos conseguirlo fácil y rápidamente, aunque eso signifique perjudicar a los demás, lo hacemos.
Si trasladamos el tema al ámbito educativo, podemos ver que la regla se confirma. Hasta dónde puedo opinar, he podido ver que el nivel de seriedad de los alumnos es escaso, ya que ellos sólo tienen en mente aprobar y para ello utilizan técnicas más o menos honradas. Al principio, no se dan cuenta de que sus actos les perjudican a ellos mismos, pero según van pasando los cursos, el tener que formarse para poder ser algo en la vida les va abriendo los ojos. Desconozco si esto se mantiene en la enseñanza universitaria, dado que aún no he llegado a ese nivel.
Termino diciendo que, aunque la sociedad nos influye en gran medida, la madurez psicológica y la visión de la realidad de cada uno es lo más determinante a la hora de actuar y, en función de eso, nos pareceremos más o menos a los alumnos de Charlottesville.
Tras leer detenidamente este breve pero curioso texto, el asombro y las inmediatas comparaciones surgen al momento. Para empezar, cabe destacar el amplio horario de la biblioteca de la Universidad de Virginia, dando oportunidad a los diferentes horarios de estudio.
Lo más llamativo quizás sea el honor system. Desde pequeños estamos acostumbrados a una vigilancia durante los diversos exámenes, como si tuviésemos un policía observándonos. Es por esto por lo que se nos hace imposible imaginar tal juramento en nuestras aulas. Puede que el sistema educativo de Charlottesville sea así, no lo sé. Estoy seguro de que si ese pacto se trasladase a nuestra cultura un alto porcentaje de jóvenes intentarían copiar y mejorar su calificación, a pesar de haber realizado una promesa.
Por último, reflexionar sobre la responsabilidad personal. No debemos actuar en función de quien nos observe para hacer lo correcto o bien lo que uno mismo desee hacer en ese momento. Debemos ser responsables y actuar conforme a lo correcto y beneficioso y a unos valores.
Lo que el narrador expone es una aventura que a todo el mundo le gustaría vivir. Por lo menos a mi. Tener en la Universidad una biblioteca que esté abierta tantas horas te permite no tener oportunidad de perder el tiempo.
También es de gran importancia la responsabilidad que tienen los alumnos en cuanto a no copiar en los exámenes, y la confianza que depositan en ello los profesores, ya que no ponían vigilancia.
Por último, y lo más importante, es el respeto que tenían los estudiantes hacia los profesores. En mi opinión, hoy en día ya no existe ese respeto.
En mi opinión el sistema educativo que describe el texto deja ver que los alumnos de la Universidad de Virginia tienen una mayor responsabilidad y en cierta medida, un mayor grado de honradez que los alumnos de nuestra sociedad. Como le pasa al profesor que viaja a dicha universidad, a nosotros también se nos haría raro vivir en ese tipo de sistema educativo ya que estamos acostumbrados a realizar todo tipo de artimañas con el fin de conseguir nuestros objetivos, y no solo eso, sino que deseamos dichos objetivos con el menor esfuerzo. Desgraciadamente, nos estamos acostumbrando a calificar como «normales» escenas que perjudican a una persona, pero que benefician a uno mismo; y no solo en el ámbito educativo, sino el el social, económico, político…
Por otra parte he de decir que los alumnos de Virginia estarán mucho mejor preparados que nosotros en un futuro, y no a nivel académico, sino como personas. Además, todos sabemos que para sentirnos realizados necesitamos estar en contacto con otras personas y vivir en sociedad, pero en cuanto podemos perjudicamos a dicha sociedad para sacar el máximo beneficio individual.
Así que por último me gustaría decir que necesitamos un cambio, un cambio que mejore el colectivo y no solo lo individual y sobre todo un cambio legal, no por miedo al castigo, sino por seguir unos principios firmes y justos.
A mi modo de ver, no podemos comparar la educación o el modelo de educación de estos últimos años con el de 1993. Han pasado dos décadas y durante todo ese tiempo, la sociedad y la tecnología han avanzado a pasos agigantados.
La mayoría de los alumnos malgastan una media de 3-4h delante de un ordenador, televisión o móvil, disminuyendo las horas de estudio y de trabajo diarios. Con esto no quiero declarar que dichos alumnos deban de estar todo ese tiempo estudiando, ni mucho menos. Unas 2-3h al día son más que suficientes para realizar los deberes y estudiar. Eso si, es verdad que ese tiempo no se racionaliza de una manera adecuada y si añadimos esas 3-4h delante de un aparato electrónico, no es de extrañar que más de un alumno acabe muerto de sueño.
Las redes sociales son causantes de dicha absorción de tiempo y están impulsadas por la sociedad. Más de un alumno, al verse corto de tiempo, ha recurrido por el camino más corto y más peligroso; las tan famosas y aclamadas «chuletas». Muy pocas veces durante un examen un profesor/a a confiscado dichas «chuletas», por lo que ese alumno y otros tantos cogen esa costumbre. A la hora de los resultados, más de uno se da una palmada a la espalda, felicitándose por ese trabajo sucio tan bien hecho.
No se pueden comparar esos dos modelos de educación, las leyes y la sociedad de cada país y época, rigen de manera indirecta el comportamiento de sus individuos en todos los ámbitos.
Cuando uno sale del entorno en el que ha crecido, en el que ha desarrollado su cultura su lenguaje y su persona, corre el riesgo de enamorarse de cualquier cultura que visita, pues parece ser que todos anhelamos lo que no somos, lo que no tenemos. A la hora de leer el texto, salta a la vista el código de honor que tanto sorprende al profesor autor del texto. Por primera vez en su vida, este señor ve con sus propios ojos, que los alumnos juran no hacer trampas durante el examen, y no solo eso sino que además, no ponen ninguna vigilancia durante el examen.
Pongo esto de relieve por que mas de uno -incluido yo- se habrá imaginado que pasaría si este método se implantara en el sistema educativo de este país. Y es que, cuesta creer que funcionara. Pero al margen de los resultados que diese, también pienso que el que haya tanta picaresca en el mundo laboral es fruto de haber perdido de repente ese «sentir en la nuca los ojos del que puede castigar». Por que el honor esta en peligro de extincion, el honor parece ya fruto de la ciencia ficción.
Me han sorprendido varias cosas de este texto. Por un lado, el respetuoso trato entre profesores y alumnos, que, en mi opinión, aparece como una relación idónea, tanto para unos como para otros. Me resulta curioso que ocurra en un trato tan estricto como el que se presenta.
Por otro lado, es destacable la honradez de aquellos estudiantes que prometen no copiar y, en principio, lo cumplen, cuando muchos se aprovecharían de esta confianza para sacar beneficio. En esta sociedad donde el egoísmo destaca, me sorprende gratamente que en algunos lugares se den situaciones así.
Me gustaría añadir que sería bastante complicado imaginarse un lugar de estudio como el de Charlottesville. La razón es simple. Estamos acostumbrados a algo completamente diferente como el control, donde la mínima oportunidad suele ser aprovechada para lograr beneficio. Al fin y al cabo, cada uno actúa según lo que piensa, ya sea bien o mal, dejando de lado en ocasiones las normas marcadas.
Desde mi humilde opinión el sistema educativo descrito es idílico, y como tal FICTICIO. Y aunque nos cueste asumirlo, la realidad es otra cosa.
En una sociedad como la nuestra, donde lo que se premia son los logros y no el camino para conseguirlos, la eliminación de los sistemas de control son pura UTOPíA, pero ¿implica ello que no debamos luchar para cambiar la realidad? Claramente NO, el progreso esta en los ilusos, en los visionarios.
Y yo me niego a no ser uno de ellos.
El sistema educativo descrito en ese texto podría ser considerado el «sistema perfecto» por parte de alumnos y profesores del centro, ya que es bastante normal el anhelo de mayor libertad de la juventud. Los profesores, por su parte, también sentirían un cierto alivio al no tener que observar detenidamente a sus alumnos.
El mayor problema comienza al darnos cuenta de que las normas no se crearon por capricho, sino por necesidad. Quizá la ausencia de las normas acabe contribuyendo a que ciertos alumnos se aprovechen de este tipo de situaciones, hasta que el problema se convierta en algo totalmente irreversible. Al igual que en una sociedad sin jerarquía, se impondría la conocida «ley del más fuerte».
Aun manteniendo mi opinión acerca de que el control es algo necesario, debo decir que quizá se haya exagerado un poco en torno a este término. Con esto quiero decir que, las normas y restricciones de los actuales centros contribuyen a que estos sean reconocidos por los alumnos como lugares feos y desagradables de los que hay que librarse. Está claro que las normas son necesarias, pero opino que un poco más de libertad y de confianza en la bondad (o por lo menos, madurez) de los alumnos ayudarían a mejorar la convivencia y reputación de los centros educativos.
En mi opinión el sistema educativo que describe el autor del texto se acerca peligrosamente a una utopía en lo que a estudios se refiere. Muestra un increíble grado de madurez por parte de los alumnos, aunque existan esos estudiantes que utilicen esta confianza que se les presenta para aprovecharse de ella.
Debemos ser conscientes, por otro lado, de que vivimos en un mundo en el que no se valora el esfuerzo, sino los resultados. Esto podría afectar gravemente al caso que harían los estudiantes al juramento que realizan al comienzo del curso.
Finalmente, me gustaría añadir que esa organización depende en una gran parte de la educación que se recibe, y el país en el que vivimos no es precisamente el más honesto y respetuoso. No quiero culpar únicamente a la sociedad por la, en mi opinión, mala educación que recibimos, pero es obvio que en un ambiente como el que nos rodea un sistema estudiantil como éste no funcionaría en absoluto.
Me sorprende (si a estas alturas puede sorprenderme algo) que la mayoría VALORíIS el no copiar y, por otra parte, mostráis la imposibilidad de cumplirlo. Me pregunto si lo que falta no es tanto una buena educación sino VOLUNTAD para cumplirlo. Me explico: ¿No pensáis que el problema no es de valorar las cosas sino de echarle ganas para cumplirlas?….
La pregunta que se nos plantea en un principio es si nosotros también somos así. ¿Qué nos diferencia del resto de los alumnos?
Lo que nos diferencia en gran parte de esos alumnos, es que nosotros crecemos conociendo un sistema educativo diferente al suyo y tal vez por eso nos resulte tan extraño que se les de la libertad de no tener vigilancia durante un examen, que se crea la promesa de un alumno o que tengan una relación más afectiva con los profesores. Pero tal vez para ellos lo raro sería que no se les trasmitiera esa confianza, que lo único que hace es ayudarles a mejorar y tal vez a sentirse más valorados en más aspectos.
Por otra parte, no creo que en nuestro caso este sistema funcionase por lo dicho anteriormente, hemos conocido otra forma de educación y tal vez en nuestro caso y para nosotros, sea la mejor.
En mi opinión, no creo que el sistema educativo descrito en el texto sea el mejor posible debido a que una relación casi de afecto entre profesor y alumno, puede llevar a entorpecer las clases, quiero decir, no es lo mismo estar en una clase con un profesor con el cúal no mantienes ninguna relación más que la necesaria o estar con un profesor con el que tienes algunas vivencias o «sentimientos».
En cuanto al tema de la no vigilancia, me parece un tanto extraño debido a que por mucho que prometan no copiar, siempre estará esa opción a tener en cuenta de lograr una buena nota sin esfuerzo y yo creo que esto llevará a los alumnos a copiar en algunos de sus exámenes.
Para concluir, quiero responder a Melissa cúando dice que no funcionaría este sistema en nosotros diciendo que en nuestra vida no hacemos más que cambiar de sistemas en uno o en otros ámbitos y que solo es cuestión de aclimatarse a ello
En mi opinión la pregunta que nos plantea este texto es un tanto difícil de responder.
«¿Somos así?», la probabilidad de agrupar a un conjunto de personas que tengan las mismas ideas, principios y valores es muy baja por no decir inexistente. Con esto quiero decir que aunque el texto afirme que en la Universidad de Virginia la mayoría de alumnos no copian, no quiere decir que no hagan trampas en los trabajos y exámenes, sino que a lo mejor lo hacen pero los profesores les dan tanta confianza a los alumnos que no se llegan a percatar de lo que ocurre. (Esto no sucede en todos los casos, pero estoy seguro de que ha sucedido muchas veces).
Yo como mucho podría responder a la pregunta «¿Soy así?», ya que me conozco bien a mi mismo. En cambio otras personas al no dar la misma importancia que le doy yo a algunos valores puede llegar a dar origen a estas trampas. Valores como la humildad, honestidad,…
El hábito de copiar se puede deber a las malas compañías o a la falta de interés que pone un profesor en la asignatura si al pillar a los alumnos copiando no lo castiga severamente.
En mi opinión, debo admitir que a todos nosotros nos sorprendería ver un sistema de educación así, acostumbrados al control que nos imponen desde pequeños, al igual que la sensación de desconfianza que se nos implanta, es por ello que creo que aqui seria tan dificil de implantar un sistema de educación como el honor system, aunque no creo que fuera imposible, ya que todo esta en intentarlo. Creo que los de la universidad Charlottesville son muy afortunados, ya que viven y estudian en un sistema basado en la confianza y estudian porque deben hacerlo,porque ellos quieren, a diferencia de nosotros que lo vemos más como una obligación en vez de verlo como una puerta a nuestro futuro.
Hay varias cosas que me han extrañado del texto. Por una parte, el respetuoso trato que hay entre alumnos y profesores. En mi opinión, ese trato es beneficioso a la hora de solucionar dudas o hablar sobre algún problema académico ya que proporcionaría una gran confianza y seguridad en el alumno. Sin embargo, como se dice en el texto, se llegaba a crear hasta un afecto en la relacion entre profesores y alumnos y creo que eso, en cierto modo, complica las clases porque se llega a crear una relación excesivamente buena.
Por otra parte, me cuesta imaginarme la extraordinaria honradez que poseen los alumnos de Charlottesville y por ello pongo en duda que todos ellos no hiciesen trampa, si que habría muchos alumnos que cumplirían su trato y estudiarían para hacer buenos exámenes, lo que es más correcto ya que el día de mañana en sus respectivos trabajos tendran que utilizar lo aprendido. Pero, muchos otros alumnos utilizarían esta oportunidad para sacar provecho y obtener buenos resultados con el mínimo esfuerzo, cosa que no les serviría para nada ya que haciendo trampas no se consigue conocimiento alguno.
Tal vez me esté equivocando y los alumnos de esta universidad si que cumplen las normas de no hacer trampa, pero con lo que he visto hasta ahora me cuesta mucho imaginarme que sean totalmente fieles.
Yo opino que me resulta muy extraño el respeto que hay de los alumnos hacia los profesores. No digo que sea imposible, pero me parece bastante complicado de conseguir.
Puede que esa educación pueda ser válida allí, pero nosotros acostumbrados a que lo que tenemos que lograr es aprobar, y a ser posible con la mayor nota, tiramos de cualquier tipo de artimaña para conseguirlo.
Unas veces por falta de tiempo, otras por dejadez, y también, por qué no decirlo, aún habiendo estudiado para un examen, si tenemos la oportunidad de conseguir algún dato extra de cualquier manera, lo hacemos, aún sabiendo que no actuamos de la legalidad… pero somos así. Y creo que esto es muy difícil de cambiar en nuestra sociedad.
– Creo que a veces copiamos porque no entendemos lo que nos obligan a estudiar. El memorizar sin verle el sentido es difícil. Sin embargo, hay ciertas materias que nos motivan y despiertan nuestro interés. La importancia de las notas también influye. Pienso que lo de obtener resultados con menos esfuerzo ha existido siempre y seguirá existiendo.
– En mi opinión, el trato de respeto y naturalidad tanto entre profesores y alumnos en la universidad de Virginia es beneficioso, considero que el que crean en ti y te animen a seguir adelante, aporta que tengas más interés y te apliques más en tu cometido.
– Me resulta imposible imaginarme una universidad como la de Charlottesville, donde los alumnos sean tan honrados. Por otra parte opino que quizás si te dan tanta confianza sea más difícil defraudar y te sientas más obligado a cumplir con tu obligación.
Este texto es muy curioso. Por un lado, me parece idónea la relación profesor-alumno: se compagina el trabajo con el afecto y la naturalidad. Hoy en día esto es muy difícil de encontrar porque un campo va comiéndole el terreno al otro. Quiero decir, un profesor que aplicara este método probablemente comenzaría a sentir que sus clases tienen más de ocio que de trabajo o, por el contrario, que se trabaja más de lo que se debe. Ante esta situación, y dependiendo del punto de vista del profesor, se pondría más énfasis en uno de los dos campos, rompiendo el equilibrio anteriormente mencionado.
Por otro lado, opino que el sistema educativo propuesto por el texto empujaría a los estudiantes a ser maduros. Bien, esto podría tener dos resultados. O resulta que los alumnos son maduros, actúan con honradez y no copian; o lo hacen. Aunque seguramente la mayoría elegiría la segunda opción, creo que la primera sería la elección inteligente puesto que, al fin y al cabo, de lo que se trata el aprendizaje es de adquirir valores y conocimientos aplicables en la vida, siendo la integridad uno de ellos.
Sin embargo, aunque sobre el papel todo parezca muy bonito, una situación así se acerca más a la utopía que a la realidad. Eso sí, no deja de ser curiosa.
Viendo los comentarios de mis compañeros, llegó a la conclusión que todos, incluso yo, valoramos el hecho de no copiar, de respetar a los profesores, de seguir el «honor system» de que habla el texto…
Sin embargo, cuando llega la hora de la verdad, el momento en el que nosotros deberíamos hacer todas esas cosas que hemos valorado como positivas, preferimos dejarnos caer en la vagancia y al final nunca le echamos el valor suficiente para cumplirlas.
Es verdad, que el primer paso es valorar qué es positivo y qué no, pero aunque eso esté muy bien, tenemos que dar un paso más, llegar a cumplirlo. Es muy típico en nuestra sociedad valorar positivamente lo que hacen los demás pero luego no tener las ganas suficientes para sacar nosotros mismos adelante eso mismos proyectos.
Por tanto, me gustaría finalizar con esta reflexión: «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy».
*CORREGIDOS LOS ERRORES DEL COMENTARIO ANTERIOR.
Viendo los comentarios de mis compañeros, llego a la conclusión de que todos, incluso yo, valoramos el hecho de no copiar, de respetar a los profesores, de seguir el «honor system» del que habla el texto…
Sin embargo, cuando llega la hora de la verdad, el momento en el que nosotros deberíamos hacer todas esas cosas que hemos valorado como positivas, preferimos dejarnos caer en la vagancia y al final nunca le echamos el valor suficiente para cumplirlas.
Es verdad, que el primer paso es valorar qué es positivo y qué no, pero aunque eso esté muy bien, tenemos que dar un paso más, llegar a cumplirlo. Es muy típico en nuestra sociedad valorar positivamente lo que hacen los demás pero luego no tener las ganas suficientes para sacar nosotros mismos adelante esos mismos proyectos.
Por tanto, me gustaría finalizar con esta reflexión: «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy».
En mi opinión, es muy honrado ese juramento llamado «honor system», dudo que todos lo cumplan porque en todas las clases hay una oveja negra, que es el vago que nunca estudia y copia.
Como se ve en el texto, en otros países la gente hace todo lo posible por sacar una buena nota y estudiar, aquí en cambio, mucha gente copia y hace lo que sea por aprobar y no por sacar la máxima nota posible
Hace tiempo que una amiga de mi madre que estudió el antiguo COU en EEUU me contó que alli no se cuidaban los examenes y que nadie copiaba. Que los horarios de las bibliotecas eran mucho mas amplios que aqui y que las chuletas no existian. No me lo podía creer pero ahora, tras leer este texto me doy cuenta de que es asi.
¡Que diferente el sistema educativo! pero sobre todo ¡que diferente es la forma de pensar y de vivir en nuestro medio la educación con respecto a Virginia!
Me llama mucho la atención sobre todo el honor system y la relación de respeto y afecto hacia los profesores.
Todo ello me lleva a preguntarme . Si como dice Antonio Muñoz Molina este sistema funciona bien ¿por qué entre tanta reforma educativa española no se propone un cambio basado en estas experiencias?
Me he encontrado con este debate y no se si me puedo meter, pero me ha sido imposible contenerme.
Yo pienso que somos aquí igual que allí, sin detenerme a pensar en su procedencia histórica….
Esta contando la historia en 1993, hace cuatro días como quien dice; pero para ser honorable no hace falta prometerlo, hace falta serlo y serlo es el problema. Hoy muy de moda, los políticos juraron sus cargos ante el pueblo y ante la Biblia, ¿…..y! y lo mismo allí también lo juran y lo incumplen por sistema.
En un país de centro Europa un amigo me dice: «mira que limpias tienen aquí las calles, no como en España», no me volvió a hablar cuando le dije: «la gente como tu, en el pueblo no usáis las papeleras y aquí os esforzáis por hacerlo, si lo hicieras estaría tan limpio como esto»
En el artículo siguiente se ve que el ser humano es igual en cualquier parte del globo que lo observemos.
Marcar, copiar y pegar de: http://www.practicaespanol.com/es/cuando-nos-observan-somos-mejores/art/2264/
«Basta con que una persona se sienta observada, aunque no sea del todo consciente de ello, para que vea fortalecidos sus juicios morales, según una investigación dirigida por el doctor Pierrick Bourrat, del departamento de Filosofía de la Universidad de Sidney, en Australia.
Los investigadores comprobaron que cuando la gente cree que alguien la está mirando, tiende a expresar una desaprobación mayor hacia las transgresiones morales de los demás en comparación con aquellos que no se sienten observados.
De acuerdo al estudio, reseñado en la revista «˜Evolutionary Psychology’, esto demuestra que en el ser humano ocurre un proceso mental sensible a los juicios de presencias no del todo conocidas o no del todo vistas.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores presentaron a un grupo de personas dos situaciones en las que se producían transgresiones morales: quedarse con el dinero de una cartera ajena encontrada y falsificar un currículum, explica el servicio de información científica «Tendencias 21».
A la mitad de los participantes se les expusieron estas situaciones en una hoja de papel en la que también aparecía la imagen de unos ojos, y la otra mitad se les presentaron las mismas situaciones, acompañadas por una imagen de flores.
Quienes vieron los ojos, valoraron ambas transgresiones (quedarse con el dinero ajeno y falsificar un documento) como moralmente menos aceptables que aquellos que vieron flores.
«De estas reacciones puede concluirse que las señales de vigilancia, representadas por la imagen de los ojos, habrían activado las normas morales interiorizadas de los participantes, también conocidas como autoconciencia particular», ha explicado Pierrick Bourrat.
Según este investigador, asimismo se habría puesto en marcha la denominada autoconciencia pública, que es «la impresión de que las acciones personales se ajustan o no al estándar de las normas morales aceptadas».
«Las personas que demuestran un apoyo explícito a los modelos compartidos de comportamiento estarían motivadas por un deseo de mantener su reputación. Si no expresan dicho apoyo a las normas morales pueden generar suspicacia en otros», agrega.
En una investigación anterior, publicada en la revista de la Academia de Ciencias de Gran Bretaña, un equipo de expertos británicos ha comprobado que si un individuo supone que está siendo observado, tiende a comportarse con más honradez en su vida diaria.
Para su experimento, los investigadores en Biología y Psicología de la Universidad de Newcastle utilizaron una denominada «caja de la honradez», para que el comprador pusiese en su interior la cantidad de dinero que considerase más oportuna, de acuerdo a su libre albedrío.
La peculiar caja estuvo instalada durante varios años en la Universidad de Newcastle, con el objetivo de recaudar el pago de unas bebidas de uso compartido entre unas 50 personas.
De modo similar al experimento liderado por la Universidad de Sidney, sobre la caja se colocaba en ocasiones veces un cartel con la imagen de dos ojos y otras veces otra señal en la que se veían dos flores.
Así se descubrió que las personas echaban tres veces más dinero cuando encima de la caja estaba la imagen de los de ojos que cuando aparecía la foto de las flores.»