LECTURA: Ley Sálica

La Ley Sálica (del latí­n Lex Salica) o más exactamente, las leyes sálicas, fueron un cuerpo de leyes promulgadas a principios del Siglo VI por el rey Clodoveo I de los francos. Debe su nombre a la tribu de los Francos Salios. Fue la base de la legislación de los reyes francos hasta que en el Siglo XII el reino de los francos desapareció, y con él sus leyes.

Este código regí­a las cuestiones de herencia, crí­menes, lesiones, robo, etc. y fue un importante elemento aglutinador en un reino como el franco, compuesto por varios grupos y etnias.

Una parte muy concreta de este código, que sobrevivió a los reyes francos y pervivió en la historia europea durante varios siglos, establecí­a la prohibición de que una mujer heredara el trono de Francia, y fue aprobada en 1317.

La Ley Sálica en Francia

Fue una ley inexistente para los francos del oeste desde la ascensión de Hugo Capeto, y nunca se planteó un problema sucesorio, pues los reyes de la Dinastí­a de los Capetos siempre habí­an dejado un sucesor. La muerte del rey Luis X en 1316 suscitó el problema sucesorio, ya que sólo tení­a una hija y una esposa embarazada. De ser niño el hijo que nacerí­a serí­a rey, de ser niña no se sabí­a qué ocurrirí­a. Es así­ que el regente, Felipe de Poitiers (futuro Felipe V de Francia), promulga esta ley en la que las mujeres no pueden ser reinas de Francia. La reina Clemencia da a un luz un varón que se vuelve rey con el nombre de Juan I de Francia, pero muere a los cinco dí­as y su tí­o el Regente se convierte en rey Felipe V. En esta época, la ley fue conocida como ley de los varones, y fue la misma ley la que se encargó de sacar a la sucesión de Felipe V de la corona y a la muerte del hermano de este, el rey Carlos IV) encargarse otra vez de en quién caerí­a la sucesión, porque el rey morí­a con una hija y una esposa embarazada, pero esta vez el hijo póstumo fue una niña. Los Estados Generales hacen la última modificación que conoció la ley de los varones en Francia: las mujeres están privadas para gobernar el reino y para transmitir derechos sucesorios a éste, lo que convierte en rey a Felipe de Valois. La Ley Sálica estuvo vigente en Francia hasta la Revolución Francesa y los reyes que ciñeron la corona de la Flor de Lis gracias a ella fueron:

Felipe V el Largo asume a la muerte de Luis X el Obstinado, su hermano.

Felipe VI de Valois asume a la muerte de Carlos IV el Hermoso, su primo.

Luis XII de Orleáns asume a la muerte de Carlos VIII el Afable, su primo en tercer grado.

Francisco I de Angulema asume a la muerte de Luis XII de Orleáns, su primo en segundo grado y suegro.

Enrique IV de Borbón asume a la muerte de Enrique III de Angulema, su pariente lejano y cuñado.

La Ley Sálica en España

En España, el rey Felipe V, al subir al trono tras la Guerra de Sucesión Española, hizo promulgar la Ley Sálica a las Cortes de Castilla en 1713: según las condiciones de la nueva ley, las mujeres sólo podrí­an heredar el trono de no haber herederos varones en la lí­nea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos).

El rey Carlos IV de España hizo aprobar a las Cortes en 1789 una disposición para derogar la ley y volver a las normas de sucesión establecidas por el código de las Partidas. Sin embargo, la Pragmática Sanción real no llegó a ser publicada hasta que su hijo Fernando VII de España la promulgó en 1830, desencadenando el conflicto dinástico del Carlismo.

La Ley Sálica en Suecia

En Suecia, el rey Carlos XIII, al carecer de descendencia, hizo aprobar la Ley Sálica en 1810 para poder controlar la herencia de su trono; de este modo, hizo nombrar heredero en primer lugar al prí­ncipe Cristián de Augustenborg y, tras la muerte de éste, al mariscal Bernadotte. La ley se mantuvo en vigor hasta que el parlamento sueco la derogó en 1979 para proclamar heredera a la princesa Victoria.

Otros paí­ses

En Dinamarca, Austria y Hannover se aplicó asimismo la Ley Sálica, siendo detonante o pretexto de la Guerra de Sucesión de Austria, la separación de Hannover y la corona británica cuando la reina Victoria asumió esta última. También fue uno de los argumentos esgrimidos en Inglaterra durante la guerra civil entre Esteban y Matilde por el trono entre 1139 y 1147.

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