BIOGRAFíA: Vicente Enrique y Tarancón
Vicente Enrique y Tarancón nació el 14 de mayo de 1907 en Burriana en el seno de una familia de tradición agraria. Su temprana y firme vocación religiosa le llevó al Seminario de Tortosa y de allí a doctorarse en Teología en la Universidad Pontificia de Valencia, para ser ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1929, con 22 años. Sus primeros pasos en la Iglesia los dio como coadjutor y organista en Vinarí²s.
En 1931, coincidiendo con el inicio de la Segunda República, el obispo de Tortosa lo destina temporalmente a la Casa del Consiliario en Madrid, donde participó en la campaña itinerante de promoción del movimiento de Acción Católica. En 1938, con 31 años, regresa a Vinarí²s, pero ya como párroco y arcipreste. La guerra entre los españoles marcó el carácter de Tarancón y cinceló su compromiso a favor de la reconciliación.
Del Arciprestazgo de Vinarí²s pasó al de Vila-real en julio de 1943 y abandonó Vila-real dos años después al recibir en 1945 una carta del Nuncio del Vaticano con la que la Santa Sede lo nombraba obispo de Solsona. Con 38 años, era el obispo más joven de España. Vicente Enrique y Tarancón fue consagrado por el obispo Manuel Moll y Salord en la Iglesia Arciprestal de El Salvador de Burriana.
Su labor en la cátedra leridana se prolongó 18 años, un largo período de tiempo que se relacionó con la pastoral de marzo de 1950 «El pan nuestro de cada día», en la que Tarancón denunciaba la situación de penuria, hambre y escasez que vivían los más desfavorecidos y que resultó ofensiva para algunas autoridades del régimen. Pese a ello, fue nombrado a mediados de los años 50 secretario del Episcopado Español. Tarancón participó en el Concilio Vaticano II (1962-1965), durante el cual la Iglesia cambió de papado. La llegada a la Cátedra de San Pedro de Pablo VI en 1963 hizo que, sólo un año después, la Santa Sede trasladara a Tarancón de la Diócesis de Solsona al Arzobispado de Oviedo, donde permanecería cinco años.
El final de la década de los 60 y el principio de la de los 70 evidenciaron el carácter valiente y aperturista del cardenal Tarancón, que publicó documentos sobre la libertad religiosa, la libertad sindical o sobre la pobreza política, económica y cultural.