DEBATE 19: freno a la natalidad
Somos un país donde priman los contrastes. Tenemos una esperanza de vida de las más altas de Europa. Somos líderes en trasplantes y donación de órganos; en tres días hemos batido un nuevo récord: 94 órganos trasplantados en 42 hospitales, entre ellos seis corazones y 23 hígados, y en 2011 el número de donaciones ha crecido en un 8%. Los nuevos protocolos de la Organización Nacional de Trasplantes, que dirige el doctor Matesanz, apuntan a perfiles distintos de donante: personas de edades más avanzadas, superiores incluso a los 65 años, fallecidos por un accidente cardiovascular; la donación entre vivos, en casos renales, se ha incrementado en un 30%; y las negativas familiares a la extracción de órganos no llega al 20%. En suma, en esta materia somos muy solidarios. Sin embargo, junto a esto tenemos el brutal despilfarro de vidas que entraña el aborto, más de 100.000 al año. Y la tasa media de natalidad está en 1,33 hijos por mujer, una de las más bajas de Europa, complicando la renovación generacional. La inmigración no va a salvar esta situación, ya que ahí el índice de natalidad está en 1,61.
Se atribuye a la crisis económica, prioritariamente, lo que ya empieza a ser un desierto demográfico. El argumento me parece insuficiente. ¿Por qué más de un tercio de los nacidos en España en 2010 fueron hijos de madre soltera? Además, la edad media de maternidad supera los 30 años. ¿Propicia la crisis ambas situaciones? Antes de ella, en 2002 por ejemplo, el índice de hijos por mujer estaba en 1,26 y en 1,34 en 2005. La ratio más alta corresponde a 2008, con 1,46. Parece que las razones van más allá de las económicas. Tal vez la clave esté en una nueva conciencia demográfica. ¿Hijos? Hay otras que gozan de prioridad; a veces hay angustia reproductiva, por el rol social y laboral de la mujer. La procreación ha dejado de ser un fin para, a veces, convertirse en un incidente no deseado, como si hubiera un conflicto entre reproducción y sexo.
Nicolás Retana es médico. Tomado de La Gaceta
Hay muchas razones sobre lo de tener hijos; entre ellas es la crisis ya que influye en gran medida a esto, es decir, las familias no pueden mantener a los hijos y lo que los padres quieren es lo mejor para sus hijos. Otro problema a esto es el aborto; si una chica se ha quedado embarazada tiene que asumir las consecuencias de hacer el acto sexual y con la nueva medida sobre el aborto se esperen menos cantidades de estos y suba la natalidad ya que si no lo hace acabaremos como una piramide pero en sentido opuesto, es decir, el pico en los niños y la base sea el grupo de «personas mayores».
Quisiera indicar en mi aportación que coincido plenamente con Arkaitz en que una de las razones por las cuales hoy día «nos lo pensamos dos veces antes de tener un hijo» (como quien dice) debido a la crisis económica, que desgraciadamente impera en nuestros días.
Pero a mi juicio, contrastando en cierta medida con lo que aportaba Arkaitz, esto es la «pescadilla que se muerde la cola». Es decir, inicialmente en época de prosperidad todo marcha sobre ruedas y motivándonos por nuestra ambición, pues decidimos optar por empezar a concebir un menor número de hijos para intentar llenar un poquito más nuestro bolsillo.
Como consecuencia de nuestro egoísmo, sucede lo que Arkaitz ha dicho con otras palabras y que conocemos en geografía como PIRAMIDE REGRESIVA. Es decir, que la cúspide de dicha piramide poblacional se encuentra en el lugar en el que se debería encontrar la base.
Por tanto, en conclusión nos vemos con el agua al cuello de cómo conseguir mantener a un gran número de población inactiva, siendo, evidentemente, infinitamente superior a la tasa de población activa.
Por último, me gustaría aportar de manera totalmente gratuita una pequeña moraleja respecto a este fenómeno que corresponde a una evolucíon de corto-medio plazo, y es la siguiente: UNO RECOGE LO QUE SIEMBRA.