Balmaseda desentierra los secretos de su fortaleza medieval

En enero de 2020 se presentó el convenio entre el Ayuntamiento de Balmaseda y la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco para investigar, acondicionar y divulgar la fortaleza del Cerro del Castillo. La hoja de ruta planeada saltó por los aires por el coronavirus apenas dos meses después, pero la pandemia no ha detenido el proyecto para recuperar uno de los referentes patrimoniales de la villa más antigua de Bizkaia. Con la vuelta a una relativa normalidad tras el confinamiento, en julio veía la luz un libro que recopila y revisa documentación sobre el castillo de Balmaseda escrito por Urtzi Llano y Valentín Ibarra, también implicados en la siguiente etapa que ha arrancado este verano: las excavaciones que ayudarán a saber más de este enclave y quienes lo habitaron en diferentes épocas.

Con un presupuesto de «100.000 euros, aproximadamente el 80% de los cuales están subvencionados por el departamento de Educación, Cultura y Política Lingüística del Gobierno vasco, y la buena disposición de la familia Herrero-Múgica, los trabajos ya están materializándose», destacan desde el Ayuntamiento. Así, se ha realizado un registro topográfico integral con el que «se preserva el conjunto arqueológico en su estado original anterior a la intervención y se obtiene una base gráfica precisa sobre la que analizar y planificar todas las actuaciones». El estudio cronotipológico persigue «identificar, individualizar y conocer la evolución constructiva de las distintas estructuras». Además, se llevarán a cabo análisis «de alternativas de accesibilidad y la revisión del parcelario municipal con afección directa» y geológicos.

En mayo tuvo lugar una visita del máster de postgrado de la Universidad del País Vasco y se procedió a limpiar y desbrozar en colaboración con Orexinal. Esta asociación cultural ha reivindicado desde sus inicios la relevancia histórica del Cerro del Castillo acercándolo a los centros escolares para darlo a conocer a la juventud a través de un cómic y gracias a otras iniciativas, como la iluminación en los aniversarios de concesión de la carta puebla que consagró el estatus de villa en 1199. Un apoyo social «clave», a juicio de Urtzi Llano, doctor arquitecto de la UPV. Dentro de esa apertura a la ciudadanía, «el profesorado se ha volcado académicamente» y alumnado de colegios de Balmaseda ascendió la colina los últimos días del curso para observar de cerca a los expertos. Resultó «una agradable sorpresa ver tanta ilusión, llegaron con muchas preguntas preparadas».

Primera lección. Imprescindible anteponer el término probablemente al hablar de cómo se vivía en el Cerro del Castillo o de qué esperar de las excavaciones. Todo debe ser refrendado por los estudios que llegarán en una fase posterior en la que se abordará el dilema de conservar elementos de las últimas etapas o intervenir en ellos para preservar los que daten de las más antiguas. Contemplan que puedan hallarse «vestigios correspondientes a finales del siglo XIII». «El punto defensivo del Cerro del Castillo estaba en relación con la villa, para tomarlo había que conquistar Balmaseda». De hecho, desde la fortaleza, que contaba con un foso seco, partían dos brazos de muralla que encerraban el núcleo urbano. Durante las guerras carlistas volvió a utilizarse dada su posición estratégica y se voló en sucesivas ocasiones en función de los progresos de uno u otro bando para no conceder facilidades al enemigo.

Valorar el potencial

«La resignificación no se entiende sin relación directa con Balmaseda porque forman parte del mismo conjunto patrimonial» y por eso seguirán manteniendo informados a los vecinos de los avances en una página web. Cuando los informes con el trabajo de campo se acoplen al puzzle de intervenciones anteriores «podremos valorar el potencial» que encierra el lugar y concretar más actuaciones para su puesta en valor.

Tomado de www.deia.eus

 

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