LECTURA: Batalla de Vitoria
La Batalla de Vitoria fue librada el 21 de junio de 1813 entre las tropas francesas que escoltaban a José Bonaparte en su huida y un conglomerado de tropas británicas, españolas y portuguesas al mando de Arthur Wellesley, Duque de Wellington. La victoria aliada sancionó la retirada definitiva de las tropas francesas de España (con la excepción de Cataluña) y forzó a Napoleón a devolver la corona del país a Fernando VII, finalizando así la Guerra de la Independencia Española.
Situación previa
Tras la decisiva derrota de los franceses en la Batalla de los Arapiles, las tropas napoleónicas se vieron incapaces de detener al ejército aliado en su camino a Madrid, la cual fue evacuada en julio de 1812. Al mes siguiente, Wellington entró en la capital y, tras desplegar unas divisiones en la zona para asegurarla, marchó con el grueso del ejército hacia el norte, donde asedió Burgos. Sin embargo, los franceses resistieron en la plaza fuerte y le forzaron a retirarse el 21 de octubre.
Posteriormente, los aliados volvieron a abandonar Madrid para retirarse de nuevo a Salamanca y posteriormente a Ciudad Rodrigo, donde se reorganizaron durante el invierno. Mientras tanto, las fuerzas francesas, ya gravemente mermadas y desorganizadas por la dura campaña en España, se redujeron aún más cuando varias divisiones fueron desplazadas de la Península Ibérica para cubrir otros frentes europeos debido a la desastrosa campaña de Rusia llevada a cabo por Napoleón.
Tras la llegada de la primavera, Wellington avanzó de nuevo hacia el noreste, con su flanco izquierdo cubierto por españoles del Ejército de Galicia, al mando del general Girón.
Wellington alcanza el valle del Esla el 20 de mayo de 1813. Este movimiento inquietó a los franceses, por lo que el mariscal Jean-Baptiste Jourdan retiró a los 58.000 hombres que había desplegado para reocupar el área entre los ríos Duero y Tajo, y los concentró de nuevo en Burgos, dispuesto a asegurar las comunicaciones con el sur de Francia.
El ejército aliado se puso entonces en marcha para cortar esta vía de escape a Jourdan, que ya planeaba abandonar el suelo español para poner a salvo la corte de José Bonaparte.
Cuando José Bonaparte abandonó Madrid pensó en reforzar la línea del Ebro estableciendo su cuartel general en Miranda de Ebro. Al enterarse que las tropas de Wellington habían cruzado el río los días 14 y 15 de junio por Polientes, San Martín de Lines y Puente de Arenas, Bonaparte se apresuró a llegar a Miranda lo que obligó a Wellington a replegarse en Vitoria.
El Ejército del Mediodía (Armée du Midi) se situó en primera línea en una posición entre el alto de Jundiz y el pueblo de Subijana de ílava, con algunos puestos adelantados cubriendo la entrada en el valle del río Zadorra (la Llanada) por el desfiladero de La Puebla.
La segunda línea estaba formada por dos divisiones del Ejército del Centro (Armée du Centre), comandado por el conde D’erlon, en una posición a ambos lados del Camino Real enfrente del pueblo de Gomecha.
Ambas líneas miraban al oeste, ya que José Bonaparte estaba convencido de que el ataque aliado, si llegaba, vendría por esa dirección.
La Guardia Real y la mayoría de la caballería se situaban en reserva al oeste de Vitoria, en las cercanías de Zuazo. El Ejército de Portugal (Armée du Portugal), a las órdenes de Reille, se desplegó al norte del campo de batalla, a lo largo del Zadorra, entre los pueblos de Arriaga y Durana, vigilando el paso del río y ocupando otras tres poblaciones en la orilla norte: Abechuco, Gamarra Mayor y Gamarra Menor.
En total 58.000 hombres y 153 cañones.
La fuerza bajo el mando de Wellington, formada por angloportugueses y el 4º Ejército Español a las órdenes del General Girón, se dividió en cuatro columnas con las que se pretendía atacar los puntos clave del despliegue imperial.
La columna derecha, al mando de Hill y formada por la 2ª División angloportuguesa, la 1ª División española al mando de Morillo, la portuguesa de Silveiray y la caballería de Alten y Fane, se disponía a cruzar el Zadorra en la Puebla de Arganzón para atacar la posición imperial en los Altos de la Puebla y luego caer sobre Subijana de ílava.
Las dos columnas centrales estaban a las órdenes de Wellington y sumaban 30.000 hombres. La columna central estaba formada por las divisiones Ligera y 4ª y por las brigadas de caballería británca de Robert Hill, Grant, Ponsonby y la portuguesa de D’urban. Su misión era esperar en los alrededores de Nanclares hasta que las tropas de Hill tomaran los Altos de la Puebla, lo que les permitiría cruzar el Zadorra sin dificultad y atacar frontalmente el centro de la posición imperial. La columna centro-izquierda consistía en las divisiones 3ª y 7ª, cuya misión era cruzar el Zadorra más al norte y amenazar la retaguardia del centro imperial.
La cuarta columna, al mando de Graham, estaba compuesta por las divisiones 1ª y 5ª británicas, la 6ª División española al mando de Longa, y las brigadas portuguesas de Pack y Bradford, apoyadas por los Dragones Ligeros de Anson y por los Dragones Pesados de Bock. Su misión era avanzar hacia el noreste y bloquear la retirada francesa por el Camino Real que llevaba a Bayona, atacando el extremo derecho de la línea francesa situado en los pueblos de Gamarra Mayor y Gamarra Menor.
En total 78.000 hombres y 96 cañones.
Maqueta del ataque del general Morillo, mañana del 21 de junio de 1813, en el Museo de Armería de ílava.
A las 08:30 la mañana del 21 de junio, las tropas de Hill empezaron a abrirse paso hacia los Altos de la Puebla. Fueron los españoles de la 1ª División, al mando del general Morillo, los primeros en lanzarse colina arriba. El propio Morillo fue herido en esta acción.
La 2ª División angloportuguesa se unió a la lucha y los franceses fueron desalojados de los Altos de la Puebla. Los británicos avanzaron y conquistaron Subijana, pero no pudieron seguir adelante debido al fuego proveniente de la 4ª División de Conroux, perteneciente al Ejército del Mediodía francés.
La columna de Graham atacó la derecha imperial (Ejército de Portugal), al mando de Reille. La 6ª División española, a las órdenes de Longa, atacó y tomó Gamarra Menor y continuó hasta Durana, un punto muy importante porque el Camino Real en dirección a Bayona pasaba por allí y se podría cortar la retirada francesa. Gamarra Mayor fue atacada por la 5ª División angloportuguesa.
Tras una serie de duros enfrentamientos, la 3ª División al mando de Thomas Picton rompió el frente central francés y las defensas napoleónicas se derrumbaron. Los franceses iniciaron entonces una huida desesperada hacia la frontera de su país, dejando tras de sí 8.000 bajas entre muertos y heridos y 2.000 prisioneros, perdiendo 152 de los 153 cañones que portaban. Los aliados sufrieron 4.500 bajas.
José Bonaparte, completamente aterrorizado cuando un regimiento de húsares británicos se lanzó a la carga contra su berlina, montó su caballo abandonando el tesoro que procedía del saqueo del patrimonio español.
Miles de soldados se lanzaron sobre el cuantioso botín que los imperiales se llevaban a Francia: oro, plata, joyas, sedas, valiosos vestidos, orfebrería, etc. Los aliados (en especial los británicos) abandonaron toda persecución de los franceses y se entregaron al reparto del botín, lo que irritó a Wellington, quien escribió: «The British soldier is the scum of the earth, enlisted for drink« (El soldado británico es la escoria de la Tierra, se alista por un trago).
El colapso de la disciplina en las filas aliadas, que permitió saquear tanta riqueza, implicó que los franceses, a pesar de sufrir 10.000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, pudieran escapar para luchar otro día.
Las noticias de la victoria insuflaron nuevas fuerzas a prusianos y rusos, que todavía estaban recuperándose de las derrotas de Lí¼tzen y Bautzen. Austria, que hasta entonces había dudado en unirse a la nueva Coalición antinapoleónica, entró de nuevo en guerra.
Con posterioridad, las fuerzas aliadas se reagruparon y ocuparon San Sebastián y Pamplona. En diciembre se inició la invasión desde las bases del País Vasco francés.